Una de arbolitos.

 

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Así -o mucho peor- quedarán los árbolitos recién plantados en la calle peatonal San Pedro de Alcántara. Cáceres.

Las señoras ingenieras y los señores arquitectos están obligados a contemplar ciertas condiciones de edificabilidad de lo que se vaya a construir previendo el riesgo de movimientos sísmicos de la zona. Dicen los estudiosos que Cáceres está ubicada en una zona tranquilita. Aún sospechando que el terremoto está lejos, se tiene como hábito técnico el diseñar actuaciones constructivas siendo previsores ante esta posibilidad y cautos en otros muchos aspectos conocidos.

 

Las señoras y señores técnicos superiores no tienen la obligación de recordar a constructores y propietarios que los árboles tienen raíces que buscan con avidez zonas de oscura humedad, y se incrustan, y taladran, y perforan con delicia y paciencia argamasas y hormigones que nos parecen inescrutables. Después, la experiencia nos muestra cómo las raíces han colapsado redes de evacuación, debilitado cimientos, solapado suelos y torcido aceras.

 

Tampoco parece que tengan por hábito proyectar que el agujerito que se deja para que el tronco engorde a su natural demanda, sea debidamente concebido y no resulte ser en el futuro un cincho asfixiante.

 

O por falta de suelo para el desarrollo radicular, o por daños no contemplados, o por limitaciones impuestas por el duro hormigón, los árboles de la ciudad suele tener el desarrollo limitado a la torpeza humana. Así que contemplado luego el deterioro que producen en su continuo crecer, nada parece más certero que rebanarle el tronco al criminal: cortado el árbol, creció la acera.

 

Hace pocas fechas “Cáceres Verde” se manifestaba contra la diseñada desaparición de árboles en una de las calles céntricas. Se dice que serán sustituidos. Repetimos viejos errores.

 

Hemos visto rematada la obra que ha convertido la calle de San Pedro de Alcántara en vía peatonal; decorada con arbolitos, ahora tiernos, que asoman su tallo larguirucho por un alcorque de ridículas dimensiones. Algún responsable habrá previsto que en pocos años los árboles emitirán el mensaje claro de que le están apretando el cuello y no debiera de nuevo articularse la desmaña de que hay que licenciarlos para sustituirlos por otros nuevos.

 

En estas fechas repletas de pactos, dudo yo si los verdes y los grises se sentarán alrededor de un árbol viejo para ungir las calles con aromas de magnolios.

 

Goyo

10-jun-15

Navegar

 

Naumaquia

 

 

Asisto al encuentro en el que nos preocupamos por el uso futuro de las aguas del pantano de Alcántara. Esencialmente, la puesta en valor de este intento, está recogida en un primer borrador auspiciado por los Grupos de Acción Local Ademe, Tagus y Adesval, bajo la animación estudiosa de la empresa GEA-FGN que presenta el proceso de recogida de datos y primeras propuestas. Se trata de traducir la gran mancha de agua embalsada en un recurso ambiental, de ocio, de deporte y de turismo; en una nueva fuente de riqueza que anime el futuro social de la penillanura cacereña.

Aguas hay para el invento, porque se ha cuajado con una exquisita y diversa participación en la que conviven informes técnicos, entrevistas, documentación social, reuniones sectoriales, mesas de expertos,… y una actitud radicalmente educada y valiente. Falta conocer la ausencia inexplicable de la Confederación Hidrográfica del Tajo: no sabemos si no sabe, ni contesta para que sepamos algo.

Como cosa de la modernidad imperante, todos coincidimos en que se necesita algo de dinero para que esta percepción social y pública traduzca sus intereses; pero es la percepción privada la que tiene el capital. Ya saben ustedes que algunos de estos dineros proceden de fondos europeos y, conociendo las limitaciones de los hombres de negro dedicadas a la protección de la población rural, bien que echo en falta prospección financiera. Mucho más se echa de menos aquel espíritu de ayuda al desarrollo anunciado por cualquiera de las entidades bancarias hace apenas cinco años.

