Las nuevas cuentas.

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La gente hace cuentas. Recientemente, los contables de los pensionistas han añadido a sus números la tendencia declarada que afirma que la vida se extiende a pesar de las enfermedades. Viviremos más tiempo, con más oferta de comprimidos, ungüentos, jarabes,…. incluso tubos y sondas de plástico transparente por donde circulan libremente la vida y la muerte. Como no hemos sido capaces de sustraernos del hábito de pagar estas dependencias con dinero, los contables aseguran que el reparto futuro para la atención a las últimas edades, no será como en la actualidad. Tardaremos más tiempo en ser viejos, dispondremos de mayor tiempo en el que sin trabajar sigamos percibiendo un sueldo pequeñito y estaremos más tiempo cultivando la enfermedad y retardando el verdadero despido.

Por fin se ha culminado la cuesta de enero y todos los elementos que denominamos «agentes sociales» se felicitan por tanta cordura común, por tanta coincidencia de previsión compartido. El júbilo que debe causar el cobrar sin trabajar se retrasa un poquito y de forma gradual; previsiblemente al mismo ritmo en el que se instalarán dolencias, deficiencias y males.

No importa, las necesidades que tal futuro asegura se han resuelto. Habrá dinero para distribuir, para asegurar la ingente factura de los extremos de nuestras vidas: la infancia y la senectud. Quizá nos importe menos la infancia porque es presumible que no llegaremos a conocerla, el caso es que estamos convencidos de que hay que ahorrar/reservar para atender/repartir.

No obstante, presentándose tan claras las razones que tardarán en observarse, no me explico por qué los mismos «agentes sociales» no hacen una sencilla división de todo el trabajo que tenemos que hacer en este país y dividirlo entre el número de personas dispuestas a trabajar; el cociente debe salir obligatoriamente menor ya que el divisor «debe ser» moralmente mayor. Hay muchos miles de miles esperando su ración de tiempo laboral.

¿Por qué es tan difícil avanzar hacia una jornada laboral de seis horas?
¿No es ahora tiempo de avances sociales aunque sean también austeros?
¿Para qué tanta máquina que no rebaja horario de la persona?
Dos horas más de ocio, ¿no es una nueva posibilidad de negocio?
Los que tenemos ahora la suerte del trabajo, ¿no podremos conformarnos con menos?

Goyo
31-ene-11
Día del final de la cuesta.

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