¿ Quousque tandem, Matritum, … ?

He vuelto a Madrid con la misma desgana que con ganas he vuelto.

No bien dejas las tierras onduladas de las cigüeñas, y una llanura que esconde el horizonte te avisa, con su neblina, que allí a lo lejos, en lo que fue aquel pueblecito manchego lleno de subsecretarios… está el monstruo. Voy en tren, muchos kilómetros antes de pararse, viajo como entre dos grandiosas paredes de bloques con plantas bajas repletas de algunos graffitis bellísimos, de humos torpes, de paredes caídas o vueltas a recomponer, de almacenes olvidados, de naves industriales de nuevo diseño, de vertederos y de puentes que atraviesamos por abajo para que los coches puedan quedar siempre encima.

El hormigón poco a poco se traga al campo y después, mucho a mucho. También engulle a los tímidos parques de árboles anoréxicos. Eso ocurre no sé exactamente dónde, porque me parece que no han puesto ningún cartel que anuncie que estás en Madrid, así no sé dónde comienza.

Como hay tantos (tántos, cuando se refiere a muchísimos debería llevar tilde) digo que como hay tantos edificios, y es atardeciendo el viernes, sospecho que mucha gente está tirando de la cadena; y entonces pienso que así como entra de violento y ágil el tren, igual como se introduce la máquina y los vagones en el monstruo, un chorro cubierto y subterráneo de agua sucia, de las mismas dimensiones que el convoy ferroviario, se escapa de la panza del monstruo. Así de gordo, así de largo. Vomita lo que cinco o seis millones de personas gastando agua, a unos doscientos litros diarios: unos mil millones de litros al día. Debemos suponer que otro chorro igual de grande y de agua limpia estará entrando por otro sitio. Párese: mil millones de litros al día.

De todos modos me pregunto: ¿dónde va a parar tanta agua sucia? Y entonces recuerdo que las tierras de la Meseta se inclinan hacia Extremadura y Portugal, que poco a poco el Tajo va recogiendo las aguas. Quizá como extremeño no me debiera preocupar tanto; los gobernantes de la comunidad madrileña han dispuesto su celo instalando eficaces depuradoras para devolver al ambiente el agua clara que el ambiente le regala limpia un poco antes de que los ríos lleguen a Madrid.

Llega la noche y nos vamos de tapas, y así encontramos respuesta amplia al apetito y me tropiezo con otra pregunta que me roba el sueño.

(Continuará) Dejad que otro día os termine este largo post.

Solo son dos minutos


Revolviendo mis papeles, me he encontrado este poemita que compuse al poco de comenzar la guerra de Irak. Me gusta leerlo -lentamente- en dos minutos. Os lo dedico. También a vuestras hijas y a vuestros hijos. ¿Está permitida aquí la poesía tierna?

Poema para que canten los niños y queden tristes.

Hola niñita:
una bala salió de pronto, quemando,...
Una bala rompió la ropa de su mamá,
rasgó la carne, astilló el hueso
y dejó escapar la vida por donde entró.
 
Y dejó un huequecito por donde se huye.
 
La niña tiene dedos pequeños
que no pueden tapar los borbotones:
miedo, llanto, sangre y madre.
El nuevo peso del cuerpo le anuncia la soledad.
 
 
Tengo otra historia, mi niño:
son dos hermanos que vienen,
la escuela está bajo la lluvia
y su abuelo los mira mojado desde el pobre huerto.
Un rugido asusta al suelo
y sale un monstruo de humo, ruido y barro
que arranca entera media pierna.
Gritan, lloran, penas, minas,...
 
 
Más historias:
vio a su hijo fuerte, roto y boca abajo.
El tanque rompió el almendro con pocas flores.
El pozo se suicidó de cadáveres.
Los campos huelen a carne asada
y el hambre se avecina
y se hace presidenta de la comunidad de propietarios
que tienen ahora un nuevo amo.
 
Que tienen de nuevo a su viejo amo.
 
Esa es la guerra.

16 de marzo de 2003. Ana Simandro

El sobre del imbécil

¿Recuerdas aquel racarraca de la máquina de escribir al entrarle la hoja y disponerla para aguantar los tipos? Eran como bruscas y graves notas sonoras, muy distantes en armonía a las que hoy nos anuncian que la aplicación del envidiado señor Gates está disponible.