Alcántara

J.B. Antonelli, antes de que acabara el siglo XVI concibió la unión de Toledo con el Atlántico, es decir el funcionamiento del eje fluvial Madrid-Lisboa, pero su principal oposición no provino de la corte de Felipe II, sino de las concepciones de los propietarios de molinos y aceñas que consideraban que ello les perjudicaría. Han de pasar casi tres siglos para que los pueblos ribereños se convenzan de que la navegación les beneficiaría más que sus instalaciones hidráulicas; Juan de Villanueva, Arquitecto Mayor de Carlos IV, denuncia la incuria y desidia de esta aspiración.

Ahora, un tema que secularmente ha presentado poco atractivo, vuelve a removerse. ¿Ustedes creen que la duda de esta semana podrá navegar en aguas tranquilas de Iberdrola?

Goyo

15-abr-15

Bellotas en Navidad

 

 

 

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Con los últimos días del año, las encinas dejan caer también sus últimas bellotas; herramientas cobrizas que intentan poblar de nuevo los campos con carrascas que algún día podrán convertirse en encinas centenarias, si es que antes algún animal no la ha aprovechado.

Pues les decía que llevo desde 1992 intentando remozar con nuevas encinitas los yermos que tan bien fabricó nuestra no lejana historia agrícola. Aquella historia no tenía mejor proyección de futuro que descuajar (arrancar de cuajo) montes y dehesas aunque sus tierras no sirviesen gran cosa para la producción de cereales. O sea, que antes de la locura de los montes tropicales y amazónicos, nosotros experimentamos bien a gusto la limpieza arbórea, quedando muchos de nuestros campos para que las ardillas pudiesen viajar en avión si querían atravesar la península desde Évora a Gerona, por ejemplo.

La costumbre que usted puede asumir es muy simple, barata y larga de fiar: se trata de coger alguna que otra bellota, de esas que pronto ya no habrá, esconderla en algún hueco del campo y esperar taimadamente a que crezca. Aunque nunca pueda gozar de su sombra. Aunque nunca más el destino le permita volver a visitarla.

O bien, sembrarla junto con su hijita -o junto con su nieto- en una maceta, esperar a que germine, cuidarla durante un año, y volver a repetir la fiesta de la replantación en la próximas Navidades, desprendiendo la planta de la maceta con mucho cuidado para pasarla a tierra. Incluso regalarla.

Otra cosa también emotiva y efectiva: regale como felicitación navideña una bellota a su jefe, a su empleado, a su vecino del cuarto, al vendedor de la Once, al Policía, a la Alcaldesa,… que seguro que lo toma en consideración y proporciona lo que será un hermoso marco de encina dentro de veinte años.

Mejor aún: tenga el atrevimiento de enviar en esta fechas tan tiernas dos o tres bellotas a ese familiar que tiene en Móstoles, en Vitoria o en Castellón, cuéntele la historia feliz de que existen culturas en las que se reconoce a los viejos poderosos porque siembran árboles de los que quizá nunca se aprovechen de sus frutos.

 ¿ Saldrás a sembrar una bellota ?

¿Has preparado el sobre para enviar dos bellotas a esa persona?

Goyo

03-dic-14

bandemita                                     Bandera Medioambiental.

El acuerdo de las rapaces.

Buitre

 

 

Observar a un buitre en vuelo produce una sensación de descanso a la vez que de fortaleza. De ordinario el buitre bate poco las alas; su organismo es capaz de detectar cómo suben las pequeñas corrientes de aire caliente hacia los cielos de arriba y, simplemente dejándose planear, asciende y se traslada con muy poco esfuerzo.

Hace mucho tiempo, cuando el hombre respetaba a la Naturaleza, también todas las aves rapaces se dedicaban a cazar. Había abundancia de animales de todas clases, sanos, fuertes, ágiles, … y aquellos que enfermaban o se despistaban de sus padres, pronto las rapaces le daban caza.

