Prohibido aparcar basura

Contenedores

Vecinos y empresas de la ciudad de Cáceres piden que se ponga coto a depositar basura durante el día. Deberíamos entender que tal preocupación y petición ciudadana no debería reducirse al “centro” de la ciudad, ni reducirse al casco histórico; ya que si ese coto es bueno para parte de la ciudad, posiblemente sea bueno para toda ella.

Esta noticia novedosa surge de la vieja decisión de retirar los contenedores de basura, durante el día, de la zona que conocemos como “ciudad monumental”; decisión que se me antoja limpiamenta sana y sensorialmente agradable. Naturalmente, los contenedores vuelven para que puedan ser utilizados sólo durante la noche. Tan simple y rotunda forma de organizar la recogida de basuras resulta que da problemas, porque debe haber por ahí algo extraño -que no serán ni vecinos ni empresas- que no entienden el mensaje y dejan las bolsas abandonadas y en lista de espera, para que se introduzcan ellas solitas cuando la nocturnidad y la alevosía lo permitan.

Claro que si esa exigencia se contempla para la zona noble, deberíamos exigirnos el mismo trato para la zona plebeya. En tanto que ni los vecinos, ni las empresas, de la ciudad sin monumentos callan el desacoto de barriadas y de espacios públicos diversos, incita a pensar que el resto de los ciudadanos del no-centro no percibe como malo el que se pueda depositar basura en los contenedores durante el día. Es más, también está permitido depositarla durante la noche. Los contenedores son los monumentos asentados en el ambiente urbano día tras día y noche tras noche; quizá por su quietud obstinada y aburrida, hasta huelen mal.

En mi pueblo, solo está permitido el uso nocturno de los contenedores; pero alguna gente envidiosa quiere ser como las de la capital y no acaba de enterarse y no es difícil encontrarse pruebas diurnas del despiste.

Por lo último que sé, la concejala del ramo guarda prudente silencio. Yo, que antes también fui concejal de mi pueblo, me pedí -y me la dieron- la cartera de “Educación y Medioambiente”, así que no deben extrañarse de mi duda de esta semana: aún no sé si este es un problema medioambiental o lo es de educación.

Goyo
18-oct-11
Una banderita para la gente respetuosa.

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Basura a domicilio

jovenbasura
Protestaban días atrás los chatarreros de este país al enterarse que la cosa tributaria parece disponerse en su atención; millones de euros opacos, negros o casi negros, se ocultan tras la radiante suciedad que acompaña a veces a lo viejo. Ya sabemos que algunas fortunas bien cuajadas se originaron tras la recogida paciente de lo que a individuos aislados les parecen trastos inservibles. Como el reino de la artificialidad es lo que impera, detectarán ustedes lo fácil que es acumular desechos varios.

Digamos que los residuos que nuestras casas y nuestros hábitos de vida producen, no los llevamos a ninguna chatarrería ni los acumulamos al modo eusebiano; los repartimos. Los residuos gaseosos no parecen presentar problemas graves. A los residuos sólidos los llamamos basura y los residuos líquidos están administrados para que se escondan a la vista tan pronto como se producen. Con poco que se piense, observaremos que es la vista el sentido que más utilizamos para detectar el desorden de lo residual, muy detrás viene el oído y mucho más lejos se presentan los problemas del olfato.

Fíjense si estaremos preocupados por dejar restos del desorden, que el mayor escándalo vaticano resulta que se mostró en los suelos de la explanada madrileña utilizada el día antes por la juventud católica. Ejemplo más cercano se aprecia en cualquiera de nuestros ayuntamientos, que cada día se acrecienta la preocupación, y los gastos, por la orquestación higiénica pública que requiere cualquier botellón privado. Ya ven, nuestra juventud ha aprendido con eficiencia.

Tendremos que reconocer que la basura es patrimonio de la humanidad –con minúscula- y que trastoca todos los planes preventivos y de concienciación, transformándose en caso y ejemplo para zarandear al mejor de los gobernantes.

Lo último se presenta con el inicio del curso político: las calles y plazas de la ciudad patrimonial adquieren inicios zona de descarga de bolsas de basuras de todo los gustos y colores. La duda que se presenta de forma turística, es si serán los visitantes los autores del reparto.

05-sep-11
Una banderita para los concienciados 😉
bandemita

El anónimo Adrián

basura

Un anónimo de esos que a mí me gustan, que son los que se dejan ver porque no se esconden bajo pintorescos nicks, ha sido cazado en su desprendida manera de entender la problemática higiénica y medioambiental; el buen hombre se dedica a recorrer las cunetas de entrada/salida de su pueblo, que lo quiere ver limpio de inmundicias y huellas del desvarío consumista. Así que recoge basura y restos depositados por otr@s desprendid@s de peor calaña y condición. Armado de ánimo estético, de bolsa grande de plástico y de bicicleta practica «ecolociclismo», que será como prueba de arrastre y recogida de residuos a cambio de serenidad visual.

