Nada más vergonzante para el Emperador que recibir como proyectiles un par de zapatos.
Goyo
14-dic-08
Nada más vergonzante para el Emperador que recibir como proyectiles un par de zapatos.
Goyo
14-dic-08
A vueltas con el criterio, que dice nuestro diccionario que es la “norma para conocer la verdad”; también dice que es “juicio o discernimiento”. Sinceramente, yo me sentiría feliz y contento con solo conocer la mentira; incluso me sentiría sabio. Hay otras personas que estudian para que la ceguera anímica dé paso a la luz que resuelve la duda; por ejemplo: los maestros, las madres o la elevada judicatura. Otras labores y oficios también exigen discernimiento, juicio y verdad,… hasta en el ser niño se requiere instalar ese tipo de herramientas, si no fuera esa la creencia, no tendríamos por qué tener escuelas.
Pues resulta que un niño le tira una zapatilla a su madre y ésta le responde con un tortazo que utiliza el niño para que la Justicia indague y se dedique a discernir; por otro lado, las enfermeras de un clínica incitan a un sindicato para que la Dama Ciega decida si hay que sanar con cofia y pilorriza. Los representantes terrestres deciden en el primer caso que la madre debe ser separada en tiempo y forma de su hijo, y en el segundo, que las enfermeras deben vestirse como la ocasión que la empresa discierne, que para eso hay crisis.
Ninguno de estos asuntos alcanza la enjuncia de la casa y caso de un parado, luego debiéramos darle su dosis de importancia.
Pero la cordura sigue en peligro: dicen los medios que ayudan a informar, que incluso la Fiscalía sigue indagando para estudiar si es posible que la madre esté tiempo más largo lejos del díscolo. La razón que a mí se me presenta sin pedir permiso, es que así también estará más lejos de la zapatilla.
Goyo
12-dic-o8
(La hermosísima foto está tomada de http://www.photoshop-designs.com/galeria_fotografica/)
Pregunta ahí mismo, a ese lado que aparece ocupado por esa persona que está al corriente de lo que pasa. La primera pregunta que debes plantearle se hace para que sepamos, aunque sea de media vez, cuántos millones de Euros ha facilitado el gobierno a los bancos. La segunda, si se responde, nos debería decir desde qué fecha los bancos tienen esos dineros disponibles. Si todavía resiste, lo mismo es capaz de soportar una tercera pregunta para que nos aclare cuánto de ese dinero se ha repartido ya entre las empresas necesitadas o por los hogares con estrecheces. Digo esto al mundo de los vivos porque esta mañana, en la Cadena Ser, los expertos en pistas financieras se hacían preguntas que incitaban a éstas que acabo de plantear.
¿Hay algún banco por ahí que haya puesto el cartel de “Aquí hay billetes”?
Los expertos que he escuchado afirman que muchas de las empresas siguen en esta situación: contratan un trabajo o servicio, lo ejecutan, para ello gastan y pagan personas y materiales, pasan la factura al cobro y,… a esperar “comprendiendo” que es que estamos en crisis; mientras, lo mismo ya han contratado otro trabajo que debe ejecutarse, para pasarlo al cobro, etc, etc… Las distancias entre el remate de faena y el cobro efectivo son cada vez más largas, impredicibles, escurridizas,… todo el mundo buscando la pasta haciendo el tonto mientras tanto.
Mientras ese tanto, ¿dónde están y qué hacen los dineros inyectados?
Cuando suena la palabra «Filosofía», o bien se desata el terror, o bien una carcajada, o bien la bizquera del sordo («¿filo qué?»). Eso contaba Félix De Azúa. El primer caso atañe a quienes creen que la Filosofía es como la Física Cuántica, cuando sólo es su fundamento. En el segundo caso es seguro que se ha dicho en un contexto como «la filosofía del entrenador del Real Madrid». El tercero es el más general y simpático. Sin embargo, la Filosofía es lo más simple del mundo: es «el arte de hablar exclusivamente de asuntos que a todos conciernen«. Eso sí, deben concernir a todo el mundo, no solo a los geómetras o a los peluqueros, no solo a los inteligentes o a los tontos. A todo el mundo. Parece una condición imposible de cumplir y sin embargo es la única sin la cual no hay filosofía.
Por ser difícil de cumplir, la filosofía es infrecuente; le sigue pasando lo que ahora le ocurre a los billetes.
