Separación soberana de poderes.

 

 

Salon de Madame Geoffrin.

madame-geoffrin

 

Lo vuelvo a repetir, republico por entero mis reflexiones sobre la necesidad de unas elecciones para determinar el poder judicial.

El Estado parece cosa indiscutible para garantizar la defensa del hombre de otros hombres; salvo para los anarquistas, que opinan lo contrario gracias a que hay Estado.

Al parecer de los pensamientos recogidos por las personas que no tenían blog, hubo de esperar siglos para que un noble barón que hacía pasillos y salas con la gente poderosa, propusiese la conveniencia de asentar el poder en tres patas, quizá partiendo de la observación sólida de que las mesas no cojean cuando tienen tres patas; digamos que sería como una reflexión profunda y “popular” en el sentido perdido del término.
O, tal vez, esta famosa terna estatal provenga de aquella “trias politica”. O quizá que la monarquía no funcionó, tampoco la diarquía e intentaron la triarquía.

Don Carlos Luis ofreció a la época de finales del XVII la idea de que muy bien los pueblos podrían gobernarse mejor, si se diversificaban las tareas poderosas; si unos cuantos hombres se ocupaban del asunto de hacer las leyes, otros distintos se dedicasen a observar y cumplir su ejecución y otros desempeñasen la tarea de valorar su cumplimiento.

Modernamente esta teoría sobre el poder se denomina, en sentido estricto, separación de funciones o separación de facultades, a pesar de que considera al poder como único e indivisible y perteneciente original y esencialmente al titular de la soberanía nación/pueblo, resultando imposible concebir que aquél pueda ser dividido para su ejercicio. La teoría apareció en 1758 gracias al citado Barón de Montesquieu, y las primeras líneas maestras se escribieron cuando, en 1787, James Madison convenció al grupo de redactores de la Constitución de los Estados Unidos de América.

James_Madison

 

Claro, si esta separación se obedece en extremo por cualquiera de los tres poderes, el estado corre el riesgo de quedar inutilizado de soberanía por mera incomunicación; la dificultad estriba en que cada uno de los poderes sepa ser independiente sin dejar a un lado cualquiera de los otros dos. Para tratar del corregir esta posible desviación, el parlamentarismo inglés añadió el concepto “checks and balances” con el fin de mejorar algunos evidentes distanciamientos; la aportación inglesa se refiere a varias reglas de procedimiento que permiten a uno de los poderes limitar a otro; por ejemplo, mediante el veto que el presidente de los Estados Unidos tiene sobre la legislación aprobada por el Congreso, o el poder del Congreso de alterar la composición y jurisdicción de los tribunales federales. Cada país que emplee la separación de poderes tiene que tener, debe tener, su propio mecanismo de checks and balances.

Estamos entonces frente al eterno peligro que edificamos cada vez que hacemos partes teóricas de un problema que en la práctica sólo es uno; cuando analizamos para distinguir, corremos el peligro de hacer creer que las partes son reales, independientes, con existencia propia y autónoma y no fruto de la imaginación.

Nótese que nunca se propuso que el personal cumplidor recibiese parabienes, consideraciones, premios o regalías; antes bien, aquellos que transgredisen las normas, todo el mundo entendía que era merecedor de un castigo. Para ello era necesario que fuesen descubiertos, obligados después a declarar, detenidos si el suceso revestía gravedad, contrastada su falta con los preceptos y escuchadas las diferentes partes afectadas en el proceso; con todo ello, la figura del juez emitía un edicto naciente de su juicio, del ejercicio de comparación contrastada y del su raciocinio: construía una sentencia ya prevista por las leyes, luego no era tan independiente. De la misma forma, las personas dedicadas a confeccionar nuevas leyes debía de depender de la estructura jurídica global que las permitiese; como si fuese cierto y conveniente gobernar con el rabillo del ojo, legislar con miedo y juzgar con prudencia.

Como tengo muchas cosas que hacer, ahora no me quiero ocupar en preguntarme por qué los teóricos del Derecho Positivo no han sabido influir en componer sanciones positivas destinadas a las personas obedientes y buenas; como si pareciese más acertado dar un palo al malo que un beso al bueno, por ejemplo.

Tampoco conozco a pensadores que se hayan atrevido a disgregar aún más el poder. Para este caso, reflexionar si han de ser tres las partes separadas o han de ser cuatro o siete. ¿ Por qué tres y no más ?