Ya se ha dicho que otra de las muestras de esta descuidada civilización se descifra siguiendo los márgenes de las carreteras, los márgenes de los ríos, los márgenes de costas, de las lagunas,… en fin, fijándose en lo «marginal». El remate y colofón está en los márgenes de las ciudades, allí donde hemos dado en consentir los más aguerridos anónimos.

Es que somos algo cobardones por el temor de la creciente violencia del anonimato: sucede que la recogida de la noticia fomenta el odio visceral a nuestras propias instituciones: que lleve la basura a la puerta del Ayuntamiento, culpar a la Policía Municipal que es la que no vigila y acordarse de las parentela de todas las concejalías. Esta ferocidad infecta debe tener algo de límite.

Desvelado en Adrián el sano vicio de adecentar cunetas y elevado por la mayoría de la gente a personaje honorable del día, ello no ha impedido que surjan las habituales personas -maliciosamente anónimas- que dudan hasta de lo bueno o que pervierten los hechos para acumular odio innecesario. ¿En verdad creemos que el alcalde favorece o consiente tal abandono? ¿En verdad creemos que los policías municipales se cruzan de ojos si contemplan arrojar basuras? ¿Qué nos está pasando que no pasamos una sin aprovechar la posibillidad de causar daño gratuito?

Una banderita para Adrián

Goyo
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La fiesta de la basura

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Afamados investigadores están a punto de detectar cuál es la seriación genética humana que daría explicación al tontorreo ecologista, que es aquel que convive insistente y persistente en la mente de la persona que ora protesta por lo sucio, ora ensucia en plan protesta.

Por ejemplo, tomo la última de las noticias, que está sirviendo al equipo de investigadores. Se trata de una población que sale a un campo que dicen que se extiende por unas 1.200 hectáreas (mil doscientas, oiga) pintadas en esta época de un verde húmedo y brillante y vestidas de hierbas tiernas como para ser manto virgen. Para regocijo de la incongruencia, los visitantes romeros lo son porque al parecer y buen entendimiento, aprovechan la jornada campestre con excusa virginal. No sé criticar la sana costumbre de visitar los campos como muestra de culto o reverencia a las divinidades; pero por ninguna parte aparece escrito que la inmundicia pueda ser utilizada como muestra de devoción.

Duelen estas noticias que se recogen -creo- no con afán de provocar más dolores, sino más vergüenza. Quien conozca el privilegio geográfico y estético de la Perla del Valle y siga atento a cómo se expresan algunos de sus habitantes, debe tener la obligación de hacer llegar a los ojos de los puercos la sinrazón de su porquería.

Goyo
15-abr-10
Una banderita para la buena gente que regresó a su casa dejando el campo limpio.
Bande

Espirmidina

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Hay que seguir diciendo que las bases biológicas de los organismos vivos de este planeta, están diseñadas de forma que, ineludiblemente, su desarrollo debe culminar en la apoptosis celular; o sea, que «estamos diseñados para vivir para morir«, expresión que suena rara porque no queremos bajarnos a reconocer su certeza. El caso es que, mientras llega la certeza, seguimos empeñados en prolongar el proceso y apartar la meta. Científicos, santeros, brujos y sacerdotisas -cada cual en su saco de revoltijos- se han encargado de prometer o asegurar una larga estancia muy a pesar de que la larga y verdadera no es estancia sino ausencia.

Pues la espirmidina, es una poliamida reguladora del crecimiento animal y vegetal, con efectos fisiológicos diversos pero dirigidos a retrasar la muerte celular; algunos de ellos se basan en limpiar las basuritas celulares y transformarlas en productos menos agresivos. Tan querida substancia y tan sabroso descubrimiento nos acercan al mito de la eterna juventud cosa que algunos quieren cambiar por el de la permanente madurez.

Y digo yo que ahora que vamos a tener más tiempo, bien pudiéramos dedicar parte de él a estudiar cómo reducir, reparar o controlar los efectos negativos de las basuritas que las células urbanas producen en el organismo social. Los restos sólidos, los restos líquidos y los restos gaseosos urbanos, amenazan cada vez más -según otros científicos- la salubridad social y su consecuente individual: la basura

La basura puede ser controlada gracias a una enorme variedad de recursos; muchos de ellos con escasa incidencia en la economía, aunque otros hayan sido creados desde presupuestos economicistas. Así entonces, la basura también se maneja como arma social, recordemos el caso de la huelga de recogida de basura en el área napolitana.

Otro procedimiento de limitada repercusión economicista, creado por otra cultura, se ha desmoronado en estas fechas: la capital de Egipto convive con un vertedero que conlleva más riesgo que el mal que deseaba prevenir. En este caso, los cerdos convivían en equilibrio con las dos culturas imperantes (musulmana y cristiana) funcionando estos animales como máquinas naturales que limpiaban cualquier tipo de residuo orgánico y facilitando a la vez fuente de carne a las familias cristianas, por lo general más pobres. El miedo a la peste porcina ha supuesto la eliminación de tan infrecuente manera de reciclado; pero el resultado pone de manifiesto un problema más temeroso que el que se pretendía combatir.

