El cambio que dicen que queremos.

 

 

cambio

No hace falta que coincidan conmigo; yo les comento que esos deseos de felicidad que irrumpieron nada más atragantarnos con las doce uvas, se disolvieron en la niebla de estos primeros días de enero. Las pocas pretensiones cargadas de sinceridad y amorío ya han quedado frías y transparentes como los carámbanos de estos primeros días de enero.

 

Y es que el mero hecho de convivir con lo insoportable despierta y agudiza nuestra desvencijada capacidad de análisis y no necesitamos profesores eméritos que nos aleccionen y expliquen que mucho más aberrante que adjudicar a la Economía estructura científica, está la que supone humanidad a nuestras leyes; baste recordar el incumplimiento chulesco y desgarbado de los principios humanitarios de la Ley 39/2006, de Promoción de la Autonomía Personal y de Atención a las Personas en situación de Dependencia . Como si cuando el PP ganó las elecciones hubiese borrado por accidente su programa electoral.

 

Más preocupante aún es negar la concepción que identifica acción política con bienestar ciudadano; cada vez somos más escasos los creyentes Y si estas ideas se quedan solas en el limbo de las hermosas palabras, reconoceremos que nos han secuestrado parte de la condición humana.

 

Los pequeños, meditados, escondidos, persistentes y negros recortes de derechos y disfrutes ciudadanos calan como gota malaya: allí un Pediatra menos, aquí un medicamento sacado del sistema de protección sanitaria, luego una vacuna infantil; después, una máquina averiada de radioterapia; antes, varias becas y ayudas al estudio al pairo, al lado, un dejar de soportar esos proyectos de investigación sobre el grafeno o sobre las órbitas de los meteoritos; mañana, terminaremos asumiendo la elevada carestía de los enterramientos, que serán justificados porque todo debemos contribuir con mayor generosidad al último esfuerzo.

 

Pero no teman, que no hay miedo a perder el empleo. Frente al tosco panorama, se han dispuesto opciones diversas aunque dimitan profesionales de la Agencia Tributaria al discrepar de los criterios políticos de sus superiores.

 

La lucha por el uso del lenguaje es la lucha por la definición de la realidad. Todos estamos en el mismo saco; cuesta poco el pecado y mucho la santidad. La duda es que si todos “Hacemos lo que Podemos”.

Goyo

26-ene-15

Cambio o dificultad.

SubprimeCrisis

Son los momentos los que aprietan; es decir, no es una presión constante sino una constancia de dolores aislados. No duele en ningún sitio concreto, pero todos los lugares se quejan. No es una noticia de efectos contables sino rumores que desalientan.

No hay ánimo para rechazar confusiones.

Nos alimentamos ahora de impresiones que se quedan como experiencias sin que existan hechos constatables.

Aprecio gentes preocupadas por su futura capacidad de cambiar su trabajo por dinero; aunque la vea ahora empujando un carrito repleto de productos del «súper-mercado«. El «mercado«, ese sitio deslocalizado donde se trueca esfuerzo, sudor y sabiduría por dinero, también cambia y es dificultoso. Se lamenta ese pequeño empresario con su gran coche. Se derrumba aquel autónomo. Mengano dicen que lleva tres meses de «baja». Las inspecciones laborales aumentan, también las denuncias. La economía sumergida mantiene a flote el enredo y engaño social. El Presidente del Gobierno está más delgado. El señor de la oposición engorda y acumula grasas de santo Job.

Son momentos de cambio o dificultad, dice el «libro gordo» de María Moliner; el Diccionario de uso del español. Y el adjetivo que nuestro idioma dispone para las personas afectadas por esos cambios y esas dificultades es críticos, o críticas. Las personas que de un modo u otro estamos afectadas por la crisis debemos denominarnos críticos, en el significado de que estamos en el crítico momento. No nos conviene solamente el significado de «crítico» como persona que ejecuta la acción de juzgar, que es juiciosa, resuelta, decidida. Lo que más nos conviene saber es que este es el momento, o punto de una situación tal que de lo que se haga u ocurra en él depende el éxito o el fracaso.

Ya no solo afectan los hechos evidentes, sino que las ideas, las murmuraciones y las opiniones; que se traducen en efectos más poderosos que pudieran fabricar otros hechos evidentes.

Las nociones que precipitan hechos y sensaciones como si de hechos proviniesen las puede hacer cualquier grupo o individuo con cierto poder de expansión de un criterio. El que se produjo ayer, desde un periódico alemán, puede servir de ejemplo preclaro de cómo se puede atacar al mismo tren europeo desde la misma locomotora. Quizá hurgando ya no hay locomotora.

Ya estamos en el momento culminante, preciso, decisivo y supremo,… y es el oportuno: aprendamos a ser críticos en el pensar y en el juzgar.

Sea usted libre al viejo estilo.

Goyo
16-jun-10