Todo esto que parece sencillote y asumible, sigue fuera del criterio de los gobiernos de más de tres mil millones de seres humanos: más de la mitad de la Humanidad no vive conforme a la creencia de Don Carlos Luis; de la otra mitad, apenas se valoran sus gobiernos con el calificativo de “demócrata”, y del escasito resto humanitario, son tan lánguidas las credenciales, que aún después de 200 años seguimos pisoteando, puenteando, burlando y retorciendo la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Los franceses y los paisanos ingleses de las colonias en América del Norte fueron los primeros aventureros en adquirir ración completa de Democracia para asegurar la condición fraterna, libre e igualitaria del pueblo a la hora de gobernarse; a eso llamamos Democracia; sustantivo que también se usa para cosas parecidas que pecan de alguna escasez de Libertad, algún desdén de Fraternidad o alguna torpeza de Igualdad. Naturalmente, también existen mezclas diversas de deficiencias; para que ustedes lo gusten mejor, es como si comparamos un jamón de bellota de dos años de curación, con la diversidad pernil (existe aquí tanta diversidad, que la verdadera especie corre peligro).

Pues lo mismo pienso ya de la Democracia en estos tiempos; reflexionando sobre las aventuras italianas, sobre la ética de la derecha española, sobre el desamparo de la ciudadanía en los países árabes, las persecuciones chinas o el abandono sociopolítico de la sanidad de los pobres en la nación más rica y poderosa del mundo, me parece que son muy pocos los que degustan bocatas de jamón ibérico extremeño.

Una de las cosas que me siguen haciendo torpe en este embrujo social es cuando contemplo que se puede caricaturizar, criticar, burlar, insultar,… a cualquier miembro del poder ejecutivo.¿ Por qué está permitido y alentado el desprestigio de la personalidad política y decimos que a los jueces hay que respetarlos aunque no compartamos sus pronunciamientos?. A una señora diputada al Congreso se le puede decir una colección de antojos, a un ministro, colección y media; pero a un juez solo le viene bien el lacerante “no compartir su criterio”. Claro percibimos que hay una pata de la mesa como intocable, y que no nos atrevemos a cuajar el mismo respeto a las gentes que componen el poder legislativo y el poder ejecutivo. ¿Por qué no está penado con la ley decir que el jefe del ejecutivo es un bobo solemne y te puede costar más de un disgusto decir que tal jueza es una boba solemne?

Además de la incongruencia ética anterior, padecemos falta de rigorismo democrático: ¿Por qué al pueblo soberano se le ha declarado torpe para elegir al estamento judicial?.¿Por qué se autoriza al poder legislativo para elegir a los miembros del Judicial y no al revés? ¿Porqué el Consejo del Poder Judicial no puede elegir al Consejo de Ministros?. ¿ Qué produce más daño democrático, burlarse de un juez o burlarse de un Diputado en Cortes?

El Consejo General del Poder Judicial se crea como para garantizar la independencia de los magistrados frente a los otros dos poderes del Estado; sin embargo, son elegidos por el Poder Legislativo. Si a esto añadimos el modo cómo se eligen los magistrados de los más altos tribunales, su independencia judicial se hace en nuestro país tropezando continuamente con el «Espíritu de las Leyes«. Esto último tiene la ventaja de parecer lógico porque aún no conozco a personas que reivindique que sea la soberanía popular la que elija a los magistrados. (Exactamente: que podamos elegir a quienes creamos que van a ser los mejores magistrados).

No entiendo bien por qué piensan los entendidos, que el pueblo sencillo no sabría distinguir bien a la hora de elegir a los jueces democráticamente, como democráticamente se eligen a los representantes legislativos.
Las señoras y señores diputados a Cortes, para ser elegidos, no requieren pasar obstáculos académicos o administrativos; sino aquellos que presenta el partido político al que pertenecen; por lo tanto, el poder legislativo, el que hace las leyes, puede muy bien componerse de personas que jamás antes haya tenido experiencia de cómo se hace una ley, y al parecer eso lo vemos “normal”. Y de este grupo de personas electas, es, -de entre ellas- quienes deciden quien será el responsable del poder ejecutivo, que seguirá jugando en el terreno de lo legislativo, por lo que podemos afirmar que esos dos poderes no están separados, y mucho menos separados por la voluntad del pueblo.

