Terrorismo bellotero

Terrorismo bellotero

Lo sucedido, se debe en parte a que yo o tenía que tomar el avión en Barajas para ir a Barcelona, y desde allí trasladarme a Badalona a dar una conferencia sobre el Medio Ambiente. La causa era que una activa asociación de emigrantes extremeños me había requerido para completar con mi mensaje ambiental, la amplia tarde de entrega de premios de su certamen pictórico “Zurbarán”. El acto tenía como padrinos notables a la alcaldesa de Badalona y al presidente de la Diputación de Badajoz. El ambiente se prometía sabrosamente elevado.

Yo llevaba preparado un detalle para el Ayuntamiento de Badalona, otro para la asociación de extremeños y otro para el público asistente; ambos iban cuidadosamente distribuidos en dos bolsas de mano que no quise facturar como equipaje por asegurar así el trato debido. Así, hube de pasar el control de metales y la inspección de rayos X. Cuando me dispongo a coger la bolsa tras el paso por el scanner de rayos, un guardia civil me requiere y, señalando una bolsa me espeta: ¿Qué lleva usted aquí?. No sé -le respondo-.

Yo dije no saber porque no recordaba en ese instante si los quesos estaban en la bolsa que señalaba o era allí donde iban los platos. No sé si son los quesos o son los platos, -dije- rápido para corregir la terrible sospecha que mi duda podría haber compuesto: ¿Cómo no iba saber el propietario el contenido del paquete?. El Guardia Civil me responde a la vez que mira el monitor: los platos están aquí (en la otra) y los quesos están aquí (en la que teníamos delante) pero además de los quesos, ¿qué lleva usted?.

Ah! …bellotas. -aclaré- Son seiscientas bellotas, … bueno son trescientas bolsitas de plástico que contienen un tríptico que explica cómo sembrar una bellota, y en cada bolsita hay dos bellotas. ¿quiere usted una? Y saqué una de las bolsas para que viese de qué extraña mercancía estaba dudando. Y se quedó agradecido e ilusionado con la bolsita y allí no hubo más.

Después me observé en la retirada, entonces me di cuenta que frente a mí había habido dos guardias civiles cuando me interrogaban por el contenido de la bolsa y otros dos más detrás cuando me dispuse a abrirla. Después indagué por aquella desconfianza y me dijeron que la imagen del monitor semejaba una bolsa perfectamente dispuesta a modo de esos mortíferos explosivos; la abundancia de plásticos y la forma específica de las bellotas tenían la culpa.

Si queréis una de esa bolsitas, pedídmela. Tengo muchas. Son terroríficas. Nacen encinas.

Goyo
15-nov-05

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