Hombres ignorantes que no quisieron entender la sabiduría de la vida en los campos, no apreciaban que las rapaces se alimentaban de los animales que él solía despreciar. Además de ello, aquellos hombres envidiaban a las rapaces por su sigilo, por su velocidad, por su agudeza visual, por su figura elegante, por la fuerza de sus garras, … en resumen, porque cazaban mejor que él.

Por envidia, el hombre comenzó a matar caprichosamente y de forma desorbitada a las mejores piezas, a los animales más sanos, a los más rápidos; como queriendo desafiar a las rapaces e intentando demostrar que era mejor cazador. Y además, algunos humanos mataban y envenenaban a las rapaces acusándolas de ser alimañas que se dedican a comer los mejores conejos y perdices.

Pronto las águilas, los buitres, los halcones y demás aves cazadoras tuvieron problemas para conseguir alimentos y asegurar sus vidas; así que se reunieron para encontrar solución a la nueva situación. Con triste pena reconocían que el hombre era incapaz de corregir los hábitos que dificultaban una vida en armonía.

Todo es pura envidia, o al menos así me lo parece, -dijo el mochuelo-. Debemos diversificar nuestros sistemas de caza, especializarnos si queremos competir con los humanos. No podemos cazar todos lo mismo, ni de la misma manera, debemos repartirnos presas y modos… y huir de su presencia, desconfiar de su cercanía, anidar en los lugares más apartados.

En aquella asamblea acordaron que cada una debería especializarse en un tipo de caza: el halcón en ataques rapidísimos; la lechuza en cazar en completa oscuridad, el cernícalo preparando el ataque sorpresa mientras flota en el aire el águila utilizando la fuerza y la astucia, el alimoche aprovechando el interior de los huesos, … . Incluso las águilas se repartieron labores de caza: unas se especializaron en cazar culebras, otras en pescar y otras en atrapar a los hábiles conejos.

Así cada rapaz iba anunciando su forma particular de cazar para repartirse mejor las pocas presas que estaba dejando el hombre.

El buitre no había hablado; en verdad le daba igual conseguir comida utilizando cualquier procedimiento que sus compañeras no hubiesen elegido. De todos modos, sabía que el hombre seguiría matando por matar o que algunos animales morirían en el campo. El buitre decidió buscar el alimento de esta manera para no quitar presa alguna a sus amigas y no constituirse rival de ninguna rapaz.

La elección del buitre dio que comentar en la asamblea, nadie deseaba ver a tan buen cazador husmeando cadáveres. Era como darle la razón al hombre y que de esta forma se sintiese superior. No podían imaginarse al potente buitre esperando a comer lo que nadie había querido: ¡carne muerta!

Argumentos y razones se expusieron para que abandonase tal idea. Su razón la repitió varias veces:

– Fijaos en el alimoche, que ha escogido lo que nadie de nosotros queremos. No me consideréis a mí porque el mérito es el suyo. Además, para alguno deberán ser los restos, si nosotros los hemos elegido, no tenéis por qué preocuparos.

No hubo manera de convencerle, tampoco al noble alimoche.

Al enterarse los hombres del acuerdo de las rapaces, sintieron aún más envidia de ellas por lo inteligentes que había sido. Por eso al águila lo dibujaban en sus banderas, esclavizaban al halcón para que les cazase, incluso había ignorantes que las mataban para embalsamarlas y poderlas admirar a su capricho inútil.

Del bueno y humilde buitre, contaron a sus hijos las mentiras de que era el ave más repugnante y sucia. Al enterarse el buitre de estas calumnias, y para no manchar la fama de las rapaces, se arrancó las plumas del cuello y cambió su aspecto elegante.

Cualquiera que conozca esta historia, sabrá la razón de por qué el buitre es tan imperial en el vuelo y tan grotesca su figura.

