Las medias

Ya oyeron ustedes alguna vez la insana sentencia de que “la medias no son buenas ni para las mujeres”, expresión que me duele por la cantidad de desconfianza que siembra y la enorme cosecha de desprecio que se recogen en los campos de la solidaridad y de la honestidad.

El último grito se ha oído. Las fuentes de donde se han obtenido las informaciones debemos entenderlas como fiables y, salvo rectificación o aclaración que se ofrezca, ni los patronos, ni los obreros se han dedicado a desmentirlas o a matizarlas. Ya el año pasado ocurrió situación pareja y fuimos capaces de tomarnos las uvas en espera de un Año Nuevo y Feliz; acabamos de superar la mitad del tiempo y no parece que la otra mitad sirva para construir una media ilusionante.

Basta de florituras: en referencias al año 2011, los empresarios declararon haber ganado anualmente, de media, 8.275 euros y los trabajadores, declararon haber ganado una media de 19.359 euros. Este es un país diferente a los diferentes países; o la media de los patronos son cucos o la media de los obreros protestan sin sentirse solidarios con los promotores sociales que son los verdaderos motores del desarrollo económico: los empresarios.

Las conclusiones que pueden derivarse ineludiblemente de esta situación declarativa, son abundantes. Yo no voy a resaltar todas las que se me vienen a la mente porque si usted ha sido capaz de leer hasta aquí, seguro que será capaz de descubrir escalofriantes silogismos.

No me parece correcto que -de media- un obrero sumido en la tristeza de la crisis gane al año más de dos veces más de lo que dice ganar -de media- un empresario; a no ser que, el conjunto de la masa obrera hispana se haya dedicado a tirarse el pisto mintiendo descaradamente. Ya sabemos que otra de las desgracias de los pobres radica en su incorregible capacidad de hacer el gilipollas.

Porque Hacienda somos –de media- todos, deberemos percatarnos que a la luz de la oscuridad de estos datos, poca claridad arroja sobre la economía oculta y la negrura empresarial.

Hacienda ya no es la patria contable que recoge impuestos y distribuye cohesión social, más parece el mentidero sagrado de los académicos e ingenieros de las medias.

Trabajo que quieren darle al señor Montoro.

Goyo

16-ago-12

 

 

La Europa que debe edificarse.

Europa

Puede parecer asustadizo o vano el titular de estas líneas; puede también incluirse en el grupo de los titulares espasmódicos, engreídos, biensonantes,… suceden estas posibilidades porque la opinión etérea de un ciudadano aislado y sin representación acumulada merece otro titular más humilde. No obstante, demostrada la torpeza de la excelsa clase dirigente europea, otra tontá más -que surja de un ciudadano dirigido- debe ser soportable.

Pues la resulta es que nos dicen que nos han/hemos puesto en el abismo de la elección «susto o muerte» y se instala un sentimiento general educado para soportar más sustos que -en forma de recortes contables y sociales- rebanan, reducen y maldicen lo que se bautizó como «bienestar social». Por ejemplo, los señalados por la poda del gobierno portugués para su ciudadanía, los anunciados por la Presidenta de Castilla Manchada, los que ya están sufriendo los catalanes, los italianos, los belgas,…

El abuso cometido se denomina déficit, que antiguamente se llamaba empeño y que a la sabiduría de la contabilidad casera, le asienta mejor el término «trampa«. En el arreglo de trampa común, se ha impuesto la lógica de gastar mucho menos para remediar la diferencia negativa; lo que a mí me sigue alimentando dudas es por qué no podemos diseñar decisiones que aumenten los ingresos, que recojan superavits paradisiacos,… en fin, que amputen tirasavias, que corten mamones -utilizando la nomenclatura de la poda y el aclareo-.

Naturalmente, esto último conlleva aparejado un aumento de impuestos que se defina diverso y no se haga al modo que se están ejecutando los recortes: los impuestos han de ser proporcionales a las riquezas, con tasas diferenciadas en varios tramos donde el porcentaje del gravamen crezca a medida que se ascienda de tramo. Aprovechemos que también los recortes funcionen de manera similar pues hay ya economías tan recortadas, que a ellas no debiera acercarse más desprotección. ¿Qué Justicia se cultiva eliminando gratuidad de libros a los hijos de un matrimonio de parados ?. ¿ Por qué hay que rebajar un 3% el salario de un funcionario del grupo D y también el mismo porcentaje de rebaja para el sueldo del funcionario del grupo A? ¿No debiera, al menos, cada grupo o nivel someterse a diferentes gravámenes? ¿Qué pecado contable han cometido las personas que percibe una pensión mínima?

Si deseamos una Europa funcional y funcionando, eso de la «soberanía nacional» hay que guardarlo y esconderlo para recuerdo del pasado de aquel Mercado Común de naciones inconexas, y creer que ahora deben articularse los espíritus hacia una soberanía europea. No nos ha bastado con la eliminación de fronteras y aduanas, recorrer Europa con euros en mano es una comodidad ficticia: las esencias de las «economías nacionales» siguen perturbando el paisaje que debiera.

No basta con una moneda única, que para lo único que nos ha servido es para demostrarmos que ello exige una fiscalidad europea común y única.

Y esta fiscalidad rigurosa se lleva ejecutando en algunos países europeos desde finales de los años 70 -Holanda, Dinamarca, Alemania, Luxemburgo- que bastante han aguantado soportando las burlas y hábitos huidizos de nuestra cultura evasiva y de nuestra burda concepción que creer que el Ministerio de Hacienda está compuesto por un atajo de perseguidores del dinero ajeno.

¿Cómo se van a creer las mentes habituadas a esta Europa industriosa y fabril, que la media de las declaraciones de los asalariados españoles es superior a la media de las declaraciones de los empresarios?

Goyo
05-dic-11