Hoy, como muchos días, he encendido la máquina que me ordena los papeles y algunas ideas. Aprecio la comercial sinfonía anunciadora de la buena disposición y comienzo a cumplimentar el blanco de la pantalla: voy a escribiros un ensayo sobre la imbecilidad.

Lo hago porque somos pocos, muy animados (animados significa con alma, a pesar de mi agnosticismo), cómplices,… y así, la vergüenza del desacierto la reparto con esmero porque si desacierto fuera, recibiría las críticas más cariñosas. Lo hago pensando en Las Ideas.

Si fuéramos muchos, lo mismo las ideas eran pocas… o pobres.

Se aproxima la época de la esplendidez y magnificencia; hasta las empresas otorgan beneficios de estima incluso antes de conocer el balance definitivo del año. Pero mi empresa no estima que yo haga causado tanto beneficio como para mostrarse suntuosa; ya sabéis, soy maestro.

Luego, un tierno amigo me dice que negocia abiertamente el sobre con el proveedor de la cosa comestible; que el sobre, cuando lo abres, muestra un montoncillo agradable de billetes de banco al uso, que son para la armonía del conjunto. Y que también hay botellas de vino de los lugares más soleados y de las bodegas más húmedas. Y dulces sin azúcar. Y frutos secos del último otoño. Y carnes embuchadas en pimentón. Y otros muchos y selectos manjares, bebidas y regalías.

Y yo, por ninguna de mis condiciones me tropiezo con esas ofertas que dicen que ablandan el arresto o doblegan la voluntad. Será que sabrán ya que he conocido mi puesto gracias a http://www.globalrichlist.com/

Mi mejor regalo es que entra con nosotros Manolo Saco, que tanto como dice su apellido habrá escrito y habrá que tener más cariño con lo que escribimos.

Hoy he escrito una breve carta sobre una niña que busca a su desaparecido padre y también una notas a Amnistia Internacional para que las lea el rey de Nepal.

¿No es verdad que me acerco a la cátedra de la impericia?

Manchas verdes

Comentando a los amigos que me han respondido a la propuesta idílica de que sea el comportamiento de un determinado animal el que determine el crecimiento de una ciudad (La milana) vuelvo a manifestar mi creencia en una expansión regida por principos geográficos y caudales de transporte tipo.
Los campos constructivos urbanos vendrían determindados en función del tipo de transporte y servicios previstos para un determinado tipo de població. Las ventajas de una megalópolis pueden componerse cuando a partir de una determinada extensión de ciudad se cree una relación de campo o zona no edificable que sirva de expansión visual, de espacio periurbano, de mancha verde protegida por una legislación impuesta incluso por resoluciones de las Naciones Unidas.
Incluso, soñando, ahora mismo pueden establecerse y recuperarse zonas futuras zonas libres en dentro de las altas densidades urbanas. Es cierto que a unos precios elevadísimos, pero menores que las pérdidas económicas de los grandes atascos de fines de semana. Con el precio del atasco del próximo viernes hay para comprar una manzana de casas en la zona de Aluche. Por ejemplo.

La Milana



Ahora, en estas épocas, hay líneas como las que siguen a las que se les pega sin esfuerzo alguno la expresión “desarrollo sostenible”; pero no son fáciles, ni están generalmente aceptadas, las razones por las que una decisión de progreso permite tal etiqueta.

La Naturaleza está llena de chivatos, mucho más fiables que las lucecitas que traen los nuevos automóviles, esas que indican que la persona que se sienta al lado desequilibra el amortiguador y sugiere medidas correctoras y entonces la suspensión reacciona con educada incorrección. Además, los indicadores naturales tienen mayor variedad de colores y formas, pueden ser también intermitentes y los hay de condición fija.

Yo no era capaz de desentrañar la esencia del mensaje del santo inocente Azarías: lo de mearse las manos por la mañana, era cuestión facilona y conocido remedio para muchas dermatitis y dolores de cutis; pero lo de la milana, no acababa de entenderlo. Hasta que una tarde, en mi pueblo, al ladito de mi casa, una entrañable amiga me hacía observar la inmediata cercanía del vuelo de un milano. Ella no sabía que era un milano, no identificaba lo que volaba. Su impacto visual se debía al plumaje tan ordenado, tan oscuro y tan marrón que presentaba en su silueta de vecino habituado, y su impacto ambiental se completaba con el sonido elegante del batir de sus alas,… para ella, para mi amiga, era una experiencia entrañablemente agradable: sorpresa inesperada que se alejó fugaz.

