El cura y los gatos

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Una portá es un elemento arquitectónico autóctono de la cultura rústica extremeña; es la síntesis del arco de medio punto y el diseño ideal del perfil de una casa sencilla; tiene la anchura ajustada al paso del carro y un techo abierto que lo mismo puede dar sombra que difuminar las heladas de noviembre. La portá protege a la puerta, la señala, la significa y la abriga.Siempre en la portá hay una zona de refugio al viento, al acoso solar, al loco aguacero,… Ocurría que todos los días el ganadero llevaba pienso y paja a los terneros, tenía como costumbre añadida hacerlo a la misma hora que el cura descansaba tras la pereginación diaria a la ermita que está en el cerro. El ganadero, aprovechando un portillo vecino a la portá, saltaba por el vano por no molestar al cura o por evitar mancharlo oo rozarlo con los sacos repletos de paja o de peso de piensos. Y el cura, que aún repitiéndose los días, las cosas y los casos, que no rompía el hábito y continuaba appoyando los buenos días, los buenos cuidados al ganado y la despedida afable. Y el ganadero, por no ser menos, saltando la pared de forma incómoda y atendiendo más a su trabajo que al descanso del cura. Ya sabéis que siempre llegan los días del diálogo, que las conciencias saben esperar lo justo para ser aprovechadas y ese día, el cura, en su duda cerrada, pregunta al ganadero si en verdad no le es molestia saltar la pared diariamente en lugar de utilizar su portá. Y el ganadero, con el regocijo de la oportunidad le responde que si no le importa que le eche un refrán que viene a la ocasión.Â

Cuando asiente el cura, el ganadero traga saliva y le espeta:

 Donde se acuesta un gato o se sienta un cura, siempre hay buena temperatura.Â

El ganadero, ya utiliza la portá a diario.

Goyo

18-dic-07

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