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Por las cuentas, cada uno de los españoles vamos a prestar ochenta euros a la economía griega; lo que debemos pagar por su herencia clásica, sigue en espera.
Goyo
13-abr-10
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Por las cuentas, cada uno de los españoles vamos a prestar ochenta euros a la economía griega; lo que debemos pagar por su herencia clásica, sigue en espera.
Goyo
13-abr-10
Pescueza, que a mí me parece un hermosísimo nombre para un pueblo, ha organizado por tercera vez una revuelta de corte rural y naturista muy digna de apoyo; ne me atrevo a calificarla de revuelta ecologista porque cada vez más huyo de los fenómenos del gentío masivo como muestra indiscutible del respeto a la Naturaleza. Pero el aparataje festivalero, que hasta ahora ha seguido desarrollándose en un pueblo que apenas llega a soportarse con sus doscientos habitantes debemos protegerlo, incluso sugerir que para la próxima edición se organice para que no sean más de diez mil las personas asistentes; no vayamos a atropellar sin querer a algunos de los paisanos.
Parece inevitable que se apoye la idea con personajes de ganada fama, aunque el azadón sin estrenar tenga que soportar manos dulces de guitarra; no importa…, para esto también debe haber ensayos. Cuanto más azadones gastados se muestren, más fácilmente llevaremos la muestra durante todo el año, que hoy mismo nos recuerdan que este trabajo, el de convivir con nuestros árboles, es tarea permanente.
Otra cosa meritoria que hay que mejorar para acercase a lo perfecto: no esperar tanto al buen tiempo; las pequeñas encinitas deberían estar ya plantadas hace un mes.
Claro está, podemos iniciar las plegarias para que otra vez llueva pronto y abundante y así asegure el ambiente húmedo un buen arraigo. Yo, por esto último, no pude asistir, que estuve en la romería de San Benito, cantando:
«Señor San Benito
Bienaventurado,
el agua pedimos
para los sembrados
si por nuestra culpa
el agua no viene,
cuidad a los niños
que son inocentes. » (…sigue más, otro día la canto entera)
Goyo
12-abr-10
Una banderita para cualquier bellotero
El sábado pasado tuve una fuerte crisis de entendederas que supe remediarla escribiendo estas líneas.
No provino de la enciclopédica frase “Yo destapé la trama Gürtel” ni de la justa vergüenza que se siente cuando sientan en banquillo a una persona por indagar en «presuntos» crímenes pasados. Estamos ya tan acostumbrados a este tipo de escalabros de raciocinio que ya no inoculan sorpresa ni fomentan fiebres altas.
Conviene a la pequeña historia decir que los viernes al mediodía me pego el chute semanal de envidia sana con la columna de Millás -refrescada con una cervecita- y el sábado por la mañana, en la churrería de mi pueblo, me desintoxico leyendo con quietud la prensa que allí se sirve: “El Periódico Extremadura” y el periódico “Público”.
De las muchas y sustanciosas noticias, recompuse el descanso atendiendo a la lectura de una entrevista que, por mucho capital de intención que invertí, apenas pude comprender. Es Michel Bauwens, fundador y promotor de la Fundación para las Alternativas Peer-to-Peer B (P2P para los enterados). El título es suficientemente atractivo :«El mercado se beneficia de la creatividad social, pero sólo devuelve precariedad»; pero por mucho que trato de desmenuzar la entrevista, no acabo de digerirla. Es en verdad incomprensible.
No obstante sigo leyendo páginas y me encuentro con la hermosísima historia que cuenta en su «Electrón libre» Manuel Lozano Leyva, hablando de Rutherford y su clarividencia a la hora de exponer las ideas: «Si le explicas a un camarero lo que estás investigando y no te entiende, lo tonto no es el camarero, sino lo que estás investigando”.
Llegada la noche, sigo rumiando mi tropiezo, mientras los amiguetes disfrutaban del partido Madrid-Barça, otra vez volví a releer tan penosa página 10. Yo me pasé por camarero para atender al sabio consejo del sabio Rutherford: Sigo sin entender las sutiles diferencias que dicen que explica el texto entre común, público y colectivo. Eso sí que me cabrea.
Goyo
10-abr-10
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1.- Que los bajos de los coches vascos se miren sólo cuando haya una manchita de aceite en el suelo.
