¿Cuanto vale una milésima?

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Venimos de Madrid y entramos en Cáceres por el este. Le digo a mi acompañante que el edificio primero es el Centro de Cirugía de Mínima Invasión, joya radiante de la nueva Extremadura tecnohumanológica. Después está el futuro hospital en construcción. A la izquierda se presenta la cárcel moderna. Después y a la derecha, se siembran edificios novedosos a lo ancho del campus universitario,… y así quería yo ir introduciendo a mi compadre en la ciudad cuando, al terminar la zona universitaria, justo a la izquierda, me interrumpe: “no me lo expliques, eso de allí arriba es un pelotazo”.

Cáceres por el este se presenta grandiosa y me pide que atravesemos la ciudad de este a oeste, como para saciar la gozosa impresión. Naturalmente, utilizo las vías céntricas y, otra vez a la izquierda, en la calle que tiene nombre de patrona de Extremadura le digo que ahí mismo están jugando con otra pelota, de caridad vedruna, un partido arbitrado por un inglés. No se entera ni me pide aclaración.

Llegando a la carretera que va a Mérida, nos desviamos a la derecha para terminar en Aldea Moret. Paramos en un campo donde se ven los mulos, los caminos de tierra, las edificaciones desangeladas, los tapiales y las huellas del aire que huelen a olvido. Justo ante el muro de un cerramiento que anuncia que allí hay un colegio, paramos.

¿ Y esto? Podría decirte que es el Centro de Máxima Exclusión; pero no me atrevo. El colegio atiende a unos 90 alumnos que, para definirlos, se avergüenzan los vocablos; respiran diferencia nada más verlos pero no acaban de despertar los sentimientos de las instituciones. La ciudad alberga a unos 90000 ciudadanos, aquí tenemos la milésima.

¿Por qué me has traído aquí? Este es el oeste, una aldea minera con apellido catalán, un conflicto urbanístico, educativo y social. La sensibilidad global y personal está herida, eso de “a flor de piel” es un poema comparado con lo que aquí han sabido resistir… y comenzó a sonar esta canción.

Goyo
03-nov-09