Goyo
11-dic-08
No acabamos de ordenar el criterio. Quizá Jaime Balmes tampoco nos lo hizo fácil y aparecemos todos los días con una situación que hay que superar. Tres alumnas me dicen que hoy desean trabajar menos porque se acercan las Navidades y yo no tengo ni ganas de hacerles entrar en criterio: “…pues decidle que se alejen, que tenemos muchas cosas que hacer”. Desde el Twitter, Loreta se queja de su sol vasco oculto y su lluvia atosigante y dice tener envidia de la mañana soleada con la que hoy se viste Extremadura; poco antes los ganaderos de mi pueblo lamentaban que ya la lluvia parecía retirarse. Mi entrañable Chiqui recoge y nos presenta el edredón holandés con imitación mejorada del cartón de la nueva nevera, y yo le comento que en algo me entristece aunque la ayuda es la ayuda. Mernissi luce confiada su apoyo al nuevo anuncio publicitario y yo le recorto el ánimo recordándole que la Conferencia Episcopal también empieza con “con”. Y termino sin tener claro ni lo del coñazo ni lo de los cojones; porque ya no sé si la gente lo toma mal por las partes o por el todo.
Hoy no estoy fino.
Goyo
10-dic-08
Nunca repudié una huelga. Aunque estuviese racionalmente equivocado, me gustó y me gusta armarla con el arma más pacífica que tiene la colectividad. Y nunca me escudé en el número; por eso me anima el alma que los estudiantes universitarios, y vísperos, se las arreglen para hacerse un huevo -perdón-, un hueco en la importancia. Para ellas, para ellos, les expongo mi duda experimentada.
He de decir que, como estudiante, tuve la fama tanto de bueno como de revoltoso aunque tirando a pavo. Como estudiado, cuando éramos muy pocos los que creíamos que “eso” de Europa era algo más que ir a Perpignan a ver no sé qué cosa del tango, tuvimos “la necesidad” de irnos a Bélgica, prestada mi condición de maestro al Ministerio de Asuntos Exteriores, que en aquel entonces lo era bajo la batuta del asturiano Morán.
Bélgica nos acogió con la mayor tasa de humanismo que he conocido y, además -porque lo supe de cerca- fue una de las naciones que evitó trabas a que nuestra dolida España entrase en lo que entonces era “Mercado Común”. No obstante la preocupación mercantil, muchas instituciones belgan nadaban ya en la superación de lo económico y fijaron sus primeros cuidados en el campo de las culturas y de las ciencias; así, que no me fue difícil introducirme en los primeros vericuetos universitarios de la Universidad Libre de Bruselas.
Dos años más tarde, me hice forofo del Instituto Superior de Psicología Experimental de la Universidad de Lieja; allí me admitieron para seguir cursos que se llamaban entonces de “postgrado” y que suponían los primeros y necesarios pasos para que un licenciado adquiriese la condición de doctor. Nada más vieron el papel oficial de la Uned y aquello fueron puertas abiertas. No solo estudié sino que aporté, y fueron admitidas, las bases científicas de una tesis sobre los comportamientos verbales en el aula.
Aquella estancia acabó sin que hubiese tiempo a rematar la faena bajo la prestigiosa cátedra de George de Ladsheere, y regresé a nuestro país, inmerso ya en la Europa antes soñada.
La Universidad de nuestra Extremadura Europea, y nuestro MEC de nuestra España Europea, al ver los papeles de la Universidad de Lieja, me recibieron con los siguientes brazos: 1) imposible dirigir la tesis porque lo que ahora apoyamos son los estudios cualitativos y en su propuesta abundan las fórmulas matemáticas; y 2) aunque haya estado como estudiante de postgrado en la Universidad de Lieja durante dos años, no se contempla este hecho como suficiente para concederle la especialidad de Idioma Francés en Enseñanza Primaria. Tócate los huecos.
Pero no se me ocurrió levantarme en huelga para que se instalara el espíritu de Bolonia; estaba solo y a mí me va la comparsa.
Goyo08-dic-08
Hace escasas fechas, vino a mi correo el discurso pronunciado por Gervasio Sánchez cuando recibió el premio Ortega y Gasset de Fotografía. Es un discurso que para mí tiene el valor de la oportunidad acechante: se debe guardar para ocasión propicia y permanente.Y ahora, Carme Chacón, la ministra mejor valorada, ha despertado el momento: ha sido un acto (comienzan a destruirse las bombas-racimo) poco percibido por los grandes titulares, pero mantiene el valor de iniciar el camino reivindicado por quien ha visto sufrir de cerca el desgarro del infortunio bélico.
