Solo hombres

onlymens
.


“Las golondrinas no se matan,… que le quitaron las espinas al Señor”
. Esa era la cantinela y advertimiento de mi madrina cada vez que nos veía en pandilla armados con tirachinas. “… además, la carne de la golondrina está mu mala; la los gorriatos, sí”. Este ha sido el recuerdo que me facilitado la buena noticia del pasado miércoles.

El sabio Ateneo -perdón por la redundancia- nos ha contentado con una cuidada atención volviendo a dar brillo a las figuras que ya se ilustraban ellas mismas. Cuatro biografías de cuatro personas relacionadas con la vida política, social y cultural del pasado cacereño se presentan como primera tanda de reconocimiento y refresco que necesitamos; no sólo por las calores que vendrán, también por las frescuras culturales, sociales y políticas que nos arricen; y así, recordando, puede que nos contentemos con la templanza. Cualquiera de los cuatro personajes elegidos para el inicio (Narbón, Crehuet, Galarza y el Zahorí) merece la alegría, incluso de aquel riguroso trentino capaz de excomulgar a las veneradas golondrinas de mi madrina. A mí me apasiona el que sabía encontrar agua, hablé alguna vez con Narbón y me entristece la historia de aquel Garzón de los años treinta.

Con el patrocinio del Consorcio “Cáceres 2016”, una larga lista (Álvaro Gómez Becerra, Joaquín Castel, Ángel Pérez, Leocadio Mejías, Muñoz Chaves, Antonio Canales, Publio Hurtado, Benito Boxoyo, Carlos Callejo, Eugenio Frutos,… ) todos con duda razonable para preguntarse por qué cualquiera de ellos no habrá podido ser el primero de esta primera tanda tan alegre y diversa.

Pero me lamento que en la cola no se haya escrito el nombre de ninguna mujer. Quizá no sea la duda, sino la certeza de trato al recoger lo que se hace, lo que se dice o lo que se escribe. Mi madrina, que era de Casar de Cáceres, decía esa cosa de las golondrinas; lo mismo hay mujeres más notables repartidas por las historias cacereñas que dijeron o hicieron algo más atractivo que aquel jefe del episcopado.

Goyo
24-may-10