Tengo una pregunta para el Nobel de Economía

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Señora, señor o equipo: suele ser normal que los billetes y las monedas no desaparezcan, se destruyan o se evaporen, aunque algunas veces alguna persona cometa el pecado de encenderse el puro con llama de papel caro. Parece que el dinero sigue el principio energético de que ni se crea ni se destruye; sino que se reparte mal. Como tal es la norma; pues es «normal«.

También parece normal creer que estas cosas -las perras- no se pierdan solas y que tienen el cuidado hábito de pasar de unas manos a otras, de unas carteras a los bancos y de los bancos a no se sabe dónde. En esta normalidad, parece lógico entender que el número de billetes y de monedas será prácticamente el mismo; ya que no creemos en eso tan esperado de que dispongamos de una máquina de hacer billetes de 10 euros, por ejemplo.

Digo entonces -señora, señor o grupo nobelado- que siendo la cantidad de perras prácticamente las mismas y viendo en la práctica que cada vez es más frecuente encontrarse con gente de bolsillos vacíos, tendremos que entender que habrá gente con bolsillos muchos más llenos que los tenía antes.

Esta última gente -raramente afortunada- no sabemos dónde está, ya que a cualquiera que nos encontramos nos juran y declaran que cada vez tienen menos pasta. O sea, se aprecia nítidamente un proceso de desaparición de la pasta; lo que si el planteamiento admite, tendremos que concluir que a unos pocos les va de zorra madre.

Y yo no sé si esta cuestión es de Economía o de Juzgado que esté abierto.

Goyo
07-oct-11

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