Este discurso fue pronunciado por Gervasio Sánchez el 7 de mayo último en el acto de recepción de los Premios Ortega y Gasset. Estaban presentes la vicepresidenta del gobierno, varios ministros y ex ministros, la presidenta de la Comunidad de Madrid, el alcalde Madrid, el presidente del Senado y centenares de personas. Sin embargo, no fue publicado por El País ni por ningunos de los medios que patrocinan ese premio. Lean y sepan:
Estimados miembros del jurado, señoras y señores:
Es para mí un gran honor recibir el Premio Ortega y Gasset de Fotografía convocado por El País, diario donde publiqué mis fotos iniciáticas de América Latina en la década de los ochenta y mis mejores trabajos realizados en diferentes conflictos del mundo durante la década de los noventa, muy especialmente las fotografías que tomé durante el cerco de Sarajevo.
Quiero dar las gracias a los responsables de Heraldo de Aragón, del Magazine de La Vanguardia y la Cadena Ser por respetar siempre mi trabajo como periodista y permitir que los protagonistas de mis historias, tantas veces seres humanos extraviados en los desaguaderos de la historia, tengan un espacio donde llorar y gritar.
No quiero olvidar a las organizaciones humanitarias Intermon Oxfam, Manos Unidas y Médicos Sin Fronteras, la compañía DKV SEGUROS y a mi editor Leopoldo Blume por apoyarme sin fisuras en los últimos doce años y permitir que el proyecto Vidas Minadas al que pertenece la fotografía premiada tenga vida propia y un largo recorrido que puede durar décadas.
Señoras y señores, aunque sólo tengo un hijo, Diego Sánchez, puedo decir que como Martín Luther King, el gran soñador afroamericano asesinado hace 40 años, también tengo otros cuatro hijos víctimas de las minas antipersonas: la mozambiqueña Sofia Elface Fumo, a la que ustedes han conocido junto a su hija Alia en la imagen premiada, que concentra todo el dolor de las víctimas, pero también la belleza de la vida y, sobre todo, la incansable lucha por la supervivencia y la dignidad de las víctimas, el camboyano Sokheurm Man, el bosnio Adis Smajic y la pequeña colombiana Mónica Paola Ojeda, que se quedó ciega tras ser víctima de una explosión a los ocho años.
Sí, son mis cuatro hijos adoptivos a los que he visto al borde de la muerte, he visto llorar, gritar de dolor, crecer, enamorarse, tener hijos, llegar a la universidad
Les aseguro que no hay nada más bello en el mundo que ver a una víctima de la guerra perseguir la felicidad.
Es verdad que la guerra funde nuestras mentes y nos roba los sueños, como se dice en la película ‘Cuentos de la luna pálida’ de Kenji Mizoguchi.
Es verdad que las armas que circulan por los campos de batalla suelen fabricarse en países desarrollados como el nuestro, que fue un gran exportador de minas en el pasado y que hoy dedica muy poco esfuerzo a la ayuda a las víctimas de la minas y al desminado.
Es verdad que todos los gobiernos españoles desde el inicio de la transición encabezados por los presidentes Adolfo Suárez, Leopoldo Calvo Sotelo, Felipe González, José María Aznar y José Luis Rodríguez Zapatero permitieron y permiten las ventas de armas españolas a países con conflictos internos o guerras abiertas.
Es verdad que en la anterior legislatura se ha duplicado la venta de armas españolas al mismo tiempo que el presidente incidía en su mensaje contra la guerra y que hoy fabriquemos cuatro tipos distintos de bombas de racimo cuyo comportamiento en el terreno es similar al de las minas antipersonas.
Es verdad que me siento escandalizado cada vez que me topo con armas españolas en los olvidados campos de batalla del tercer mundo y que me avergüenzo de mis representantes políticos.
Pero como Martin Luther King me quiero negar a creer que el banco de la justicia está en quiebra, y como él, yo también tengo un sueño: que, por fin, un presidente de un gobierno español tenga las agallas suficientes para poner fin al silencioso mercadeo de armas que convierte a nuestro país, nos guste o no, en un exportador de la muerte.