Otro día, os contaré cosas del pastor que a sus hijos les narraba historias bonitas de las arañas.

Lo que esperan los pueblos

 

pueblo

 

Plasia

 

Rematada la faena periodística palaciega del 23F, corresponde ahora edificar algo más rural y apartado de pasillos, secretarias y despachos; algo villano, originario de las pequeñas villas, de los chicos pueblos,… esos grupos de casas más o menos alineadas que se establecen en mitad del campo, donde también cantan los gallos, lloran los niños y hacen ganchillo las abuelas.

Los pueblos son las primeras células ciudadanas. Alguno de ellos comienza a crecer y engordar de modo tan descontrolado, que al paso de los años forma un glomérulo distinto, una plasia nueva que no se llama cáncer, sino ciudad.

Una ciudad es como un tejido popular compuesto por pueblos plegados sobre sí mismo. Así que después aparecen los problemas de compatibilidad y quieren meter en una misma cerca donde antes pastaban las vacas, un complejo urbanita compuesto por un colegio de monjas, un gran centro comercial, apartamentos pijos, garajes subterráneos, viviendas sociales baratas, algún que otro ático lujoso y una metástasis de ánimo comercial extendida por todos los alrededores.

Ahora, responsables de nuestra región, con otros de otras regiones se han reunido preocupados sobremanera por el despoblamiento y el envejecimiento del mundo rural. También opinan los presidentes de las diputaciones provinciales extremeñas. De todo lo leído, no acabo de toparme con una oferta que a la vez de clara sea contrastable y medible por nosotros, que somos más torpes. No es que tenga duda sobre lo que se va a hacer, es que tengo certeza sobre lo que no se va a hacer.

Hace como tres años, el Parlamento Europeo invitó a cuarenta periodistas y blogueros extremeños y del Alentejo, a que fuésemos a conocer los fundamentos de la Política Agraria Comunitaria para el periodo 14/20 y allí se nos reveló que la esencia para perfumar la Europa social exigía un diseño que proporcionase los medios políticos y sociales necesarios para asegurar, incluso aumentar, la población en las zonas rurales, mantener la población primaria, preservar su tesoro cultural, revivir su antropología y otras bellísimas parejas de palabras.

Yo pregunté si se había previsto como remedio alguna tasa a los urbanitas para equilibrar el déficit de los servicios en el mundo rural. Me dijeron que no y sigo con la duda de cómo lo van a componer.

 

Goyo

10-mar-14

Ecología versus Economía.

 

 

Propuesta a las instituciones que conceden los Premios Nobel.

 

 

Pese a los reconocidos y aplaudidos métodos y descubrimientos interpretativos de cómo funciona la Economía, se sigue evidenciando una inexplicable expansión de la pobreza que agobia tanto a naciones como a poblaciones, a culturas y a la misma diversidad de especies.

Parece entonces evidente que los rigurosos tratados sobre Economía no hacen sino fortalecer las fortunas poderosas con el mismo vigor que maltrata a las débiles. Ninguno de los principios teóricos premiados ha demostrado contribución para reducir la hambruna en muchos ambientes y áreas pobladas por la especie humana; sino que se sigue provocando el crecimiento de otro mundo mucho más apartado, castigado, excluido.

Cuando Alfred Nobel firmó su compromiso y testamento en noviembre de 1895, en el Club Sueco-Noruego de París, se sintió culpable por su responsabilidad como empresario enriquecido a través de una industria productora de dinamita, cuyo principal mercado dejó de ser la minería y se trasladó a la guerra. Esta puede haber sido la motivación principal de su afamado testamento, quizás unida a la costumbre de la época de realizar acciones altruistas.