El pueblo no ejerce su capacidad soberana para elegir al poder ejecutivo, como tampoco se le pide opinión sobre el judicial, que es -inexplicablemente- inopinable y debe ser respetado como cuando se respetaba el poder absoluto del rey en aquellos tiempos absolutos.

Goyo
Esto fue publicado el 27-abr-10

Bellotas en Navidad

 

 

 

Bellota143

 

Con los últimos días del año, las encinas dejan caer también sus últimas bellotas; herramientas cobrizas que intentan poblar de nuevo los campos con carrascas que algún día podrán convertirse en encinas centenarias, si es que antes algún animal no la ha aprovechado.

Pues les decía que llevo desde 1992 intentando remozar con nuevas encinitas los yermos que tan bien fabricó nuestra no lejana historia agrícola. Aquella historia no tenía mejor proyección de futuro que descuajar (arrancar de cuajo) montes y dehesas aunque sus tierras no sirviesen gran cosa para la producción de cereales. O sea, que antes de la locura de los montes tropicales y amazónicos, nosotros experimentamos bien a gusto la limpieza arbórea, quedando muchos de nuestros campos para que las ardillas pudiesen viajar en avión si querían atravesar la península desde Évora a Gerona, por ejemplo.

La costumbre que usted puede asumir es muy simple, barata y larga de fiar: se trata de coger alguna que otra bellota, de esas que pronto ya no habrá, esconderla en algún hueco del campo y esperar taimadamente a que crezca. Aunque nunca pueda gozar de su sombra. Aunque nunca más el destino le permita volver a visitarla.

O bien, sembrarla junto con su hijita -o junto con su nieto- en una maceta, esperar a que germine, cuidarla durante un año, y volver a repetir la fiesta de la replantación en la próximas Navidades, desprendiendo la planta de la maceta con mucho cuidado para pasarla a tierra. Incluso regalarla.

Otra cosa también emotiva y efectiva: regale como felicitación navideña una bellota a su jefe, a su empleado, a su vecino del cuarto, al vendedor de la Once, al Policía, a la Alcaldesa,… que seguro que lo toma en consideración y proporciona lo que será un hermoso marco de encina dentro de veinte años.

Mejor aún: tenga el atrevimiento de enviar en esta fechas tan tiernas dos o tres bellotas a ese familiar que tiene en Móstoles, en Vitoria o en Castellón, cuéntele la historia feliz de que existen culturas en las que se reconoce a los viejos poderosos porque siembran árboles de los que quizá nunca se aprovechen de sus frutos.

 ¿ Saldrás a sembrar una bellota ?

¿Has preparado el sobre para enviar dos bellotas a esa persona?

Goyo

03-dic-14

bandemita                                     Bandera Medioambiental.

Urbanismo

 

 

Urbanismo

 

Cambian las cosas sin que se nos dé a conocer cuáles son los motores del cambio o qué tipo de combustible se utiliza para alterar lo conocido y transformarlo en lo nuevo. Pensemos en los trabajadores; no hace mucho tiempo, cualquier grupo humano provisto de gorra con visera y pantalones amplios transmitía la información inequívoca de pertenecer al sufrido mundo obrero. Ya sé que alguno me dirá que con tanto paro no se percibe ni gorra ni pantalones. Si acaso este par significativo tan sólo es aplicable en nuestros días a determinada tribu urbana enclavada en la adolescencia. Los obreros de nuestra actualidad lo mismo muestran corbata que mono con manchas. Todo está confuso e indistinguible.

 

Ahora me fijo en la idea que arrastra la palabra urbanismo. Cuando yo era adolescente, con ese término se aludía a los principios que guiaban la educada compostura social, el cúmulo de comportamientos necesarios ante las diversas situaciones que la vida en sociedad exige. Tener urbanismo suponía mucho más que tener educación; pues toda la urbanidad era observable mientras que no toda la educación se traducía en modales visibles. Así, ir corriendo a besar la mano al cura podía servir para ocultar la educación más rancia con la urbanidad más aplaudida.

 

Después llegaron los tiempos donde se instauró sin discusión, que la Concejalía de Urbanismo era mucho más importante que la Concejalía de Educación, que las tareas del gobierno relacionadas con la construcción tenía mucha mayor transcendencia que las de la escuela. De alguna manera, permanecía la valoración clásica de principios del siglo pasado: se prefiere el urbanismo a la educación.

