La oposición nomo/logo (y II)

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La Economía; pese a sus magnos premios nobeles, nos muestra hoy un deterioro racional “espeluznante”; (“espeluznante” en el sentido que Einstein dio en su expresión cuántica “espeluznante acción a distancia” ), que en el “nomo” de amiguetes se conoce como una distancia “de tres pares de cosas burdas”).

 

Y es que no han permitido los eco-nomos que se aplique el análisis dialéctico, crítico o discursivo; ni siquiera el reflexivo. El señor y su poder dinerario ha impuesto escuela e impide que se fomenten las dudas y fomenta que no se dude de las creencias; haciéndonos entonces creer que algunos métodos fiables de medida pueden transformarse en sistemas apropiados y únicos de dia-gnosis y/o de pro-gnosis. Fuera de la Eco-nomía, no está el conocer -afirman-; y si lo hay, ha de ser sujeto de burla por improductivo, vano o engañoso.

 

La Eco-nomía, pese a sus atisbos científicos, exige en su nacer una apuesta de valor subjetiva: es la voluntad del hombre, junto con el acuerdo y reconocimiento social, lo que hace valioso el oro y menos valiosa la hojalata. Por tanto, y por tan poco, el valor económico no tiene fundamento objetivo y su conocimiento no puede estar regulado por un conocimiento científico.

 

Aún así, los eco-nomos alcanzan pronto cotas de poder excesivamente elevadas dada su teórica y originaria condición de hombres prácticos por creerse arrimados a la ciencia numérica, siendo muy difícil colgarle la etiqueta de parlanchines o vendeflautas. Las etiquetas asignadas a los eco-logos van desde “fanáticos verdes” a “tíos de los pajaritos” cuando han sabido describir la ineludible interdependencia de flores, insectos, árboles y climas; pasando entonces por “retrógrados inconsistentes y contradictorios”.

 

Mientras tanto y se rearman los potentados con los ahorros de todos, parece prudente iniciar las diligencias para acercarnos a la dialéctica nomo/logo por ver si se implanta un tiempecito de cordura “eco-logista” sobre los restos de la locura “eco-nomista”; o al menos que animemos los intentos eclécticos si es que se atreven a presentarse con la que sigue cayendo. Precisamente por ello, tal vez haya llegado el momento de elegir la escuela a la que asistir.

 

Goyo

16-ene-09 

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