Alfred Nobel dejó para nuestra sociedad una herencia suficientemente diseñada para premiar anualmente las mejores aportaciones científicas en los campos dela Fisiología, la Física, la Química y la Literatura

Las instituciones encargadas de valorar y otorgar anualmente tan prestigioso galardón son:

 

  • La Academia Sueca que designa al laureado en Literatura.
  • El Instituto Karolinska , un comité del instituto es el encargado de la designación del premio Nobel de Medicina o Fisiología.
  • La Real Academia de las Ciencias de Suecia en la que distintos comités actúan como tribunal de selección para la concesión de los premios de Química y Física
  • El Comité Nobel del Parlamento Noruego, que decide el Premio Nobel de la Paz.

 

 

  •  A partir de 1968, el Banco de Suecia otorga el Nobel de Economía, premio no instituido por Alfred Nobel y galardón que aún su familia sigue sin aceptarlo como tal.

 

Muy a pesar de este reconocimiento a los estudios económicos, no parece haberse notado beneficios globales evidentes para la sociedad; como prueba está que en febrero de 1995 se acuerda que el premio de ciencias económicas sea redefinido como Premio a las ciencias sociales sin que su remodelada definición sea reconocida en plenitud.

En respeto a la intención primigenia y a la memoria de Alfred Nobel, pedimos que se retire el reconocimiento y galardón a los estudios económicos y se deriven los fondos y las medallas para premiar a las personas o instituciones que se hayan distinguido por su compromiso y defensa del Medio Ambiente; es decir permutar el galardón basado en la Economía por aquel que se fundamenta en la defensa y protección del medio natural, pasando a denominarse “Premio Nobel de Ecología”.

 

Goyo Tovar, 23 de junio de 2013

Tú, que eres más, trabájalo mejor.

Un ruso y un americano

 

 

 

Es viernes, por la tarde tirando a dar la noche; pero pudiera haber sido cualquier momento del eterno tiempo. Leo en la prensa que uno de los muchos hombres ha fallecido y que otro hombre también ha sido enterrado, cubierto de tierra,… que es la mejor bandera que puede cubrirnos.

 

 

El ruso se llamaba Mijàil Béketov director de un periódico sencillote pero repleto de coraje al denunciar el amasijo ambiental que se crea cuando una autopista invade los bosques de manera chulesca. La denuncia del abuso -y la constancia de la protesta- culminaron en una paliza propia de la gente seria: tres dedos de una mano se perdieron, una pierna debió ser amputada y algo de maltrato chusco afectó a cierta pérdida de la caja ósea craneal. A ustedes les dejo escribir el rosario de golpes, heridas y métodos que la violencia del poderoso ejercita sobre la debilidad de la información del débil. En Rusia, ya saben que eso del escrache suena a risotada.

Mijáil no ha podido superar las consecuencias de la paliza recibida en 2008 y ha sufrido el infierno hasta llegar a esta puta primavera del 2013: un maldito plan quinquenal para su muerte. 

 

El americano Paolo Soleri era arquitecto; si en mis tiempos de Concejal de Urbanismo hubiésemos cruzado los oficios, seguro que nos hubiésemos emborrachado de coincidencias. No es famoso por el diseño de puentes  que crecen en precio a medida que atraviesan el río, o de complejos edificios que demuestran la vacuidad de lo público: era un fundado y fundamentado defensor de la limitación de lo urbano; de la constricción del urbanismo para que fuese dominado por el ambiento humanista. Imaginarán ustedes que tampoco tuvo sus adalides en la zona empresarialfinancierapolitiquera, sino que sus esencias de trato y afectación constructiva se refugiaba tan sólo en algunas aulas universitarias.

A cada uno de los dos hoy quiero ofrecerles una Bandera Medioambiental que les abrigue.

