En amor

Matrimonio

Resulta que nos vamos habituando a respetar nuevas formas de amoríos.

Como el tiempo también sirve para explicarnos la diferencia entre amor y sexo, aprendemos de paso que no hace falta la muerte para separar y que la vida se encarga ella solita de provocar nuevas uniones. Ante el escándalo y desorbitar de ojos de los principios de la conservación de unos valores que ya han dejado de ser tradicionales, la gente está aceptando la diversidad…-que también somos animales y nos merecemos protección ecológica-.

Reconocer y respetar estas tendencias es, a su vez, valor en alza y se toman las salidas del armario como liberación de la claustrofobia afectiva. Las primeras risitas burlonas dieron paso a una comprensión callada y respetuosa; que siga habiendo payasos gratuitos es cosa inevitable por siempre.

Ahora entonces creo que yo puedo aprovechar esta ola de confesiones y confesarme por escrito -ya que el por el iPhone no me deja el Santo Padre- ser esposo también de la Naturaleza, con la que llevo casado secreta y abiertamente desde que crecí a las faldas de Peña Falcón, durante los siete primeros años de la España sin Franco. Esta segunda forma de matrimonio, mi mujer la consiente y anima, quizá porque de esta nueva relación el fruto no son otra cosas que árboles y más árboles, y como a ella le gustan las macetas…

Pero también he de confesar que hago a todo, que también soy amante de la Política; aunque ésta no se deja tan fácilmente. Las difíciles nupcias no vienen solo por las desavenencias con la parentela; a la discordia se suma la ojeriza de los contrarios azuzada por el pasotismo de los sufridores. Ya lo sabéis, nada más sepan de vuestras veleidades sociales, la urticaria del desprecio asoma por la esquina. Y si esta última forma de matrimonio viene santificada por un salario, notaréis en vivo la fuerza de la envidia o la socorrida acusación de matrimonio braguetazo. Hay que defender a ultranza un salario digno para cualquier dedicación política.

Mi duda es saber cómo de grandes serán las bragas con doscientos mil euros anuales.

Goyo
14-feb-11
Día también de l@s enamorad@s de la Naturaleza.

Otra banderita😉Bande

Contra la desesperanza

Esperanza

¿ Cuánto tiempo tiene que pasar para aprender ?

La precipitación de lo que había dentro del globo se ha depositado como cuando se le da con el garrote a la olla que cuelga repleta de monedas mezcladas con la harina: todo se blanquea en los alrededores y los caramelos ocupan ahora bolsillos diversos.

A pesar del pesar, no nos queremos convencer de que este mundo ha cambiado de forma; quizá haya cambiado progresivamente y no lo percibíamos entonces, y lo que ahora sucede es que aseguramos el cambio como una sorpresa no querida. Ha cambiado de forma, de organización, de medios, de marketing,… algunas viejas piezas podrán seguir rodando.

Ahora parecemos verlo más claro aplicando la pomada de la tozudez de los hechos. Atiende al ejemplo que aporto: unos gobernantes/aspirantes de la ciudad de Cáceres cuando apenas tenía 80.000 habitantes, calculaban para su plan urbanístico construir 57.000 viviendas en unos treinta años, lo que suponía duplicar su número de habitantes. Tal proyecto se anunciaba a la vez que estudios demográficos de la Uex cifraban que nuestra región apenas crecería en número de habitantes durante un cuarto de siglo. Cuando algunos nos preguntábamos entonces de dónde procederían las personas que habitasen tales viviendas, nadie se ocupó de callarnos con datos razonables; teníamos que pensar entonces que el cambalache demográfico se obtuviese a costa de hacer desaparecer a algunos pueblos y apuñalar el futuro del resto de poblaciones rurales. Esto último no se atrevían a decirlo, como tampoco se atrevían a decir que no nos hubiese importado acoger a más argentinos, a más rumanos, a más ecuatorianos o a más marroquíes. Ni tan siquiera se apuntaba a nuestros hermanos portugueses. La estructura del pensamiento-negocio estaba en construir para que el vidrio, el hierro, la baldosa, el adoquín,…fuesen los elementos puros de la incitación mercantil, financiera y política.

Hasta los nobles mundos del Trabajo y de la Educación tropezaron: adolescentes ávidos del «medio-millón-al-mes» cambiaron sus maltratados libros por el martillo de encofrar; a la vez que se empavonaban por tener un coche alemán, un salario mayor que el de su profesora de instituto y algunas otras vergüenzas que no me gusta recordar.

Nuestras opiniones de entonces seguían siendo «palos de ciego», palos al aire, afanes de agoreros envidiosos, …

Las catástrofes no afectan ya solamente a los de la burbuja feliz, se ha distribuido sin necesidad de Justicia Distributiva: menos ocupación laboral, menos protección sanitaria, menos ayudas a la ancianidad, menos medios para la educación, menos dineros para la cultura, menos proyectos para el avance de Ciencia,… o quizá se haya distribuido poderosamente a pesar de la debilidad de los poderosos. Manda una razón inasequible que es la misma que desprestigia a la única clase que puede ayudarnos: la política.

Otra vez en un mundo donde sobra un ojal y falta un botón.

En todas las historias terribles hay un lugar para la esperanza; o sea, que la esperanza también se refugia en los rincones de las historias terribles. No sé si ello hace de lo terrible algo más desesperanzado, o de lo poquito esperable hacemos lo mucho terrible. Quizá sea también terrible tener poca esperanza en las cuevas humanas donde todo se aproxima al terror oscuro.

Lo desesperanzado te vacía doliendo; lo hace como si tú fueses algo culpable de ese vacío. Y entonces es cuando nace el momento de la lucha y el tiempo de la actitud de no rendición porque los tiempos nos obligan a cambiar. Podemos hacerlo al obligado ritmo de los oportunistas o al voluntario compás de las nuevas oportunidades.

Goyo
Madrugada del 21 al 22 de diciembre: la noche más larga del año.

Es que somos malos…!

No es la primera vez que observo cómo creamos arriesgadas interpretaciones de lo que ocurre.

Ahora ocurre que por estos sitios del oeste ibérico no llueve tal como la memoria colectiva dice que debería llover. A esta constatación contrastada, se suma la abundancia de noticias procedentes del noroeste, recordándonos así que se sigue mojando lo que llovió ayer;… y se suman las intempestivas tormentas mediterráneas de otoño, allá por el este.

Y en estas tierras nuestras, habituadas antes a refrescarse según el santoral, no llueve. («La otoñá verdadera, por San Bartolomé, la primera» (24 de agosto). Se nota que no llueve no solo porque el cielo aparece despejado con rutina o no solo porque los pequeños lirios de septiembre siguen ocultos bajo tierra, retrasados, escondidos, temerosos,… Se nota que no llueve porque el ánimo visual espera ver marrones de suelos humedecidos y apuntando en verde; y sin embargo, persiste el marrón desértico que ya se compuso desde mayo. Ni siquiera han dejado vivo al claro pajizo de los cardos secos.

No creo que las vacas dejen los cardos para postre.

Vacascomiendona

«No llueve». Comento con un amante del ganado, que además es ganadero. Y me mira aireando la cabeza: «Es que somos malos. No llueve porque yo creo que somos malos».

Tampoco creo que las vacas puedan comer el excedente constructivo.

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Ya dijimos que sacar el santo en procesión cuando el cielo no promete, era cosa de cura torpe; pero debe investigarse más seriamente la influencia de la Ética en el Clima, lo mismo es más fructífera que su influencia en la Política.

Goyo
23-sep-09