Entonces, propongo yo, que un indicador fiable y natural para saber si una ciudad es sostenible puede consistir en comprobar si se ve un milano merodear por sus cielos; yo opino que si hay una calle desde donde no se ve, esa calle pertenece a la parte urbana insostenible. Así cualquier persona podría tener medida exacta y razón cierta sin necesidad de pertenecer a ninguna plataforma. Si no se aceptase, puede guiarse por los indicadores que cifran las leyes de los humanos. Por alejarnos un poco, fijémonos en los canarios (los de las islas del Lobo, no los pajaritos amarillos): no admiten que se urbanice nuevo suelo con un índice superior a 400 habitantes por hectárea (Ley 19/2003). Para el milano, la ciudad sostenible no debiera sobrepasar mucho las doscientas hectáreas, que en habitantes no debe suponer más treinta mil.

No estaban tan locos aquellos romanos, que leían el futuro observando el vuelo de las aves.

¡ Milana bonita !

Un brevíssimo

Un brevíssimo es una intuición sin desarrollo literario, que sirve de oferta amiga para que alguien más fértil la aproveche y se apetezca elevando un texto. Este que hoy os presento es mezcla de la escucha de un actor argentivo a la que he añadido a unas gotitas de mis esencias.

«Coca. Dicen que la coca destroza la memoria; llevo treinta años tomando coca y me sigo acordando de cada raya.
Son los pobres, los que no pueden tomar coca, quienes pierden la memoria y no saben ya rebelarse.»

Goyo
17-nov-05

Terrorismo bellotero

Terrorismo bellotero

Lo sucedido, se debe en parte a que yo o tenía que tomar el avión en Barajas para ir a Barcelona, y desde allí trasladarme a Badalona a dar una conferencia sobre el Medio Ambiente. La causa era que una activa asociación de emigrantes extremeños me había requerido para completar con mi mensaje ambiental, la amplia tarde de entrega de premios de su certamen pictórico “Zurbarán”. El acto tenía como padrinos notables a la alcaldesa de Badalona y al presidente de la Diputación de Badajoz. El ambiente se prometía sabrosamente elevado.

Yo llevaba preparado un detalle para el Ayuntamiento de Badalona, otro para la asociación de extremeños y otro para el público asistente; ambos iban cuidadosamente distribuidos en dos bolsas de mano que no quise facturar como equipaje por asegurar así el trato debido. Así, hube de pasar el control de metales y la inspección de rayos X. Cuando me dispongo a coger la bolsa tras el paso por el scanner de rayos, un guardia civil me requiere y, señalando una bolsa me espeta: ¿Qué lleva usted aquí?. No sé -le respondo-.

Yo dije no saber porque no recordaba en ese instante si los quesos estaban en la bolsa que señalaba o era allí donde iban los platos. No sé si son los quesos o son los platos, -dije- rápido para corregir la terrible sospecha que mi duda podría haber compuesto: ¿Cómo no iba saber el propietario el contenido del paquete?. El Guardia Civil me responde a la vez que mira el monitor: los platos están aquí (en la otra) y los quesos están aquí (en la que teníamos delante) pero además de los quesos, ¿qué lleva usted?.

Ah! …bellotas. -aclaré- Son seiscientas bellotas, … bueno son trescientas bolsitas de plástico que contienen un tríptico que explica cómo sembrar una bellota, y en cada bolsita hay dos bellotas. ¿quiere usted una? Y saqué una de las bolsas para que viese de qué extraña mercancía estaba dudando. Y se quedó agradecido e ilusionado con la bolsita y allí no hubo más.

Después me observé en la retirada, entonces me di cuenta que frente a mí había habido dos guardias civiles cuando me interrogaban por el contenido de la bolsa y otros dos más detrás cuando me dispuse a abrirla. Después indagué por aquella desconfianza y me dijeron que la imagen del monitor semejaba una bolsa perfectamente dispuesta a modo de esos mortíferos explosivos; la abundancia de plásticos y la forma específica de las bellotas tenían la culpa.

Si queréis una de esa bolsitas, pedídmela. Tengo muchas. Son terroríficas. Nacen encinas.

Goyo
15-nov-05

Los pájaros

Este otoño, los pájaros han acudido a los árboles de mi pueblo, Casar de Cáceres, con tal grado de ocupación que los coches que buscaban su sombra salían moteados, el suelo se repletaba de pequeñas inmundicias, los vasos de cerveza se cubrían con servilletas y el vecindario azuzaba a los concejales que a ver qué coños pasa con los pájaros.