Goyo

13-abr-13

 

 

Cerezo en flor

 

 

Para los valxeritenses, el año bien puede comenzar cuando las ramas verdigrises de los cerezos se engalanan de flores blancas; el ambiente del valle ilumina el paso del invierno a la primavera y la cultura resguardada vuelve a tomar brillo: autoridades, fiesta, bellos discursos, bailes, coplas serranas,… y casi nadie se acuerda de la desaparición de Asperilla, Oxalvo, Peñahorcada, Tabares y Vadillo . Eran pequeños pueblecitos del Valle del Jerte que no supimos conservar o que supieron destruir y enterrarlos sin cerezas.

En la cultura japonesa, el “Hanami” es la tradición que capacita e invita a observar y conocer las flores, especialmente las primeras que se muestran tras el invierno. Allí son los prunos y sobre todo, las flores del cerezo, que se llaman “Sakura”. El hábito social y familiar japonés se cifra en acercarse a los parques y jardines para observarlas, incluso de noche. Y lo que dicen los japoneses que se ha de aprender, es que el manto de pétalos blancos que se forma en el suelo, durará lo que el viento o el agua decidan. Y así de efímera y bella puede ser nuestra vida. 

Otro año más, otra bendición reiterada para que pronto madure la Burlat pese al riesgo de quebrarse si el agua se retiene en el hoyito del pedúnculo. La Burlat y otras compañeras son las cerezas tempranas que despiertan la economía de muchos pueblos serranos del norte de Cáceres, aunque siempre serán los del Valle del Jerte los que produzcan los mejores sabores. La moderna ingeniería agrícola ha conseguido dibujar un gradiente de colores y productos: se comienza por los terrenos vecinos del río y se acaba en las cumbres con las variedades tardías; en el medio se produce la explosión de las picotas, con la ambrunés como reina.

 

Vuelve la Fiesta del Cerezo en Flor a presentarse para remedio de los sufridos campesinos, que al mal decir de los envidiosos, siempre triunfan: cuando es mala la cosecha es elevado el precio de la cereza, y cuando está barata, la abundancia multiplica.

Así que el problema de la cereza también está en el proceso de recolección. Ha de notarse que la cereza es un fruto no climatérico; no dado a la alteración artificial de su madurez. Los frutos no climatéricos carecen de la capacidad de continuar su maduración después de ser separados de la planta, lo que quiere decir que tal cual sea el estado de madurez que la cereza tiene en el momento de la recogida, ese el el estado que mantiene, no cabe otra artificialidad.

La manzana, el tomate, el plátano, el melocotón,… son frutos climatéricos, frutos que puede ser recolectados  en verde y sometidos a procesos de maduración, donde se aplica acetileno (un análogo del etileno natural que desprenden los frutos y que desempeña la misma función de fitohormona) a fin de uniformar la maduración del lote. En la cereza no cabe esta trampa.

Otra curiosidad a tener en cuenta: la pepita del hueso contiene cianuro de hidrógeno, por lo que su semilla es altamente tóxica. O sea, no se trague el hueso 😉

Mientras esperamos a probar las primeras cerezas, conviene ejercitarse en nuestro particular hanami.

 

Goyo

23-mar-13

 

Una Banderita para el Valle del Jerte

 

Otra vez el agua

 

 

 

Si, según los libros sabios, somos el 80% agua, no debiera extrañarles que el porcentaje de mis cuitas y titubeos sobre los diversos temas, se vaya acercando a tal número, que tal quórum vaya siendo el requisito que me exige el éxito del cónclave.

 

Ha vuelto a llover sobre esta tierra seca como para recordarnos que cerca del 80% de la superficie del planeta está cubierta por el agua, como para lustrar los recuerdos de aquella infancia de inviernos lluviosos. Quizá de ahí que tomen éxito ahora los vulgares prodigios de gente guapa que se arroja al agua desde la arriesgada altura de tres metros.

 

Cuando el cielo vierte el agua, no solo la gravedad la obliga a tomar el camino más recto para caer; es que cuando ha caído, la misma fuerza gravitatoria la dirige, por el camino más corto –a veces curvo- hacia zonas más bajas. La inmensa red de regueros, arroyuelos y ríos vacían la tierra casi a la misma velocidad que las aguas la cubrieron.