2.- Que usted pueda escribir a manos limpias sin que se inicie una persecución jurídica orquestada.
3.- Que encontremos alguna patena limpia.
4.- Que tengamos miedo a la Justicia pero no a los jueces.
5.- Que el adjetivo «popular» sea liberado de la actual usurpación.
Goyo
08-abr-10
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Convendría estudiar la negrura íntima de Rajoy; no sé si le están poniendo banderillas negras o le han puesto ya dos velas negras.
Goyo.
07-abr-10
Al menos doscientas trece personas sintieron contento laboral el pasado mes de marzo en Extremadura; es posible que no hayamos tenido la suficiente comprensión para aliviar la desazón de las que perdieron su empleo; pero las grandes cuentas, la diferencia entre las personas que encontraron trabajo y las personas que lo perdieron ha sido por primera vez positiva en favor de esa necesidad tan vital para el ánimo y el bolsillo.
Por su parte, la ultraderecha mediática, ha encontrado nuevas vetas del dorado filón: como el lenguaje se conviene al usuario, basta retorcerlo hasta sangrar el embuste y aparentar pureza argumental. «Tolerancia cero» se suele escuchar como si tuviese algo que ver con «Tendido cero». Ya los sofistas clásicos se ganaban el pan y las monedas enseñando travesuras lingüísticas que desembocaban en aberraciones morales. «En este asunto, nuestro partido siempre ha sido contundente» se dejan decir las palabras.
Pues como decíamos ayer, comienzan a mejorar los datos del mundo laboral extremeño; una alegría aprisionada y expectante, próxima a «alegría cero» se exige, se exige incluso para los 213,… porque aparece en escena el señor Monago que dice ahora que «… es que Vara esconde a los parados extremeños.«.
(Aclaración: la ilustración es el busto de Polemón, no del señor Monago)
Goyo
07-abr-10
Peligro: los corales pueden hacer naufragar a los petroleros.
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Goyo
07-abr-10
Dedicado a Manuel M. Almeida
A veces dudo, a la griega, por si no fuese a ser que las tendencias que se imponen en realidad no fuesen más que debilidades de la época. Las debilidades de la época son aquellas que despiertan fácilmente el ridículo una vez que los años del tiempo han calmado la moda.
Por ejemplo, parece que proteger a todo lo que se mueve bajo el paraguas ecológico, es siempre digno de veneración por buen hacer; nada parece más arriesgado en nuestras fechas que declararse ausente de la problemática medioambiental; figúrense declararse abiertamente negacionistas, imagínense, -por fin- que además los discursos, escritos y declaraciones sean abonadas con fondos ocultos.
Hoy miro a los ajos que sembré en diciembre, los veo muy bien acompañados de tamaño y de vecindad; las hierbas diversas, potentes y de color verde hierba crecen con el mismo ánimo. Bien está claro que los abonos y los mimos sirven de soporte, así que en los interespacios ordenados, aprovecha la diversidad vegetal para hacerse notar, presentarse sin ser avisada, manifestarse sin pedir autorización,… incluso poner en peligro la vitalidad del diente que misteriosamente se convierte en cabeza.
La primera foto muestra la compañía definida por las leyes de la Naturaleza según hayan sido las condiciones que hayan asegurado el nacimiento y el crecimiento vegetal.
Pero la cultura humana del campo, impone un riguroso «apartheid» de razas y tendencias vegetales con tal de que aquello que se pretende cultivar, sea el fruto exclusivo de la tierra y otra cualquier cosa que crezca a su lado, tiene que ser eliminada para bien de lo esperado. Entonces, después de aplicar un ratito de cultura del agro, una razzia de zacho y escurqueo, los ha dejado solitarios y sin rivales que rebajen nutrientes. Solo ajos y tierra, cualquier otra planta ha de ser eliminada, apartada, excluida,…
Y así decimos que estos ajos son ecológicos, porque las plantas competitivas se han eliminado por procedimientos selectivos donde no han intervenido ni gases, ni sólidos, ni líquidos. Esto lo tengo que pensar más despacito.
Goyo
06-abr-10
Una banderita para los que siembran ajos.