 

Así fue que nos dejamos emborrachar por tecnicismos arquitectónicos y fundamentalismos financieros; tantos y tan bien armonizados que no encontramos hoy forma de recomponer la cordura. No todo ladrillo cabe en el campo. No toda vivienda puede edificarse donde antes hubo arroyo. No todo cemento se respeta por las olas del mar,…

 

Ya habrán oído el asunto del concejal de Estepona, pueblo que está en la costa, a la intemperie de las recalificaciones y las oleadas capitalistas. Tengo clavada la duda de si este paso es intento serio para que la Educación en Política valga mucho más que el Urbanismo en Política.

Goyo

11-nov-15

Cámara oculta

 

La_cámara

Una grandiosa entidad bancaria fue gobernada por una persona que tuvo como mérito mayor el ser compañero de oposición del señor Aznar; ambos amigos obtuvieron plaza y oficio como inspectores de hacienda. No obstante, éste último se ocupó por unos años del gobierno de España y el otro amigo, un tal Blesa, dirigió la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Madrid, que para mayor recorte y menor entendimiento la conocíamos como “Caja Madrid”, que parió un monstruo al que llamaron Bankya.

 

En lo que se va descubriendo, parece ser que la formación profesional del señor Blesa se utilizó al menos para diseñar y ejecutar tres programas autodestructores; no sabemos si con el conocimiento del amigo. El primero consistió en invertir en ladrillos invendibles, el segundo en recoger ahorros preferentes de confiados jubilados y el tercero de repartir tarjetas entre los gerifaltes; los dineros de estas tarjetas escapaban del control de la Agencia Tributaria, quizá por aquello de que su primer responsable conociese con cierta perfección cómo funciona esa cosa que “somos todos”. Total, los jefes se han fundido 15 millones de euros en gastos de representación durante el periodo destructivo. No conviene olvidar que para evitar la bancarrota de tan acertado aniquilamiento, se han dado 24 MM€ de dineros públicos, “de todos”.

 

Los que entendemos nada de Economía seguimos sin comprender cómo se otorgan premios Nobel a gentes que no saben remediar que los ricos sean cada vez menos pobres y que los pobres sean cada vez menos ricos. Tampoco entendemos los inveterados consejos de la francesa pija y de la austera alemana para remontar la desgarrada ilusión de jóvenes y viejos trabajadores. Y en esta especie de película de fantasía liberal, se me agranda la confusión cuando los papeles anuncian que los dineros públicos para Extremadura se presupuestan crecidos un 6% a la vez que se asegura una baja de impuestos para el mismo año.

 

Ahora nos están diciendo que el barril de petróleo está casi a mitad de precio que el año pasado.

 

Dudo si todo esto es la pesada broma que graba la cámara oculta mientras el cabreo alcanza proporciones inaguantables y en ese momento nos dice el “gracioso” que todo ha sido una broma,… y miramos a la cámara con sonrisa imbecilona, y lo saludamos amistosamente.

 

Goyo

28-oct-14

 

Entre monos y murciélagos

 

Murciélago

 

Ya se han apuntado, en repetidas ocasiones, propuestas dirigidas a cuidar las fuentes originales para que no se desborden los acontecimientos; y este consejo es válido para todas las épocas y para todos los imperios. Por ejemplo, si se sostuviese el grueso ambiental de las selvas tropicales, es muy posible que allí mismo se encuentren los principios farmacológicos que curan las enfermedades de la zona y los males de los alrededores; si se mantuviesen en sus témpanos glaciales la diversidad de fauna marina y plancton, las reservas pesqueras podrán seguir asegurando alimentos y negocios honestos.

 

Mas cuando uno mira el mapa del continente africano, ese mapa en el que se dibujan las manchitas donde lleva rebrotando en virus del Ébola desde 1976, uno piensa que todo un continente sigue abandonado a la intemperie fabricada por Europa. Nuestra vieja Europa se repartió la tierra negra; Holanda, Inglaterra, Francia, Alemania y España compusieron otra especie de esclavitud que no exigía traslado de mano de obra a las tierras americanas, sino frutos y riquezas naturales de los países donde la pobreza siguió imperando gracias a las riquezas del poder armado.