Muchas gracias.
Ignoro si la señora ministra estaba entre las personalidades que en su día escucharon el breve discurso del fotógrafo premiado o, simplemente, comienza a utilizar de manera ejemplarizante algo de la mucha información que su cargo arrastra. No sé si el plazo de siete meses se me presenta largo, pero menos da un racimo. No sé si su feliz y reciente condición de madre tiene mucho que ver en la decisión,… por todo lo que no sé, me apetece clavar la foto de Carme junto a la de Gervasio.
Goyo
06-dic-08
Día que parece más constitucional que otros.
Llevada y ocultada por la convicción de la fuerza, su ánimo se negó a proferir veneración y resistió lo mismo torturas medievales que suplicios guantanameros. Nada al principio se hacía transparente. Mucho era sangre medida para que quedase algo con lo que seguir fecha tras fecha. Mucho era quebranto de coyunturas. También moratones y cardenales dobles: los que bendecían y los que tornaban al azul. El justo alimento y el medido maltrato para hacerle cambiar de opinión, para declararse sumisa y colaboradora, para nunca más dejar el selecto grupo del poder que conocía “la idea”
– ¿Cuál es la idea que te ha confesado?…, ¿es “la idea”?
– Sí, Señor. Por fin ha confesado y se ha convencido. Es “la idea”. No hay la menor duda; la ha descubierto sin ayuda de nadie, me lo ha comentado todo con las pautas, las señales y los argumentos secretos que conocemos… ¿qué hacemos, Señor?
– Lo de siempre: que quede en la cárcel secreta y que desaparezca del barrio, de su familia y de sus amistades, …que se esfume sin que deje rastro.
– En las circunstancias actuales, Señor, incluso podemos decir que se volvió loca o que emigró a una misión cooperante al suroeste africano.
– Eso ya es problema menor.
Y así, con el conflicto dominado y resuelto, la mujer fue debidamente informada por orden de la superioridad y beneficio de la inferioridad:
– Debes apartarte de todos por la idea, del mismo modo que nosotros sufrimos soportando los problemas aún a sabiendas de cuál es la solución. No te podemos dejar suelta una vez que es verdad que tu idea significa la solución a los problemas. No podemos permitir que los banqueros trabajen sin usura, ni que los fanáticos mezclen intereses, ni que los estafadores dejen de diseñar nuevas artimañas. Siempre hemos arreglado el mundo descomponiéndolo un poco; lo necesario para que se pudran nuestros pensamientos con nuestros cabellos. Te lo decimos en esta situación de emergencia, que como los icebergs, suele ser la novena parte de la situación sumergida.
Esto, que es muy difícil de explicar, fue encomendado a los niños que aún tenían cerebro dispuesto y sin sombras; pero los niños siguieron jugando y no fueron capaces de aprender este cuento, ni los Poderosos incitaron a que jugasen indagando.
Dedicado a los que juegan y no tienen tiempo de pensar mal.
Goyo
05-dic-08
Y hubo en aquel barrio sencillo de aquella ciudad callada, una mujer de madurez recién estrenada que pensó: y obtuvo “la idea”. Su mente se ocupó con la solución viable, resuelta, precisa,… es verdad que compleja y, siendo incapaz de callar su alegría, arrojó sin detalles la posesión del secreto en medio de la tienda de frutas y verduras, para que se contagiara el vecindario y las amistades de la meta y senda que el acierto marcaba. De sus labios, por precaución, no salió oferta concreta pero el barrio pregonó creyente que en el interior de la cabeza seria de aquella mujer estaba esculpida la huella del éxito global, conjunto y particularísimo. Las crisis acababa donde empezaba su idea.
…pero, ¿de qué trata “la idea”?, …¿ cuál es la solución del paro y la disolución de las hipotecas?,… ¿ cómo ser de nuevo empresario ilusionado ?…¿ cómo creer de nuevo que podré pagar lo que compro prestado ?… ¿ se modificará “El Niño” ?… ¿ hay suficiente niobio ?…¿ cuántos tiempos tiene el motor de agua ?… ¿ se acabará la anchoa ?…
Y las preguntas se acumulaban con el mismo brío que la burla o la incredulidad se expandía hasta superar a los mismos gobernantes y gobernadores, llegando entonces a los oídos y comprensión del Poder.
