El trabajo del ocio

 

 

En Inglaterra, por ejemplo, la primera limitación legal en materia de trabajo, data de 1833; aquella Factory Act, limitaba a 12 horas la jornada de trabajo para los niños menores de 18 años. Ya puede imaginar la jornada de las personas adultas. También debe imaginar la cantidad de ocio, de tiempo libre, previsto para el obrero. Parece que las cosas han cambiado.

La semana pasada, podían leerse en uno de los periódicos de la región dos noticias pequeñitas que hacían referencia al turismo, que es la ocupación del ocio para el que descansa a la vez que la nueva oferta de trabajo para quien lo atiende. La una dice que la Asociación de Amigos del Centro de Artes Visuales “Helga de Alvear” ha ratificado por unanimidad el nombramiento del nuevo presidente y ha presentado su memoria de actividades que incluye unas jornadas para proponer el arte contemporáneo como argumento del turismo de calidad, como mecanismo de atracción turística.

Otra dice que en Trujillo se organiza un taller de astroturismo como una de las actividades previas a la FIO que será la próxima semana. La oscuridad del cielo y la transparencia atmosférica -o sea, la oscuridad transparente- auguran el éxito del Destino Turístico Starlight. Un cielo sin contaminación lumínica es ideal para este tipo de prácticas.

En mi entender, la primera referencia traduce la actual tendencia de hacer llegar a la población cualquier variada oferta, -en este caso, la oferta artística contemporánea- como elemento de la ocupación del ocio. La segunda referencia tiene como objetivo ofrecer otra posibilidad de uso del ocio basada en la observación de las estrellas. Creo que este tipo de propensiones -y otras muchas más diversas- presentan una superación al clásico entretenimiento, al necesario descanso y vacación y a la distinción economicista del tiempo libre.

Lo curioso de esta compleja evolución es que se produce a la vez que se despierta el déficit del número de puestos de trabajo, la penuria de los salarios y la incertidumbre para poder compaginar ocio creativo/instructivo con trabajo como fuente de supervivencia social. Lo que dudo es si conseguiremos que los productos de la creatividad y las ideas divergentes las aceptaremos como elementos de cambio, como fuente de riqueza y como germen de nuevas ocupaciones.

 

Goyo

20-feb-17

Una duda sobre el trabajo, una duda sobre el empleo.

 

work

 

Me atraía esta semana la cosa de los once varones populares destinados a componer la Diputación Provincial de Cáceres; pero una vez repensado el tema, no me presentaba ninguna duda para este papel. Todo está claro. Todos son varones.

 

Así, viajé hasta la copla de Martín Fierro, que es el zumo amargo de la sabiduría obrera de estos últimos siglos de humanismo deshilachado; la otra parte del viaje se cifra en confirmar la incomprensible magia que transforma las penurias de los trabajadores en néctar patronal.

 

Algunos de nuestros pensadores que ahora perciben el fin del bipartidismo en nuestro país, no los veo arrimarse a un nuevo ensayo que destruyese el manido binomio patrón-obrero; ni las cooperativas, ni los mal llamados “autónomos”, ni los animados emprendedores, ni los abandonados ni-ni,… son capaces de suavizar la tensión contractual. Cada día que avanza, asentado en cada párrafo de la Reforma Laboral, nos acerca más a la simpleza del argumentario al uso: como un trabajador con derechos es un ser privilegiado y estamos todos en contra de los privilegios, fuera derechos. No obstante, todos, siguen considerando “el empleo” el problema social más importante.

 

Si buscamos ayuda en la red, bajo el texto “Nuevos sistemas para encontrar empleo” aparecen 90 millones de referencias; si tecleamos “Nuevos sistemas para ofrecer empleo”, se muestran 22 millones. Parece que hay como cinco veces más demanda que oferta en la red. Quizá eso explique que haya un 40% más de ricos desde el inicio de la crisis.

 

Ante la duda tenebrosa del futuro laboral, nos han colado con notorio éxito la idea de que es en el Ayuntamiento donde más cerca, mejor y más pronto deben facilitar el puesto de trabajo que la persona necesita. Ahora mal, si usted rebusca en nuestra actual legislación sobre Haciendas Locales, en ningún caso encontrará que un Ayuntamiento tenga como deber inexcusable ocuparse del empleo; debe asegurar comunicaciones entre los núcleos urbanos, facilitar agua potable y alumbrado público, alcantarillado, cementerio,… pero en ninguno de los casos se apunta que sea su competencia facilitar un trabajo.

