Ecologías de Andrea Fernández Maneiro

 

 

 

Hoy comparto en mi blog un hermoso poema verde de mi amiga gallega Andrea Fernández Maneiro; pero yo creo que sale más bonito allí donde lo he copiado.

 

Cuando los árboles puedan votar
todos los políticos serán ecologistas,
los leñadores abandonarán las armas
y quizá alguna tribu sin sufragio conserve sus tierras.

Cuando los árboles voten
los fumadores apagarán sus colillas,
los políticos tendrán ética y estética
y quizá alguna planta invasora retorne de su emigración.

Cuando los árboles emitan su voto
confiaré en los ecologistas de verdad
en los políticos con ética,
en las plantas invasoras,
en los leñadores;
porque será entonces
cuando las tribus silenciosas tendrán voto
para mudar el mundo, ponerlo paras arriba
y disfrutar de la hierba húmeda del universo.

Pero, mientras esto no pase,
soñar que los árboles votan
es una locura que reforesta,
un relámpago hecho alumbrado público,
un espasmo convertido en energía;
es la esperanza renovable,
el reciclaje del alma;
es al fin, un jardín del edén,
escarbado en el asfalto ,
una urna convertida en una maceta
de metacrilato demócrata,
pozo de los deseos moderno,
donde dejar el voto del futuro deseado.
(30/07/2012)

 

 

Saludos a todo el personal sensible.

Goyo

07-ago-12

Los pájaros

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Ya escribí una vez que en 1979, mi pueblo tenía 76 árboles en las vías públicas del casco urbano; pero los sucesivos gobiernos habidos desde aquella época han ido aumentando el capital forestal urbano hasta sobrepasar en nuestros días la cantidad de los dos mil quinientos ejemplares. También gracias al tesón de la persona resposable de los jardines y a los muchos vecinos y vecinas que aún siguen valorando esta obra como ejemplar: tocamos a más de un árbol urbano por familia. El gobierno actual sigue practicando su feliz iniciativa de sembrar un nuevo árbol por cada niño o niña que nace, cosa que en resumidas cuentas parece acercarnos mucho a la querencia del árbol, como si fuese ya algo de familia, nuestro avatar.

Resulta que parece que a los pájaros les ha ido pareciendo igual de bien y, a medida que crecía el bosque en el paseo, en las plazas o en las zonas verdes, ha ido creciendo el número de pájaros -fundamentalmente estorninos- que los utilizan para dormir. Es muy digno de curiosear cómo se organizan, todas las tardes, miles de estorninos desde los altos cables de las líneas de alta tensión que recorren los páramos secos y desarbolados de los alrededores rústicos. Estos campos nuestros están sembrados de establos e instalaciones ganaderas que siguen haciendo famoso el quehacer industrioso de Casar de Cáceres. Al caer la noche, todo el largo y ancho Paseo de Extremadura se orquesta del sonido especial del ajetreo de tordos, y los suelos comienzan a maldecorarse con los excrementos de tanto pájaro que presenta incontinencia. El resultado es que los suelos recién barridos diariamente por la mañana se deslucen por las tardes, alguna caquita reciben los paseantes, y los dueños de los coches se acuerdan del alcalde por consentir tanto ave sin dodotis.

Los remedios, muy variados, desde hace siete u ochos años se han ensayado y llevado a efecto. Desde el momento en que se comenzó a percibir el problema como asunto de relevancia que afecta a la salubridad y al buen decoro de los espacios públicos, se han repetido y cambiado según los consejos y experiencias diversas.

El resultado es que no han sido todo lo eficaces que quisiéramos; quizá porque lo mismo hubiese convenido no sembrar ningún árbol y así no hubiese habido moradores incómodos.

El último de los intentos, parece que en algo reduce la sobrepoblación de estorninos: utilizar escopetas de caza, por la noche, con la debida justificación y autorización, tampoco sirve de gran cosa; no obstante tras una semana de tiroteo, suele venir una quincena de soportable población de pájaros.