Una interesada comparación con las funciones de las poliamidas, sobre todo fijándose en los nombres de las más frecuentemente estudiadas (putrescina, espermidina, espermina o cadaverina) nos invitan a sospechar que cada una de nuestras células podrían albergar una piarita de limpios cerdos. Y es que del cerdo se aprovechan hasta las andaderas.

Goyo
06-oct-09

La basura como pandemia

basura

Yo creo que los mayores recurrimos a los recuerdos infantiles porque desconfiamos ya de los frescos frutos mentales y preferimos los de conserva enlatada; tú abres una lata de niñez experimentada y nacen de nuevo valores que ahora mismo siguen pisoteados.

Por ejemplo, aún sé ubicar exactamente -al lado del cementerio de mi pueblo- el lugar reservado para almacenar la basura de todo el vecindario casareño hace medio siglo. Estaba en la zona propia de los estercoleros, verdaderas fábricas de abono orgánico que equilibraban los desechos ganaderos y los provechos agrícolas; pero el montón de basura se componía tan solo con cenizas del picón de los braseros, algunas chapas de botellas de cerveza y algunos cristales rotos. Las latas se había recogido previamente, al igual que los trapos y las suelas de crepé para vendérselas al trapero, que las cambiaba por dulces algarrobas. Y mi pueblo entonces tenía seis mil habitantes y el montón de basura apenas ocupaba cien metros cuadrados y escasamente llegaba al metro de altura y que no era visitado por los pájaros, que preferían picotear en los estercoleros.

Cuando el Desarrollismo hizo su función, aquel montón inerte y gris desapareció porque los nuevos y extraños olores de sobras modernas, molestaban a los muertos y hubo que dedicar un terreno grandioso y apartado al nuevo desperdicio. Y entonces fue la época en la que se instaló la creencia de que había que quemar los residuos domésticos, quizá tratando de imitar aquel tiempo de cenizas.

Como la riqueza y el nivel de diversidad de especies de desechos fue aumentando con tanta porfía, vimos nacer grandes empresas dedicadas al tratamiento de los RSU, que es la manera fina de llamar a los subproductos de la nuestra civilizada forma de consumo. El sistema de abuso que acarrea nuestro actual derroche, apunta a que cada persona de esta región produce más de un kilo de basura diario, cosa que además de pesar, le da por oler mal; así que las autoridades pensaron que con unos buenos depósitos repartidos por las calles, podría el vecindario verter su basura según voluntad. El hecho resultante es que las calles están plagadas de estercoleros a los que no van ni los pájaros.

Que pongan más. Que los laven. Que los incrusten. Que los escondan. Que sean nocturnos. Y así seguimos, a la sana imitación de lo sobrante, produciendo basura en el razonar, con tanta abundancia, que infectamos la radio, la tele, la prensa y el bar.

Hasta dicen que el infecto se recrudece, fuera de los bares, con savias jóvenes al terminar la semana, en lugares aún sin denominación de origen, porque el destino que nos encajona, prohíbe que se planteen dudas. Y esta es la desechada duda de esta semana.

Goyo
21-sep-09

Que reciclen ellos !

Contenedores

Pues me entristecen las mayorías silenciosas y no me alegran tanto las minorías del bullicio.

Leo con sorpresa reconociendo el atrevimiento del autor de una cartita aparecida en la prensa extremeña. Hay que agradecer que la sinceridad reciba aires frescos y aquella gente convencida de que hay que reciclar sepa que hay otra gente dispuesta a defender lo contrario. Eso parece que es la Libertad.

Los procesos remediadores de algunos de los daños que producimos, parece que nunca fueron abundantes. Eso sí, quiero opinar diciendo que en el campo de los diversos colectivos, percibo más en los niños y en las mujeres tradicionales de la organización de la casa, los grupos mejor concienciados, los más efectivos y los más habituados en aplicar cotidianamente los pequeños esfuerzos que exige el separar los diferentes despojos de nuestra cultura.

Este compromiso adquirido sin duda a fuer de campañas para concienciar, puede de igual forma desconstruirse a base de campañas que fomenten la discordia ecológica: como es connatural a la especie humana producir mierda propia, debe entender igualmente natural -y por tanto ecológico- producir mierda ajena.

Pero el mayor peligro que percibo es que este episodio de renuncia a la higiene colectiva se intente articular como fuente de futuros y posibles manantiales de empleo y ocupación. Un viaje por los vertederos de Manila, de Río de Janeiro, de Madrid o de Nápoles nos muestra bien a las claras los mensajes que pueden lanzar las imágenes recogidas con una cámara y las declaraciones de los protagonistas que las fundamentan.

Puede que estemos a un paso de aceptar que parte de la población debe dedicarse a obtener suficiencia de los desperdicios que tan ricamente fabrica la otra parte; quizá sea ese el nuevo método que estructure las clases sociales,… si es así, debe oler mal.

Goyo
01-ago-09