Discapacitados

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Desde hace unos años, dedico parte de un día a compartir amistad, campo abierto y rato largo con familias y vecinos de mi pueblo que se han asociado para facilitar mejores condiciones sociales a las personas discapacitadas de Casar de Cáceres. La jornada se organiza en un paraje que muestra el rosario completo para agradar al mismo universo: ermita, encinas, berrocales, vega fértil, chaparrones, sol brillante y aire revuelto.

Asisto a este encuentro anual porque entre otras razones está la de que yo mismo me considero en muchos aspectos inválido y falto de capacidades. Es verdad, que al decir de cualquiera que me observe y me conozca. yo entro enteramente dentro de los parámetros al uso para ser decretado “capaz”; pues las deficiencias que me acompañan apenas merecen nombradía si las comparamos con las de algunos de mis paisanos y paisanas: desde el profundo Síndrome de Down hasta la ridícula falta de fenilacetonuria, contemplas variedad de físicos y funciones muy alejadas de lo que decimos que ha de ser la norma.

Me acerco a Jose y me recibe con la primera broma. A la izquierda, una robusta y elegante silla de ruedas soporta la figura desordenada del cuerpo de una mujer joven desconocida para mi, un accidente cerebral inesperado rompió el largo futuro. Al lado -siempre al lado de su madre- otra joven adolescente que solo puede tragar si le das la comida en forma de papilla. Víctor y Miguel Ángel, bailan la alegría de la música verbenera que luce la fiesta,… inagotables en sonrisas, incansables en danzas, invariables en pasos. Demetrio se ha puesto hoy por primera vez una gorra bisera y me ha saludado reconociéndome en alegría.

Año tras año, este animado grupo va perdiendo los temores que la falsa compunción prefería ocultar para siempre en el último rincón de la casa, haciéndoles creer que las deficiencias no debían disfrutar de la luz pública e instalando en los padres y en el resto de los familiares un sentimiento de culpabilidad, desgracia incompartible y vergüenza interior.

Algunas y algunos otros se han quedado en el pueblo porque también el día se mostraba algo discapacitado para acogernos con placidez.

Pero para discapacitado, el pobre y sádico personaje de Arroyo de la Luz; eso sí que es una vergüenza tenerlo que soportar.

 

Goyo

24-may-08

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