 

Todo el intertrópico africano se desbasta, disminuye y debilita de la exuberancia de vida vegetal y animal macroscópica; lo que implica que la variadísima vida microscópica, bacteriana y viral se modifica con la misma intensidad y peor mala leche. Eso es lo que siguen apuntando los estudiosos. Parece que el reservorio natural de las cepas más letales del virus del Ébola se encuentra en murciélagos y monos, y que arrasados los hábitats naturales donde viven, buscan otras especies para subsistir. Así de lógica parece la vida en nuestro planeta, usted podrá concluir.

 

Por eso, otros estudiosos del terreno del humanismo defienden que obtendríamos más beneficios procurando condiciones de vida autosuficiente y no abusiva con las riquezas y culturas africanas; pero usted podrá comprobar el control y el descontrol con estas palabras: movimientos migratorios, diamantes, coltan, compra de tierras, maderas preciosas, safaris,…

 

Es como si el asunto nos hubiese revelado que también nosotros tenemos una tarjeta negra, oscura, y tan torpe que ahora debemos aprender a quitarnos el traje para no envenenarnos.

 

Goyo

15-oct-14

 

 

Una cárcel

 

Prisión

 

Sin necesidad de pasar ninguna encuesta, Stephen Hawking sigue afirmando que no es necesario dios ninguno para explicar el Universo. Quizá sea menos conocida mi particular sospecha que utilizo para explicarme que la maldad humana no requiere de ningún Satán para que se ejecute. Podemos ser malos hasta sin tener ganas; y pienso que muchas de nuestras bondades semejan a los elogios y aplausos que reciben los concursantes de esos programas televisivos.

 

En estas fechas, con la misma fuerza satánica que los números oficiales dicen que el porcentaje de parados sigue subiendo y el número de empleos sigue bajando, el señor ministro del ramo afirma de manera celestial que se está creando empleo a la vez que comienzan a subir los salarios y a bajar los impuestos. En esta lucha entre el Bien y el Mal, nadie se atreve a declararse partidario de uno u otro oponente. En general, la diversa gente está tan harta de los Buenos como de los Malos y esta conclusión se acerca cada día más a la certeza absoluta, principio de raciocinio del que siempre he huido.

 

Pues esta semana, se me presenta la duda de manera nítida, tan clara, que si de mí dependiese la posible solución, no tendría fuerza para declarar abiertamente la puerta de salida. Resulta que Ángel Robles fue detenido el miércoles por quebrantar la orden de alejamiento de un supermercado. El juez había decretado que don Ángel no debía acercarse al súper por riesgo claro de hurto, robo, rapiña,…que le dé de comer porque trabajo no tiene y, como consecuencia, dinero también le falta. Y a tal extremo de satanismo social se acerca el caso, que el jueves pidió al juez que lo ingresaran en prisión, por ser ésta la única manera de poder subsistir al faltarle trabajo, casa y dinero. En la cárcel, ya saben, se puede comer y dormir.

 

Evidente nuestra justa Justicia, pese a los antecedentes delictivos, dejó libre a don Ángel no sin antes condenarle a pagar una multa por un delito de quebrantamiento, que como el condenado no tiene dinero quizá sirva para que el juez decrete prisión por corto tiempo y quede sin contentar el delincuente porque lo que quiere es entrar en la cárcel por el periodo de un año.

 

A usted le corresponde decidir quién en este caso ejerce de Satanás, y quién de Ángel de la Guarda.

Goyo

09-oct-14

Una cosa impuesta

 

Turquestán

 

 

En el convencimiento estoy de que vivir en cualquier tipo de sociedad diseñada o impuesta por los humanos, requiere el ejercicio obligado de participar en el sostén de los gastos comunes, de las necesidades comunes; este soporte compartido se hace más evidente cuando dejamos de hacer caso al trueque y nos confiamos para cambiar servicios y trabajos por dinero.

En los periodos primigenios, escaquearse de la responsabilidad de compartir esfuerzos y sabidurías para hacer el puente, para segar la hierba o para cazar el jabalí, era tan mal visto como lo es hoy cuando uno se pierde a la hora de compartir trabajos caseros. En los trabajos del hogar, pese al vicio de la “especialización”, existe un control inmediato y evidente que sanciona el nivel de solidaridad; pero cuando las responsabilidades sociales pueden sufragarse a cambio de monedas, no siempre el control es inmediato ni evidente. Ahí tenemos el caso de ese famoso padre catalán que ha estado décadas oscureciendo las aportaciones que las leyes obligaban a tributar; muchas de ellas aprobadas por él mismo sacando pecho.

