La Feria de Kobe

 

 fondoverde.jpg

 

Nosotros estábamos en ferias,… bueno, no habíamos llegado, pero el camino estaba debidamente señalado para comenzar seis días antes que llegase el día de San Fernando. Pese a que el evento se anunciaba con esplendor, nada o casi poco ha trascendido de la reunión de los ocho grandes en Kobe (Japón) que dicen que iban a dedicar un fin de semana entero a revisar, recomponer y reciclar el acuerdo de Kyoto. La conclusión es que no hay acuerdo de Kobe.

No obstante, para dar más negro al color del panorama, la gente se cabrea por doquier o se dedica a dejarlo para otra ocasión, visto que es más barato idear estrategias dilatorias que reconocer que se nos agota el tiempo útil y hay que decidirse por equivocarse, a riesgo de equivocarse, que es prácticamente lo mismo que aceptar que ya estamos equivocados.

Los ministros de Medio Ambiente del Grupo de los Ocho (G8) han sido capaces de estar tres días seguidos hablando de formas de reducir las emisiones de CO2 y han regresado cada uno para su casa -quizá- con regalitos y recuerdos pero sin ningún acuerdo; quizá se deba a que deben de nuevo reunirse en Hokkaido, el próximo mes de julio y será entonces cuando vayan pertrechados de agasajos y salgan más sonrientes en la foto.

En esta ocasión, en Kobe, los ocho grandes han invitado a los cinco “emergentes”: Brasil, China, México, India y Sudáfrica para ayudarles –dicen los grandes- en sus economías a la vez que así se frena en la contaminación y “para luchar contra el cambio climático de manera efectiva y global”. Aspiración realmente hermosa si recordamos que ninguno de los gordos se ha atrevido a experimentarla en sus propias carnes (Usted lo que debe hacer es hacerse caso de lo que yo le diga, no de lo que vea).

Esta vez, se han conformado con enseñarle el libro de recetas a los emergentes; pero no se han atrevido a sugerir fórmulas para los países subterráneos … que son los que no tienen ni agua para humedecer la semilla.

México, como invitado, ha propuesto a los señores de la cosa negra que quizá sería conveniente la creación de un Fondo de color verde, para establecer las responsabilidades, lo que les ha parecido muy bien a la gente de peso porque tienen mucho para pagar y mucho para responsabilizarse. Otra cosa será el destino y empleo de estos fondos. Al abrigo del principio casi aceptado de que «el que contamina, paga» nos falta áun asegurar que la cuantía de la pena sea mayor en verdad disuasoria.

Goyo

09-jun-08

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.