La idea (y III)

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Llevada y ocultada por la convicción de la fuerza, su ánimo se negó a proferir veneración y resistió lo mismo torturas medievales que suplicios guantanameros. Nada al principio se hacía transparente. Mucho era sangre medida para que quedase algo con lo que seguir fecha tras fecha. Mucho era quebranto de coyunturas. También moratones y cardenales dobles: los que bendecían y los que tornaban al azul. El justo alimento y el medido maltrato para hacerle cambiar de opinión, para declararse sumisa y colaboradora, para nunca más dejar el selecto grupo del poder que conocía “la idea

 

         ¿Cuál es la idea que te ha confesado?…, ¿es “la idea”?

 

         Sí, Señor. Por fin ha confesado y se ha convencido. Es “la idea”. No hay la menor duda; la ha descubierto sin ayuda de nadie, me lo ha comentado todo con las pautas, las señales y los argumentos secretos que conocemos… ¿qué hacemos, Señor?

 

         Lo de siempre: que quede en la cárcel secreta y que desaparezca del barrio, de su familia y de sus amistades, …que se esfume sin que deje rastro.

 

         En las circunstancias actuales, Señor, incluso podemos decir que se volvió loca o que emigró a una misión cooperante al suroeste africano.

 

         Eso ya es problema menor.

 

Y así, con el conflicto dominado y resuelto, la mujer fue debidamente informada por orden de la superioridad y beneficio de la inferioridad:

 

         Debes apartarte de todos por la idea, del mismo modo que nosotros sufrimos soportando los problemas aún a sabiendas de cuál es la solución. No te podemos dejar suelta una vez que es verdad que tu idea significa la solución a los problemas. No podemos permitir que los banqueros trabajen sin usura, ni que los fanáticos mezclen intereses, ni que los estafadores dejen de diseñar nuevas artimañas. Siempre hemos arreglado el mundo descomponiéndolo un poco; lo necesario para que se pudran nuestros pensamientos con nuestros cabellos. Te lo decimos en esta situación de emergencia, que como los icebergs, suele ser la novena parte de la situación sumergida.

 

Esto, que es muy difícil de explicar, fue encomendado a los niños que aún tenían cerebro dispuesto y sin sombras; pero los niños siguieron jugando y no fueron capaces de aprender este cuento, ni los Poderosos incitaron a que jugasen indagando.

 

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Dedicado a los que juegan y no tienen tiempo de pensar mal. 

Goyo 

05-dic-08 

 

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