Willy Fayen era el burgmaître (maestro del pueblo) de la ciudad belga de Herstal cuando tuve la ocasión de ser profesor de español de algunos eurodiputados y personalidades de la vida polÃtica belga, recién admitida nuestra pertenencia a la Europa Comunitaria. Ya hace unos veinte años.
A Willy le entusiasmaban mis historias particulares de cómo yo percibÃa el contexto social y cultural de Extremadura que, en aquellos años, era en verdad un trozo desconocido de la alegre España de playas, cervezas y botijos. Por ejemplo, me reconocÃa que la economÃa que se esconde tras los ritos y los procesos de la matanza no pueden ser catalogados como simple ejemplo de subsistencia, sino que participa de una sabidurÃa global y especial que creo que áun no hemos sabido reconocer y que estamos ya en momentos de no esforzarnos por reconocerla; pero no es de la matanza hoy el asunto.
Como por equilibrio, a mà me pasmaba el hecho de que la clase media belga aspirase a llegar a la jubilación, comprar una casita o un apartamento en España y … venirse a morir aquÃ. Venir a España y morirse de viejo en ella era el anhelo de muchos belgas.
 ¿Qué puede haber de común entre un español y un belga si no es compartir e intercambiar los diferentes sentimientos? Incluso con los sentimientos nacientes existÃan fuertes diferencias: el valor ecológico estaba en sus comienzos, a los ibéricos se nos caÃa la baba circulando por las autopistas belga iluminadas por la noche y ellos eran capaces de lanzarse al rÃo revuelto para salvar un vencejo moribundo.
Goyo, -me imploraba- no permitáis que las casas y la carreteras tapen el campo, mira cómo estamos nosotros, mira cómo se encuentra Alemania a lo largo del Rhin.
No sé si Willy Fayen sabe que Cáceres aspira a ser Ciudad Europea de la Cultura para el año 2.016, seguro que nos dará su apoyo cuando se entere.
Sin embargo no sabré explicarle por qué una ciudad con tales aspiraciones, tiene serias reticencias a pronunciarse de manera contundentemente firme en favor de una Zona Especial de Protección de Aves (Llanos de Cáceres y de Sierra de Fuentes) que multiplica por cien sus aspiraciones culturales. Y no creo que la clase polÃtica cacereña ignore que para el concepto de cultura que se maneja en Bruselas, la apuesta ecológica pesa más que los cientos de palacios de congresos que se hagan.
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Goyo
28-sep-06