El espíritu de Aldeacentenera

No sé cuántos ordenadores habrá en Aldeacentenera; pero su alcalde bien merece un reconocimiento, como siempre tardío.

Kiko Monterroso tuvo hace años la pre-visión de que las aldeas rurales podrían revivir con honestidad si participaban desde el principio en las nuevas formas de comunicación, de información, de publicidad y trabajo que anunciaba Internet cuando Internet era tan solo el mundo de lo curioso, de lo snob y de lo universitario. Él supo aunar las diversas tendencias (telecomunicaciones, administraciones, partidos políticos, peridiostas,…) que afloraban en este país y reunir por primera vez más de doscientos brujos cibernéticos bajo el experimental primer encuentro de «Socialistas en Red».

Fue allí, en Aldeacentenera, al comienzo de un verano tierno con cielos adornados de ultraligeros, con las primeras antenas Wi-Fi, con las grandes compañías de telecomunicación regalando bolígrafos y con platos de quesos de Los Ibores en las mesas. Allí se encontraron por vez primera socialistas y no socialistas, aventureros de la épica cibernética, augures de aquello no eran tres días cualesquiera y autoridades que ya andaban preconizando que un nuevo tren se avecinaba.

Después se despertó la envidia, ya todo el mundo quería repetir el invento y al tercer año, en junio de 2.002, en el encuentro celebrado en Santa Pola (Alicante) allí quedó bautizada la expresión «Espíritu de Aldeacentenera», precisamente por Joaquín Almunia, no como significado dirigente socialista, sino como enviado europeo para proteger los primeros intentos de levantar el balbuceante mundo de la Red.

Ya sonábamos los extremeños con aquella disparatado idea del Presidente Ibarra: «el Linex», que levantaba los mismos aplausos de los ingleses punteros, que las burlas más sonoras de los de aquí cerca.Â

Kiko Monterroso es uno de los escasos españoles que tiene reconocimiento oficial de «Ciudadano Honorable de la Habana» por su constante entrega a favor del pueblo cubano, de los cubanos pobres, de los sencillos cubanos.

Yo no voy a proponer nada, pero conviene recordar que le debemos mucho.

Goyo
05-ago-06

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