Mi pueblo tiene un gran paseo arbolado y largo. Fue decidido que así fuese porque aceptamos el éxito de la primera zona ajardinada que se creó a principios de la década de los ochenta; era entonces una pequeña plaza, cercana a la iglesia, que albergaba en las fiestas un grandioso círculo de carros para componer la plaza de toros; así se sigue llamando el hermosísimo jardín triangular. El caso es que por eso y por otras cosas tenemos un montón de árboles.

Y los pájaros, ausentes de estas historias, recalcitraban con su presencia y acto en los árboles la mugre del suelo asolándolo de abundantísimas mierdecitas.

Que esto no puede ser.
Que tendréis que hacer algo.
Que es una pena cómo está el paseo y que vais a echar a gente de él.
Que eso se arreglaba con una escopeta si a mi me dejasen.
Que eso se arregla quemando azufre.
Que a ver,… tú!, que eres el Concejal de Medio Ambiente, a ver cómo se quitan los pájaros o que no caguen.
Que es una guarrería, que ya hasta me tengo que bajar unos guantes para levantar la tapa del contenedor para tirar la bolsa de la basura, que tú no sabes cómo ponen la tapa los dichosos pajaritos,…

Y así cientos de mensajes que llegaban a la bolsa de gestión inmediata, importantísima y urgente que debiera efectuar el Ayuntamiento.¡ Ya !.

El otoño, ya sabéis, es también el periodo que inicia el calendario político. Nos reunimos con el mundo asociativo para recoger y coordinar lo que se ofrece y lo que se necesita y, en lo que más se incide es en la problemática de los pájaros. Escribimos y trasladamos demanda razonada a la DGMA y ésta nos invita y remite a un artilugio que tiene el Centro de Recuperación de Aves de Sierrafuentes (Cáceres).

El aparato nos lo facilita y trae un trabajador del centro que es a la vez vecino casareño, en el Ayuntamiento atendemos a las explicaciones de uso una dirigente de un colectivo ecologista, un policía municipal y el concejal de la cosa, que soy yo. Entendidas las instrucciones, nos vamos a celebrar el primer ensayo en la Plaza de Toros. Son cuatro barras que juntas y encastradas alcanzan los cuatro metros, una de ellas tiene como un cuadro de mandos y en la última se cuelgan dos altavoces. El artilugio se enchufa en una batería y cuando se le da al “on” aquello comienza a emitir los gritos de ataque de diversas rapaces, mezclados con los que pudieran ser lamentos horrorizados de las aves convertidas en presa. Los hay variados. Ataques nocturnos. Celadas diurnas. Alarmas de huida. Grajidos….

A medida que pasamos el aparato como a modo de estandarte sonoro bajo los árboles, vemos que los pájaros comienza a huir … y los vecinos a acercarse. Sigue la ceremonia a medida que quedan menos pájaros y se aproximan más vecinos.

¿Pues y que os pasa?
¿Es que nos vais a quitar la alegría de la plaza?
¿Y qué os han hecho los pobres pajaritos? Vamos,…
¿Y tú también, Concejal de Medio Ambiente?
¿Y pues, no veis que están ahora dormidos? ¿No tenéis otra hora para molestarlos?

Mirándonos los cuatro, sin hablar ni responder mucho, descomponemos la estructura, desenchufamos la cosa de la batería y dejamos la plaza con pájaros asustados y vecinos en victoria.

Acordamos los cuatro que vamos a repetir el ensayo en la zona más agredida del paseo; allí dos imperiosos olmos negros y un grupo de viejos plataneros protegían exageradas bandadas de gorriones y estorninos. Llegamos, montamos enchufamos y sorprendentemente se repite la misma escena a la misma velocidad: mientras algunos pajarillos cambian de rama o se alejan a otro árbol, los vecinos se congregan rodeando al cuarteto.

Se repiten las misma inquisiciones vecinales, incluso una pareja de niños nos dicen con la inocencia que ellos saben dónde hay montones de pájaros si queremos que el invento funcione. Comprendido.

El aparato yace descompuesto en el despacho del Alcalde con una breve nota que dice: “Para devolver cuanto antes”.

Gregorio Tovar Barrantes es maestro.
09 nov 05

El escapulario


A primeros de mayo del 2003, como si la fiesta internacional de los trabajadores estuviese dedicada a los guerreros, Bush decreta el fin de la guerra de Irak, lo digo por si no se habían dado cuenta.