 

La Revolución rusa de hace 98 años, desembocó en que era el Estado dueño de los medios de producción; en tal caso, entonces sí podría exigirse el empleo como servicio municipal; pero ¿eso no es un soviet?

 

Goyo

23-jun-15 Solsticio de verano y cuarto creciente.

 

 

Trabajo, quiero trabajo

 

 

 

 

Ya habrán leído más de tres veces que tal Ayuntamiento “crea una mesa de trabajo para fomentar el empleo”, que las concejalías de Fomento, Bienestar Social, Igualdad y Nosequé coordinarán la nueva tarea, que en ella participarán todas las áreas del Gobierno Municipal y otros agentes sociales, sindicales y económicos, según concretaron los dirigentes, quienes además presentaron iniciativas para tan novedosa ocasión, como las siguientes: “juventud y divino empleo”, «empleo para mujeres víctimas de malos tratos», «el diseño de puestos de trabajo para personas en situación de riesgo de exclusión social». Y que los organismos con presencia en la primera reunión, con fecha anunciada, participan en conjunto de una gran preocupación por el tema y chimpampún que si no vienen las cacerolas. Otras tantas veces, como le pasó al santo Pedro, se negará la cosa antes de que el calendario cante el amanecer.

 

Es muy difícil hacer creer algo nuevo a un creyente porque sabemos que sus creencias están basadas en su necesidad de creer y no en sus evidencias. El condicionamiento sociolaboral del trabajo tiene tanta ponzoña, que lo normal de un parado es creer que la administración pública le va a proporcionar un empleo. Así que lo habitual y esperable es encontrarse con parados que se presentan ante el Alcalde suplicando unas migajas de contratación.

 

A veces, hasta el ministro dice verdades, tan absolutas, que pasan desapercibidas; en Sevilla el año pasado, el de Hacienda, advirtió de que los ayuntamientos y la administración pública «no son oficinas de colocación«; todo esto dicho al abrigo de la conferencia impartida por Don Cristóbal que tenía como título “Las reformas que impulsan el cambio”.

 

Pero como estamos rodeados de creyentes firmes que afirman que los gobernantes públicos tienen la mano y la clave de la colocación, ahora entenderán el éxito credencial de aquellas afirmaciones del señor Monago, allá en Mayo del año 11 en que nos invitaba a atender unos segundos en su convencedor spot publicitario dirigido a hacer creer que él podía rebajar los cinco millones de parados e inaugurar la nueva creencia de que en el PP se encontraba la pócima del empleo, la salud y la salvación.

 

El hoyo se hace más profundo. La ciudadanía cada vez se siente, además, más frustrada a la hora de participar porque constata que no es escuchada ni atendida. A veces, incluso, es despreciada e insultada. A veces incluso sigue creyendo que lo que le conviene son mentiras dulcemente azucaradas. La fosa es profunda y la duda es gorda.

uno de mayo

Goyo

Twitt

workers

El twitt es la esencia. A mí me jode que el twitt sea la esencia porque yo utilizaba el brevíssimo como elemento desafiante de las esencias comunicativas; pero hacemos mucho caso a los yanquis y poco a los ibéricos.

Una mirada es una esencia que transporta mensajes. Incluso los macacos torpes trasladan mensajes con miradas.

Un gesto antropoide es la primera cartilla de lectura social,… digo un gesto corporal; pero un gesto de la cara humana es ya un compendio de elementos comunicativos que quizá no sepamos describir por separado; pero que nos dan una idea precisa, conjunta, redondeada, redonda.

Una frase corta es como un twitt, (o un twit, que no sé preciso inglés). Según tengo guardado, el Presidente de la Junta de Extremadura, o el Partido Popular de Extremadura, o ambos, ha afirmado en la red Twitter que «Debemos generar las condiciones para crear empleos estables y de calidad e invertir el dinero ahí» Esta frase es esencia e importancia porque ahora sigue siendo cierto que la problemática del empleo es la más atractiva, preocupante y deseosa de respuestas certeras.