Huir de la competencia ciudadana de participar en el mantenimiento de los servicios comunes -que nosotros mismos calificamos de necesarios y públicos- es ejercicio que de forma ladina y rastrera se extiende. Hay hasta políticos de afirman que bajar los impuestos es bueno. Hay expertos asesores que tuercen su sabiduría para evadir humanismo y hay un cierto consentimiento social hacia las personas o las familias que públicamente incitan a no pagar impuestos.

En los otros extremos, en este país, está el hecho de unas diez muertes diarias por un tipo de hepatitis que puede curarse con cierto medicamento; pero que nuestra Seguridad Social no alcanza. Leo también en la prensa que colegios extremeños piden a sus pupilos llevar papel higiénico, debo entender que no es para escribir. Becas, transportes, vendajes, pinturas, jabones, cerraduras,… todo se achica con certeza.

Y debemos creer que haya personas que están en el convencimiento pleno de que todas las penurias utilizadas para vivir por debajo de nuestras posibilidades tienen remedio recortando también impuestos. Seguro que son personajes fuertemente adinerados. Me queda la duda si hay algún pobrecito entre los convencidos.

23-sep-14

Primer día de otoño

Dimite Gallardón.

 

Sigo en espera

Son de importancia tan cruel, que quizá no merezca el registro cotidiano de volver a exponer lo que nos acontece por culpa ajena. Nosotros no merecemos este castigo de verdades inútiles y de mentiras lúcidas.

La prensa ni siquiera tiene garganta somera y permanece sumida a la etérea astucia del dinero.

Cada vez se muestra más depravado el dinero. Aquellos que lo poseen en demasía incalculada aumentan su cuota de avaricia. Lo que lo tienen en cantidad microsuficiente aguantan más que lo que aguanta ese René de Calle13 y lo que sueñan lo imposible, sueñan con disponer lo que este FMI ha ido diseñando.

Es ya suficiente.

 

Goyo

13-ago-14

Otros pintores

 

grafosucio

 

Dado que en esta página se recogieron -hace justo seis meses- las tristezas comerciales y sociales de la cacereña calle Pintores, y ahora recoge un periódico -en portada- que la Policía instruye veinte expedientes por eso de los mal llamados grafittis e imputa a cinco presuntos “pintores”, me entra la quincenal duda de si tendrá parecido efecto esto que usted va a leer a continuación en el inmenso campo de los vilipendiados derechos humanos.

Ustedes deben saber que si el gobierno EEUU y el gobierno EU acuerdan cosita rosa, to er mundo toma el rosa por bandera. Y también saben que -teóricamente- esos gobiernos y todos los gobiernos del mundo se sujetan a la tutela y ánimo de la Organización de las Naciones Unidas para organizarse en la unidad que -teóricamente- nos preserva de la paz, del progreso y de la dignidad que dicen que debiéramos tener las personas. (Oiga, que incluso lo han firmado)

También es sabido que la dignidad incluso puede ser comprada o vendida por un plato de monedas. Siendo la gente bracera la más inclinada a dejar a un lado la dignidad con tal de alejar el hambre, los potentados y mandones imponen con cínico lujo argumental que si no estás a gusto me voy a otro sitio que ya habrá niños, mujeres y humanoides que trabajen más barato, más tiempo y que sus gobernantes fabriquen más exenciones impositivas. Como hay muchas naciones, hay multinacionales.

Pues no se qué individuo humano, o alocado grupo, ha propuesto en la ONU que se obligue a todas las multinacionales a que cumplan las elevadas directrices y sesudas resoluciones que aseguran el respeto de los Derechos Humanos sea cual sea la nación donde la fábrica o la explotación se ubique. Europa y Estados, han dicho educadamente, tururú. Fíjate tú quiénes son los que en verdad manejan el látigo para mantener a los humanos derechos.

No hay grafitti más necesario que aquel que revienta la tranquilidad al poderoso y concede ilusión al desvalido. Esos puercos que nos ensucian paredes limpias y blancas debieran cambiar de aspiración y manchar la frente de los dirigentes de la ONU y sus poderosas naciones. No parece sensato que parte del Patrimonio de la Humanidad esté en una ciudad y no en sus ciudadanos.

 

Goyo

08-jul-14

 

El acuerdo de las rapaces.