Quince días más tarde, siete congresistas republicanos proponen al Congreso USA que se conceda una medalla de oro que tienen, al señor José María Aznar. Esta propuesta requiere que sea respaldada por las dos terceras partes de la Cámara de Representantes; los apoyos no parecen tan dispuestos como los de aquellos siete magníficos. Va transcurriendo el año, no cunde el ánimo y, con sigilo estudiado, el gobierno popular contrata a una influyente empresa de abogados para que, trabajando en lobby estilo, consiguiera los avales exigidos. Todo ello con dinero publico de los españoles,… la contrata. Se entiende.

La tarea de los señores abogados logró que los patrocinios se alcanzaran en justo y necesario número para que el asunto de la medalla entrase en consideración del Congreso; pero la ley exige que también el Senado norteamericano dé su visto bueno y este segundo proceso nunca se abrió.

No hay problemas; todo el mundo ha de tener derecho a una segunda oportunidad, así lo contempla también la legislación norteamericana y, en un mismo periodo legislativo se puede volver a intentar conseguir el mínimo de 290 firmas. El problema esencialmente serio es que el portavoz republicano de Tejas, Silvestre Reyes, el más fiero entusiasta de aquellos siete magníficos de hace dos años, no parece dispuesto a presentar de nuevo la iniciativa; con su vernáculo acento tejano dicen que se dejó decir “ The oven isn´t for buns“(1) que en traducción diplomática se dice: “no está en nuestros planes”.

Las malas plumas aseguran que la situación de postguerra iraquí está cada vez más complicada y no están los ánimos como para premiar a los promotores de aquel resurgimiento contra el enorme potencial de armas de destrucción masiva que gobernaba Sadam Hussein.

Todo el mundo ha de tener derecho a una segunda oportunidad: sugiero que desde esta bitácora, recabemos fondos para un escapulario. Ya tendremos tiempo para debatir a quien se lo regalamos.

(1) “El horno no está para bollos”. Expresión refinada que los congresistas yanquis utilizan para rechazar delicadamente una propuesta difícilmente encajable..

Asaltos y palabras


Resulta que -ahora y siempre- la gastritis la ocasiona la bacteria helicobacter pylori, no otras causas emparentadas con la leche agria; el jurado del Instituto Karolinska de Estocolmo, encargado de conceder el Premio Nobel de Medicina, resalta la tenacidad de Barry J. Marshall y Robin Warren a la hora de cuestionar los dogmas establecidos en torno a la gastritis y a la úlcera péptica. Los dos científicos demostraron que la bichita es la causa de ambos trastornos y no la particular forma de vida de la cultura llamada occidental. Y no solo eso, dicen los pertinaces doctores que la mitad de la población mundial tiene infectado el gastrias.

Cientos de desesperados subsaharianos, dotados con estómagos intransigentes para hospedar a la susodicha, volvieron a saltar, y muchos lograron su objetivo pese a que los militares regulares trataban de impedir el paso a tan irregulares civiles. La acción se produjo en madrugada, ligeros de estómago, cuando cientos de inmigrantes -la mayor oleada que se recuerde- superaron la valla coronada de púas y fuertemente custodiada por centenares de militares españoles y marroquíes. Se quieren exiliar del inmenso y pobruno Sáhara.

Joaquín Sabina llora lágrimas como melones cada vez que las palabras hablan de México y del exilio español. Un nuevo generado asalta al alcalde de Villanueva de los Barros, la bella ciudad de la Música. Maragall nos asalta con su cínica solidaridad catalana … y el sol se ha visto estos días simple como un anillo, según hubiese dicho con doradas palabras Pablo Neruda.

Las palabras de Ratzinger han recordado las meditaciones que escribió para el Vía Crucis de esta pasada Semana Santa, donde denunció que el hombre actual no cree en nada; dicen sus cercanos que piensa que es preciso retomar el latín y el canto gregoriano, logros de cultura de los que aún sigo enamorado y que me hielan cuando pienso que las mismas voces daban órdenes de prender la hoguera por cuestionar dogmas establecidos en torno a las palabras.

Estos asaltos no son nuevos, dicen las autoridades, miles de asaltos sin palabras en búsqueda de la helicobacter.

Todos estos asaltos no son nuevos, digo; el último lo ha protagonizado mi esposa: me inquiere que le razone por qué las alambradas de espino están prohibidas para los animales y no para las personas. Y aún no encuentro palabras.