 

Los campos escurren las demasías por los cauces requeteconocidos por los hombres y sus historias. Por eso, es tan lógica la Ley de Aguas como la Ley de Costas. Pero ya saben, son las leyes más vergonzosas que nos acucian; jueces, alcaldes, pensadores, estudiantes y gente humanoide coinciden en reconocer la burla permanente mostrada cuando se construye sobre cauces, se distorsionan los cursos con la extracción abusiva de áridos, con explanaciones y movimientos de tierras, con decisiones de mostrenca chulería y burla hacia los principios básicos de la experiencia más cruda o de la ciencia más exquisita. Todo el capricho sobre la tierra, vendrá bendecido o maldito por el agua de más tarde.

 

¿Qué tiene esto que ver con que el pantano del Guadiloba ha debido evacuar durante cuatro días la misma cantidad de agua que gastamos los cacereños durante todo un año? Pues, en mi duda, que aún no hemos aprendido a controlar el uso del agua y que se cobra mucho más barata que los daños ambientales que provoca su uso desmedido y descontrolado.

 

De nuevo las aguas recuperan su cauce atormentando creencias y rompiendo argumentos. No han necesitado abogado de oficio, ni registrador que defina propiedad, ni juez que interponga interdicto: los regatos siempre llevan la escritura bajo el brazo. ¿Cuándo nos vamos a enterar?

 

Goyo

19-mar-13

Una banderita para los que respetan las aguas

 

Luces de enero

 

 

Debe ser que no soy capaz de ver las cosas ni bien ni enteras, y así me tengo otro año más –queridos lectores- sin llegar a llenarme ni de orgullo ni de satisfacción. Creo que de esas dignidades o sensaciones apenas tengo poco más de cuarto y mitad, para que el resto de la botella se complete de incomprensión y escarmiento. Ya saben ustedes que las botellas incompletas tienen obsolescencia programada.

 

Es verdad que el año parece acabarse con alguna luz radiante, quizá encendida por ese joven -quizá no tan joven- que ha rechazado un iPod que le correspondía como premio a su trabajo relacionado con el medioambiente y en el que denunciaba los métodos y procesos de la Tecnología hacia la validación de la obsolescencia programada. De él, sólo se nos ha dado conocer que es el concursante número 261; y de la Fundación Antena 3 -la entidad organizadora del concurso- que no ha hecho la menor referencia a que un joven rechazara un premio por puras razones éticas. Cosa que a la vez, ha servido para aclararnos la Ética de la organización.

 

Este luminoso personaje de quince añitos, dice que ya está asqueado de pertenecer a una sociedad donde te obligan a competir por tener lo mejor y lo último, que estamos llenando el planeta de residuos, que no es verdad que “más es mejor” y que eso de la competitividad no es otra cosa que el pan diario con el que se engorda a la infancia: “nos educáis desde pequeños para competir”. Cuando pueda leer estas cosas el señor Wert, supongo que rebosará de lucidez a la vez que crecerá otro poquito en su bravura.

 

Claro que otra lectura del episodio puede ser arrimada al ascua de los recortes: por ejemplo, no podría resultarnos extraño que, con el pensar cambiado, se argumentase que este chico no ha hecho otra cosa que ejercitar la austeridad de manera ejemplar, corrigiendo el déficit social imperante y denunciando la heredad envenenada, … que en eso consiste la libertad, en pensar lo que uno quiera y en decir libremente los antojos que se vienen a las antojeras.

 

Así que no acaba el asunto de valerme ni para tirios ni para troyanos, ni para propósito de la Alta Política, porque me genera la duda de si estas cosas las aprenden los estudiantes quinceañeros porque hay buenos profesionales de la enseñanza o porque hay pésimos ministros de Educación.

 

Goyo

31-dic-12

Le voy a regalar al mozo una bandera medioambiental (si la quiere)