La afirmación es muy bondadosa: «Debemos generar las condiciones para crear empleos estables«. Yo me incluyo en el «debemos», o sea, que creo que es tarea conjunta, global, social,… no solo de los administradores, …no solo de los políticos. Vale. Aunque no sean los empleos tan estables como los de los funcionarios.

«Hay que generar las condiciones». Y eso no sé como se generan. Juro que que si supiera generar, yo sería un generador de puta madre. Un generador de condiciones que hicieran surgir empleos estables. Pero no se me ocurre condicionar y hacer surgir manantiales de empleos, nichos de ocupación, rincones laborales,… o cualquiera otra pareja de palabras felices que siguen provocando la irritación de la persona que solo espera la simpleza de la palabras «empleo», «trabajo», «ocupación»,… «contrato humano mercantil que permuta dinero digno por dedicación física y/o intelectual digna».

Decidme -sabios del pueblo- cómo yo, un desorientado generador de condiciones puedo articular ayuda y empuje para que la gente angustiada convierta en placer el honorable cambio de esfuerzo por salario. Decidme qué debo aportar, dónde ir, a quién convencer, cómo ayudar,…

«Empleos estables y de calidad». Muy bien. Nada de muñequitas chochonas. Nada de chanchullos deshonestos. No queremos tampoco nuevos santos inocentes. Nada de mendrugos. Calidad estable, algo así como empleo con acero inoxidable. Y mucha más palabrería que ahora se me presenta en la oferta pero que se me antoja indigna, verdulera, cabreante,… no sigo. No sigo por no seguir hiriendo con palabras.

«E invertir dinero ahí». Ya está. Estoy de acuerdo, Ahí es donde hay que invertir, poner el dinero para que se amplíe en riqueza. Señaladme el sitio, Señaladnos la oportunidad,… hay montones de gentes dispuestas a jugar a la buena a aventura, incluso los desaventurados.

¿Por qué herimos tan cruelmente con palabras fofas?

Goyo
27-oct-11

Hacia una tasa urbanita

Tasa Tovar

Allí estaban, ejerciendo con limpieza su consorcio y acuerdo frente a la gente diversa de la prensa que escuchaba cómo el pleno del Parlamento Europeo aprobaría con holgura la nueva Política Agraria Comunitaria, PAC.

Eran dos franceses socialistas tocados por el mismo diseño estético de hombres de estrado, Irache García Pérez que es socialista española, el jefe de la mesa que me parece que era francés, dos ingleses, uno que se llama Lyon y otro Nicholson y un italiano del que no me dio tiempo a anotar su nombre. Hablaban a buen turno y no se apreciaban grandes distancias en los fundamentos expositivos. Seguramente las tensiones habían sido rebajadas en los debates preparatorios y allí se iba a presentar la piña.

Todo el mundo estaba de acuerdo en que el sistema al uso para preservar las profesiones agropecuarias europeas estaba obligado a cambiar. De las muchas explicaciones esperanzadoras, cosa que fue facilitada por escrito en una Nota de Prensa, me parece que tan solo tres bastan para resumir lo que podrá comenzar en el 2014 y llegar hasta el 2010.

Sucederá que el mundo agropecuario recibirá ayuda si produce empleo, si practica el oficio respetando el medio ambiente y que éstas serán las dos vrtudes que provocarán la fijación definitiva de la población rural; asegurándonos así que el paisanaje de la Toscana, la Bretaña o la Extremadura deje de huir de los pueblos a las ciudades. O sea, que cabe interpretar el asunto como que la actual y moribunda PAC ni creó tanto empleo, ni frenó el éxodo rural ni produjo respetos medioambientales. Vaya, se han dado cuenta.

Y es entonces cuando yo me atrevo a preguntar si algunos de los miembros intervinientes -allí presentes o ausentes- en los trabajos, habría propuesto algo así como una Tasa Tobin aplicada a la ciudadanía urbanita para obtener fondos dirigidos a proporcionar en el mundo rural las condiciones precisas y detectadas que aseguren la permanencia en tal ámbito y en tal cultura. Pues la respuesta global e individual fue la misma: que no se conocía propuesta tal y que además, no se pronunciaban en su favor, y otras cosas más diplomáticas del buen hacer de la corrección política que me dejaron solito y en los medios.