– Hay que interrogar a la sujeta -dijo el Poderoso–
– Pero Señor, -argüía el asesor- las barras de los bares están repletas de propuestas y ya hemos comprobado que ninguna de ellas sirve para nada. Son alocadas, son … estupideces,… son … Señor,… son habladurías de gente mema. Eso sí, como sancionásemos a los que se dicen imaginativos y a los engreídos y a los chulescos que se creen ingeniosos, seguro que conseguíamos mayor serenidad en la población.
– ¿Y con esa serenidad, ¿qué se conseguiría?
– Pues sin duda alguna, pensar mejor. Con serenidad se piensa mejor, Señor.
– ¿Y tú crees que nos conviene que la gente piense mejor?. Búscala y convéncela para que nos explique su plan, su idea. Yo creo que esa mujer ha pensado con “eso” que dices de la serenidad. A veces no sé para qué te pago. Venga, búscala.
Estaba en su sitio; y al saberse sujeta por los soldados del Poder, quiso cambiar radicalmente de predisposición, de disposición y de posición. La sometieron al interrogatorio que midió su descubrir y el Asesor comprobó la certeza común de los elegidos.
– Ya no puedes volver a tu vida cotidiana, estás señalada con lo certero y no te podremos dejar libre nunca más. Eso ha decidido el Poder y, desde ahora, perteneces al Grupo Oculto desde donde no hay salida.
Mañana termina.
Goyo
04-dic-08
No he de comenzar diciendo que “érase una vez” porque ya habían sido muchas. Los ciudadanos, los gobernantes, los súbditos y los que no querían tener techo habían agotado las fuentes del trueque; la riqueza era la misma pero la sensación de pobreza se había repartido como la gripe en otoño. Esto, que es muy difícil de explicar, fue encomendado a los niños que aún tenían cerebro dispuesto y sin sombras. Algunos mayores creían que los niños no lo entenderían; pero los niños ya habían aprendido que la misma riqueza había sido invadida por distinto precio.
Las personas de aquella historia habían construido tantas casas a lo ancho, a lo largo y a lo oscuro, que era imposible comprar una casa. Habían fabricado tantos coches, y tan dotados, que sobraban fábricas, fabricantes y fabricados. Y eran tantos los helados almacenados, que se pasaba frío. Y a sabiendas, entorpecieron tanta Naturaleza, que las previsiones se convirtieron en errores esperados.
Los periódicos, los gobernantes y los torpes lanzaban mensajes angustiados y dirigidos a los lectores, a los ciudadanos y a los listos para que -entre todos- se aportasen ideas con las que vender de nuevo, y vender más y vender pronto ante el temor impuesto por la práctica más triunfadora; era la práctica de no comprar por tener miedo a comprar.
– Vamos a tomar medidas para salir de esta crisis -decía el dirigente-
– Tienen ustedes que encontrar remedio a la crisis -decía el dirigido-
Y el tiempo se agostaba lo mismo fuese enero y las fiestas se aburrían lo mismo fuesen bodas y los jóvenes se arrugaban lo mismo fuesen atletas.
– Que se junten otra vez los ajuntamientos, que estudien otra vez los estudiosos y si fuera preciso, que otra vez hagan trampas los magos,… pero que se acabe este tiempo de zozobra, que no sé muy bien lo que ya significa. Eso decía en voz alta y solemne el Poderoso.
– … Ah, y que se fijen carteles en las esquinas anunciando que se buscan ideas para alegrar la economía… aunque engorden los banqueros…
– Señor, eso de “engordar a los banqueros” creo que debemos eliminarlo, seguro que alegrando la economía se solucionan todas las cosas y así a la gente no la empujamos a pensar mal. Y puede que se animen y participen hasta los mismos banqueros, los mismos gobiernos y los mismos intelectuales.
– Claro,… está bien pensado. Nos falta ahora decidir el premio a la mejor idea.
Creo, Señor, que no puede ser un premio habitual; no valdría un coche carísimo o un chalet en la montaña. Ha de ser, como una especie de título nobiliario, vigoroso,… un reconocimiento perpetuo que suponga una renta permanente, que incluso crezca con el tiempo más deprisa que crecen las ganancias de los financieros más masterizados. Eso es,… no hará falta que reciba dinero alguno. También le pondríamos guardaespaldas y guardapechos.
(Continuará mañana)
Goyo
03-dic-08