Admitamos que ya está suficientemente probado que las copas alegran los caballos de los motores con la misma seguridad que alimentan riesgos mortales.
Pero resulta que cuando se conducen verdaderos caballos vivos, nadie toma como precaución someterse a las mismas reglas como cuando lo hace con caballos mecánicos.
La leyenda dice que una batalla que los cristianos ganaron a los moros fue el motivo de una carrera al galope para llevar pronto la noticia al pueblo. Desde hace siglos, la repetición se mantiene reduciéndose el hecho a la carrera, que se hace a lo largo de una larga calle del pueblo, donde los curiosos componen una peligrosa -por gruesa- hilera a ambos lados de la calle y por su medio galopan parejas de caballos que, para ser vistosos a la costumbre, los jinetes deben agarrarse de los brazos. Y más detalles que ahora no cuento.
En la fiesta arroyana de la Virgen de la Luz, el año pasado se produjo un accidente quizá evitable: un políca municipal falleció debido al violento choque de un caballo a la carrera contra el cuerpo estático que aconsejaba al público que despejasen la calle; cuando quiso percatarse de la proximidad del caballo, ya no tuvo tiempo ni de gritar. Una paisana me comenta que aún es incapaz de olvidar el extraño ruido provocado por el impacto crudo de un cuerpo sobre el otro.
Muchos años lleva celebrándose y cabe esperar que continúe porque las tradiciones mezcladas con este tipo de creencias son recalcitrantes en extremo.
Escribo esto por encontrar a gentes que sin provocar fanatismos contrarios, vayamos entendiendo que también debería hacerse soplar a los jinetes participantes, no con el ánimo de sancionar, sino con el de asegurar la excelente predisposición a la carrera noble.
Para otro año, trataremos de cómo la torpeza y altanería de la gente mirona.
Goyo
05-abril-10
Por azar y necesidad –como volvería a escribir Jacques Monod- Extremadura comenzó a liberarse arrastrando inocencias pasadas y edificándose ilusiones tras la opción política liderada por un socialista barbado, maestro, afrancesado por filólogo, carne de la uña de Alfonso Guerra y por ende, del clan sevillano del necesario PSOE revitalizado hace poco más de cuatro décadas.
Así que la figura creciente de Juan Carlos Rodríguez Ibarra persiste en su primor incluso traduciendo basura enemiga en compost del bueno.
Entonces, cuando los mismos paisanos manejábamos el término “Extremadura” pávidos y acomplejados, las dotes de un humanismo socialista supieron convencernos para superar el periodo negro y leer con lágrimas la buenaventura de Miguel Delibes, o al menos, ver la película “Los Santos Inocentes” para seguir aguantando la rabia. Hasta aquí hemos llegado bien, no sin romper muchos de los palos “populares” dispuestos en las ruedas sin azar y sin necesidad.
Quizá sea la fiebre engalanada de la España de la Comunidades o los cimientos anunciados de la Europa de la Regiones, los que hicieron surgir “cajas” con nombre cercano; “Caja Extremadura” nos suena a merced y patrocinio de lo próximo hasta que comience a demostrarse lo contrario. A la natural tendencia de hacer las cosas al modo del buen “ama de casa” se le ha añadido la cosa artificial de la crisis financiera, que dice que las cajas han de fusionarse; la boda de “Caja Badajoz” con “Caja Extremadura” tenía hasta el beneplácito del clero. Ahora resulta que no hay boda por un quítame allá esas pajas, prejubílame diez docenas de trabajadores y llámame Caja Badaextremadurajoz.
Uno de los cónyuges anuncia que tiene un piso de soltero allá donde llueve mucho y otro apartamento allá donde poco llueve, que las distancias ya no son largas gracias a la Red. Yo no sé cómo decirle a mi madre que es posible que sus ahorros lo mismo pasarán inviernos en Murcia que veranos en Asturias,…
Digo que eso de la Internet ya lo han hecho desde Chicago y fíjate la que han liado en Grecia. Yo sé que hay que ser más prudente que el Tío de la Vara; pero la gente sigue pidiendo caña y un cierto comunismo bancario. Por cierto, ¿ no cae más cerquita y está menos solapada nuestra querida Portugal ?
S’il vous plait, racontez-nous une blague à faire ce pas descendre.
Goyo
01-abr-10