Yo, desconfiado del sentimiento lejano de los pedestales europarlamentarios, he preguntado a mis cercanías, y me han hecho saber lo mismo: que tururú; que eso de otro impuesto discriminatorio para asegurar la vitalidad rural es inoportunidad, que lo que hay que hacer es repartir mejor la tarta, sin que ninguno y nadie apuntase qué parte de la tarta debería reducirse para garantizar la subsistencia rural.

Lo que les aviso para que no se les vaya a ocurrir defender tal propuesta en cualquier sitio, reunión o despedida de soltero, dado que en las alturas y las bajuras, bien confían en que esto de lo rural está debida y suficientemente retratado con la oferta que le he copiado a El Roto.

Y eso que no estuvo.

Goyo
28-jun-11

Spanishrevolution (II)

Aperos

Cuando Maxi Robespierre y su pandilla de revolucionarios parisinos hilvanaban lo que todavía está por coser, casi seguro estoy que para ellos y para los girondinos, las discusiones y los debates de la Asamblea eran revolucionarios. En los debates y asambleas de esta primavera tórrida y soleada, no me parece que exista convicción de que estamos ante un acontecimiento social que merezca tal nombre; pero como los esfuerzos y las tensiones han sido abundantes, seguro que las propuestas no solamente dejarán poso sino que germinarán.

Antes de que sepamos si la plaza vuelve a ser el campo primigenio, cruce de calles, almacén de sueños,… ya están los agoreros pronosticando su inanición o, lo que es más y mucho peor, que el movimiento se pare en un partido político (por absorción/por creación); será entonces cuando tendremos más seguridad a la hora de utilizar, o no, con precisión, el calificativo «revolucionario».

Las propuestas que mayor magnetismo podrán crear giran alrededor de nuestra capacidad como sociedad para ser abundantes también en «trabajo»; lamentablemente, parece que nadie reivindica que lleguemos a lo que podríamos llamar «derroche laboral». Cosa que me parece hasta milagrosa si me dedico a ver números de trabajadores afiliados a los sindicatos, a la participación de los afiliados, al respaldo y valor concedido por la ciudadanía a las tareas sindicales y a la filosofía escrita y practicada por algunas organizaciones que se dicen defensoras de los derechos y de los deberes de los trabajadores.

Pues la segunda tanda de propuestas, en número de cinco, se destinan a diseñar una estrategia contra el desempleo. Son éstas:

1.- Reparto del trabajo fomentando las reducciones de jornada y la conciliación laboral hasta acabar con el desempleo estructural (es decir, hasta que el desempleo descienda por debajo del 5%).
2.-Jubilación a los 65 y ningún aumento de la edad de jubilación hasta acabar con el desempleo juvenil.
3.-Bonificaciones para aquellas empresas con menos de un 10% de contratación temporal.
4.-Seguridad en el empleo: imposibilidad de despidos colectivos o por causas objetivas en las grandes empresas mientras haya beneficios, fiscalización a las grandes empresas para asegurar que no cubren con trabajadores temporales empleos que podrían ser fijos.
5.-Restablecimiento del subsidio de 426€ para todos los parados de larga duración.

Creo que la necesidad de repartir el poco trabajo que se ofrece, tiene que ver con las herramientas. Bien pronto me parece que nos hemos olvidado del avance de nuevo maquinismo, que incluso el ocio -no ya el trabajo- viene dispuesto en máquinas. El resultado es que no sólo se abarata la pena del trabajo sino el tiempo del trabajo, y lo último repercute en una menor cantidad de trabajadores. Ello supuso hace más de medio siglo la aventura de dictar por ley una jornada máxima de ocho horas diarias y un correspondiente descanso semanal que se ha ido agrandando y parece no tener fin. Para ambas situaciones apunté meses atrás algunas reflexiones que quizá convenga revisar: tal vez sea viable una jornada laboral de seis horas con la proporcional reducción de salario y quizá no sea de locos comenzar a pensar en otra concepción de la semana diferente a como la dibuja el Génesis o la impuso la cultura judía.