Buitre

 

 

Observar a un buitre en vuelo produce una sensación de descanso a la vez que de fortaleza. De ordinario el buitre bate poco las alas; su organismo es capaz de detectar cómo suben las pequeñas corrientes de aire caliente hacia los cielos de arriba y, simplemente dejándose planear, asciende y se traslada con muy poco esfuerzo.

Hace mucho tiempo, cuando el hombre respetaba a la Naturaleza, también todas las aves rapaces se dedicaban a cazar. Había abundancia de animales de todas clases, sanos, fuertes, ágiles, … y aquellos que enfermaban o se despistaban de sus padres, pronto las rapaces le daban caza.

Hombres ignorantes que no quisieron entender la sabiduría de la vida en los campos, no apreciaban que las rapaces se alimentaban de los animales que él solía despreciar. Además de ello, aquellos hombres envidiaban a las rapaces por su sigilo, por su velocidad, por su agudeza visual, por su figura elegante, por la fuerza de sus garras, … en resumen, porque cazaban mejor que él.

Por envidia, el hombre comenzó a matar caprichosamente y de forma desorbitada a las mejores piezas, a los animales más sanos, a los más rápidos; como queriendo desafiar a las rapaces e intentando demostrar que era mejor cazador. Y además, algunos humanos mataban y envenenaban a las rapaces acusándolas de ser alimañas que se dedican a comer los mejores conejos y perdices.

Pronto las águilas, los buitres, los halcones y demás aves cazadoras tuvieron problemas para conseguir alimentos y asegurar sus vidas; así que se reunieron para encontrar solución a la nueva situación. Con triste pena reconocían que el hombre era incapaz de corregir los hábitos que dificultaban una vida en armonía.

Todo es pura envidia, o al menos así me lo parece, -dijo el mochuelo-. Debemos diversificar nuestros sistemas de caza, especializarnos si queremos competir con los humanos. No podemos cazar todos lo mismo, ni de la misma manera, debemos repartirnos presas y modos… y huir de su presencia, desconfiar de su cercanía, anidar en los lugares más apartados.

En aquella asamblea acordaron que cada una debería especializarse en un tipo de caza: el halcón en ataques rapidísimos; la lechuza en cazar en completa oscuridad, el cernícalo preparando el ataque sorpresa mientras flota en el aire el águila utilizando la fuerza y la astucia, el alimoche aprovechando el interior de los huesos, … . Incluso las águilas se repartieron labores de caza: unas se especializaron en cazar culebras, otras en pescar y otras en atrapar a los hábiles conejos.

Así cada rapaz iba anunciando su forma particular de cazar para repartirse mejor las pocas presas que estaba dejando el hombre.

El buitre no había hablado; en verdad le daba igual conseguir comida utilizando cualquier procedimiento que sus compañeras no hubiesen elegido. De todos modos, sabía que el hombre seguiría matando por matar o que algunos animales morirían en el campo. El buitre decidió buscar el alimento de esta manera para no quitar presa alguna a sus amigas y no constituirse rival de ninguna rapaz.

La elección del buitre dio que comentar en la asamblea, nadie deseaba ver a tan buen cazador husmeando cadáveres. Era como darle la razón al hombre y que de esta forma se sintiese superior. No podían imaginarse al potente buitre esperando a comer lo que nadie había querido: ¡carne muerta!

Argumentos y razones se expusieron para que abandonase tal idea. Su razón la repitió varias veces:

– Fijaos en el alimoche, que ha escogido lo que nadie de nosotros queremos. No me consideréis a mí porque el mérito es el suyo. Además, para alguno deberán ser los restos, si nosotros los hemos elegido, no tenéis por qué preocuparos.

No hubo manera de convencerle, tampoco al noble alimoche.

Al enterarse los hombres del acuerdo de las rapaces, sintieron aún más envidia de ellas por lo inteligentes que había sido. Por eso al águila lo dibujaban en sus banderas, esclavizaban al halcón para que les cazase, incluso había ignorantes que las mataban para embalsamarlas y poderlas admirar a su capricho inútil.

Del bueno y humilde buitre, contaron a sus hijos las mentiras de que era el ave más repugnante y sucia. Al enterarse el buitre de estas calumnias, y para no manchar la fama de las rapaces, se arrancó las plumas del cuello y cambió su aspecto elegante.

Cualquiera que conozca esta historia, sabrá la razón de por qué el buitre es tan imperial en el vuelo y tan grotesca su figura.

Otro día, os contaré cosas del pastor que a sus hijos les narraba historias bonitas de las arañas.