Yo he escuchado comentarios de todo tipo a tenor de cómo solventar el problema, pero no me atrevo a enriquecer el corolario de sandeces con el que se decora la Sociedad Zoológica de Extremadura.

Denuncian la matanza de pájaros en las calles de Casar de Cáceres” es el titular, elaborado por el equipo de la redacción del periódico; muestra quizá que el grueso profesional se encuentra vacacionado y, ha llegado un artisto con ropa verde oliva o similar, con alguna sigla decorada en la gorra visera y con un anuncio de intención de denuncia y con ganas de dar el notición ecologeta del verano: “matanza de pájaros en las calles”.

Eso sí el final es apoteósico por las soluciones que proponen: la tal Sociedad Zoológica de Extremadura nos van a facilitar el nombre de alguna empresa dedicada “a desplazar a las aves”…, porque eso de ponerle redes a todos y cada uno de los dos mil quinientos árboles, me parece a mí, un poquito engorroso y antipajarero. La gente, teniendo dónde bien comer y dónde bien dormir no suele tener apetencia de mudanza.

Los comentarios vecinales son vívidos y sabrosones pero lo que me extrañaría poco, es que este asunto hubiese sido elevado a las alturas noticiosas por los mismos interesados (“los vecinos que lo han denunciado”) en focalizar el problema de las cacas de los pájaros sobre la persona del alcalde; en algo debe notarse la proximidad esa que viene. Ya saben por tanto, cual es principal problema que nos afecta. Quizá haya que sembrar al lado de los establos, dos árboles por cada animal que albergue… y esperar otros treinta años.

Goyo
23-ago-10

El árbol es la medida de todas las cosas.

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El árbol es la medida de todas las cosas, de las que son porque lo son y de las que no son porque no son ellas.

Es muy fácil que la Filosofía del Árbol nos intimide, sea íntima. Así, en mi pueblo, cada nuevo humano que nace, tiene dedicado un árbol, se le asocia a un árbol para toda la vida; es como si lo atásemos a un árbol para que no se suelte. En Pescueza, que es también como si esa milésima de pueblo fuese mi pueblo, existen bosques modernos recompuestos para envidia de las monstruosas ciudades. En Villanueva de la Sierra, que es también otro de mis pueblos, se celebra sin cansancio la “Fiesta del Árbol” desde hace más de doscientos años. En la ciudad más gorda de Mangurria, se ha celebrado el pasado fin de semana un encuentro para pone en mejor evidencia la importancia del árbol a través de la Fundación “Más Árboles”.

Incluso tenemos que aprender del árbol gafe, que es el que hoy decora este post y que lo copiado de la «Crónica Verde» del diario 20M.

El éxito se redondea pensando en la fecha del cinco de junio, vinieron dos o tres montones de gente embebida de arbustos, plantones y árboles, gente del famoseo ecologeta, arrimados a la posibilidad de encontrar mina en los árboles,… no pudo venir mi venerado José Saramago,…

Tampoco pude regocijarme de tan variado panorama de amantes forestales: me había comprometido en recuperar una fuente que vive al margen de la carretera que une mi pueblo con Arroyo de la Luz. Aquí os muestro la fotos de cómo estaba y de cómo quedó con la ayuda de Flores, nuestro Alcalde.

ClementinaMA

Que por cada vivienda nueva que se construya, se siembre un árbol.
Que por cada cien metros de carretera que se haga, se plante un árbol.
Que por cada doscientos metros cuadrados de hormigón que se extiendan, se deje crecer un árbol.
Que por cada éxito personal significativo hagamos una fiesta donde el anfitrión sea el árbol.
Que por cada coche que tengamos, tengamos un árbol.
Que por cada partido que gane nuestro equipo, un árbol sembrado.

Y así se ve cómo el árbol puede ser la medida de todas las cosas; de las que son porque lo son y de las que no son porque no han llegado a serlo.