Acerca de la jubilación, la concepción del Estado del Bienestar apunta a una personalización de las condiciones de trabajo de forma que cabe esperar diferentes formas de abandonar o cambiar de trabajo sin que una determinada edad sea la clave definitoria. Y conviene buscar planteamientos de un periodo de tránsito hacia la jubilación definitiva con jornadas adaptadas al trabajador y/o a la empresa o administración.

Sobre el trabajo temporal es cuestión que debemos aceptar y que viene impuesta por las tendencias sociolaborales a la adaptación; hay empresas que pueden afrontarla causando beneficios. Otra cosa y necesidad es que debamos impedir abusos. La cuenta quizá se aclare diciendo que a la sociedad le debe dar igual que un trabajo de ocho horas lo ejecute una persona en ese tiempo, o sea ejecutado por dos personas que hayan trabajado cuatro horas cada una.

El despido cuando existen beneficios no persigue otra cosa que buscar más beneficios, esa es la clara filosofía que sustenta la teoría de la competitividad, que por cierto, no sé como no ha sido agarrada de los pelos incluso por pensamientos progresistas, cuando observamos que el ser competitivo se aleja mucho del ser solidario y fraternal.

Acerca del restablecimiento de un subsidio no debe fijarse en un número único, creo que estamos en condiciones de asegurar una mejor atención a la persona sin trabajo teniendo en cuenta su condición familiar, de renta y de limitaciones por edad o condición de valía. Ello implica una mayor cantidad de personas dedicadas a las oficinas públicas de atención laboral.

Vale. Pero les noto un tremendo olvido. En nuestra sociedad y cultura -Europa Occidental- el trabajo es un elemento contractual que surge a través de las iniciativas empresariales. Siempre nos han hecho creer que son las empresas las instituciones que crean empleo y la función de las administraciones públicas residen en animar y ayudar en lo posible a las iniciativas empresariales. Muy bien. Pero en el andar cotidiano, las personas con graves problemas económicos porque no encuentran trabajo, acuden a los Ayuntamientos a demandar «lo-que-sea» y ahí tenemos a miles de alcaldes agobiados por atender una necesidad que ninguna de las leyes que regulan las Haciendas Locales recogen como de obligado cumplimiento. Item más, tan solo cuatro o cinco años atrás, las empresas denostaban (por decirlo educadamente) a los gobiernos municipales que decidían hacer obras públicas por administración, argumentando que los Ayuntamientos «quitaba» el trabajo a las empresas. Ahora son las empresas las que demandan a las instituciones públicas el fomento de obras públicas para salir del bache; es decir, estamos en la época donde las empresas piden empleo a las administraciones. Ahora son también los obreros quienes acucian a los Ayuntamientos para que les «den» trabajo. Ahora han sido los aspirantes a regir los gobiernos municipales los que han prometido «crear» empleo. Ahora podrá salir quizá alguien a recordarle que esos dineros públicos no deben tener carácter finalista distinto al previsto por los textos refundidos. Parece un primer paso hacia una malversación general y consentida; eso es lo que parecen decir nuestras más elevadas palabras.

¿Vamos/queremos ir hacia un estado comunista donde los bienes de producción y las condiciones laborales las dicta papá Estado?

Goyo
02-jun-11

Intranquilidad

tranquilidad
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Cada vez es más imposible asegurarse días repletos de quietud mental; no de conservadurismo ideológico, sino de sosiego intelectivo, de reposo afinado, de aprovechamiento de lo experimentado,…

Oigo como si la frase estuviera rodeada de una especie de aureola sabia: «El parado que se forma, está trabajando para el país«. No obstante, las fuerzas de la intranquilidad opinan que esta opinión es un insulto obrero.

Quizá yo sea un renegado de lo «popular» como acepción contemporánea, quizá sea un imprudente creyente del valor formativo,… a lo peor un inusitado inocente de ese principio que augura éxito futuro a todo lo que es tocado por lo educativo. Las alumnas trabajan por mi país, los maestros trabajan por mi paisanaje, los catedráticos aportan riqueza a mi ciudadanía,… y así un cúmulo de personas mejor o peor pagadas las considero trabajadoras en favor de la sociedad que nos cobija.

Incluso considero trabajadoras a las personas que afilan a diario la ignominia y el fariseísmo, incluso a las personas que piensa y argumentan al genial estilo explicado brevemente como lo explica El Roto.

Aunque deformen.

Goyo
14-sep-10

Cambio o dificultad.

SubprimeCrisis

Son los momentos los que aprietan; es decir, no es una presión constante sino una constancia de dolores aislados. No duele en ningún sitio concreto, pero todos los lugares se quejan. No es una noticia de efectos contables sino rumores que desalientan.

No hay ánimo para rechazar confusiones.

Nos alimentamos ahora de impresiones que se quedan como experiencias sin que existan hechos constatables.

Aprecio gentes preocupadas por su futura capacidad de cambiar su trabajo por dinero; aunque la vea ahora empujando un carrito repleto de productos del «súper-mercado«. El «mercado«, ese sitio deslocalizado donde se trueca esfuerzo, sudor y sabiduría por dinero, también cambia y es dificultoso. Se lamenta ese pequeño empresario con su gran coche. Se derrumba aquel autónomo. Mengano dicen que lleva tres meses de «baja». Las inspecciones laborales aumentan, también las denuncias. La economía sumergida mantiene a flote el enredo y engaño social. El Presidente del Gobierno está más delgado. El señor de la oposición engorda y acumula grasas de santo Job.

Son momentos de cambio o dificultad, dice el «libro gordo» de María Moliner; el Diccionario de uso del español. Y el adjetivo que nuestro idioma dispone para las personas afectadas por esos cambios y esas dificultades es críticos, o críticas. Las personas que de un modo u otro estamos afectadas por la crisis debemos denominarnos críticos, en el significado de que estamos en el crítico momento. No nos conviene solamente el significado de «crítico» como persona que ejecuta la acción de juzgar, que es juiciosa, resuelta, decidida. Lo que más nos conviene saber es que este es el momento, o punto de una situación tal que de lo que se haga u ocurra en él depende el éxito o el fracaso.

Ya no solo afectan los hechos evidentes, sino que las ideas, las murmuraciones y las opiniones; que se traducen en efectos más poderosos que pudieran fabricar otros hechos evidentes.

Las nociones que precipitan hechos y sensaciones como si de hechos proviniesen las puede hacer cualquier grupo o individuo con cierto poder de expansión de un criterio. El que se produjo ayer, desde un periódico alemán, puede servir de ejemplo preclaro de cómo se puede atacar al mismo tren europeo desde la misma locomotora. Quizá hurgando ya no hay locomotora.

Ya estamos en el momento culminante, preciso, decisivo y supremo,… y es el oportuno: aprendamos a ser críticos en el pensar y en el juzgar.

Sea usted libre al viejo estilo.

Goyo
16-jun-10

La virtud del sofisma

Polemon

Al menos doscientas trece personas sintieron contento laboral el pasado mes de marzo en Extremadura; es posible que no hayamos tenido la suficiente comprensión para aliviar la desazón de las que perdieron su empleo; pero las grandes cuentas, la diferencia entre las personas que encontraron trabajo y las personas que lo perdieron ha sido por primera vez positiva en favor de esa necesidad tan vital para el ánimo y el bolsillo.

Por su parte, la ultraderecha mediática, ha encontrado nuevas vetas del dorado filón: como el lenguaje se conviene al usuario, basta retorcerlo hasta sangrar el embuste y aparentar pureza argumental. «Tolerancia cero» se suele escuchar como si tuviese algo que ver con «Tendido cero». Ya los sofistas clásicos se ganaban el pan y las monedas enseñando travesuras lingüísticas que desembocaban en aberraciones morales. «En este asunto, nuestro partido siempre ha sido contundente» se dejan decir las palabras.

Pues como decíamos ayer, comienzan a mejorar los datos del mundo laboral extremeño; una alegría aprisionada y expectante, próxima a «alegría cero» se exige, se exige incluso para los 213,… porque aparece en escena el señor Monago que dice ahora que «es que Vara esconde a los parados extremeños.«.

(Aclaración: la ilustración es el busto de Polemón, no del señor Monago)

Goyo
07-abr-10