Goyo
08-jun-10

Una banderita para la gente sensible
Bande

Hormigones y árboles

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Afirmar que la mayoría de los empresarios españoles son de izquierda porque son pobres empresarios, tiene una gran ventaja: los que realmente son de izquierda se sienten reconocidos y no pobres, siguen pensando bien y se animan para llegar a ser más ricos con honestidad. En el polo opuesto, el mundillo empresarial que se sienten de derecha, creerá que la anterior afirmación es una tontería,… o quizá no se sientan tan ricos como se creen y sean realmente unos pobrecitos.

El caso es que el otro día conocí a otro empresario confeso de izquierda (de izquierdas, sí) de esos que disfrutan sintiéndose hábiles porque sus compadres trabajadores ganan alegres su buenos dineros. Se dedica el hombre y su gran cuadrilla al asunto del hormigón; hasta tal punto extenso y amplio que ahora bien lo vierte en Brasil porque por aquí parece que andamos a punto de “full”.

Y, rápidamente, se me viene a la mente mi esquema y le sugiero -antes anunciándole mi posible atrevimiento- que si aceptaría que su empresa abanderase como oferta distintiva y peculiar, el regalo de un árbol por cada cien metros cuadrados de hormigón, o medida similar que armonizase cantidades de gris hormigón con arbolitos tiernos que después la otra empresa, la institución o la administración pública se dedicaría a su conservación y cuidado. Y va y la hace suya.

Lo que anuncio con la debida alegría porque no hemos registrado la idea como propiedad intelectual, a fin de que sea más llevadero y sin SGAE, el que otras empresas –de izquierda o de derecha- puedan dedicarse a planificar su beneficios en función del número de árboles sembrados.

Además, usted sigue con el derecho y el deber de sembrar un árbol cuando le apetezca; mucho más ahora, que acaba de llover en todas las tierras secas. Y sin necesidad de ser empresario.

Otra banderita para esta empresa madrileña.

Goyo
20-ene-10
Bande

Cómo no atropellar un árbol.

Será el ambiente … será este cuarto de medioambiente que parece rodear; pero el caso es que el viernes se corría el rumor de que se quedaban dos árboles y se añadían algunos más en esa obra que se está haciendo frente a la entrada de la escuela donde trabajo. Tonto de mí.

Así estaba el panorama el viernes, en una hermosa calle de Cáceres.

Asíelviernes

Esta mañana, a las ocho y casi cuarenta, la máquina ha destrozado al primero. Dicen que pondrán otros dos nuevos en sustitución a los que han arrancado,… que es que no se vaya a chocar alguien con una moto, o se vaya un coche a ir contra el troncón, y que la tubería está debajo, que algunos vecinos querían quitarlos,… que el viernes se quedaban, pero algo ha debido pasar el fin de semana para que el lunes los sencillos obreros agachen las orejas como siervos medievales.

La calle es ancha, generosamente ancha. El acerado era más generoso en anchura. Los árboles hasta daban sombra a los coches que allí se aparcaban. En el nuevo acerado también podían ponerse árboles para una terraza de lujo vecinal. Lo que antes era una calle de cuatro carriles anchos seguirá siendo calle con cuatro carriles igual de anchos, pero con menos árboles y menos acerado,… lo ideal para fomentar el aparcamiento en triple fila.

Creo que aquí caben árboles, coches y peatones.

Cabentodos

Parece que la violenta necesidad de tráfico ágil es la culpable de que falten para siempre dos hermosos plataneros de catorce o quince años. Vivían vecinos de un paso de peatones regulado por un fiel semáforo; que de manera violenta, cotidiana y con prisas se sigue burlando sea cual sea la luz.

El paso de peatones, es el paso de madres, alumnos, padres y demás usuarios de la calle, del colegio y de la ciudad. Curiosamente también es el paso cotidiano de algunos vehículos que lo atraviesan con luz contraria a la regla, … hasta que alguien confunda árbol con niño.

Afortunadamente ya ningún árbol corre peligro de ser atropellado.

Unárbolmenos

Un árbol menos.

Goyo
23-nov-09