Ta mu má la cosa

 

Añadida a la merecida fama de mucho personal político, convendría levantar los dedos de la mano por las personalidades que logran supervivir dignamente al huracán de las maldiciones universales sobre el género. A veces te las encuentras graciosamente sin necesidad de elección previa, si no es porque todos y cada uno de los días, de los muchos ratos del día, de los infinitos segundos del día de trabajo, predican su sabiduría y compromiso.

 

Es una sencilla mercader ovetense que tiene asentada su colonia comercial justo en la entrada principal de la playa de Matalascañas, con un negocio ubicado en apenas diecisiete metros cuadrados que da bien para desenvolverse en venta y protección familiar.

 

La mujer, la que se mostró libre, sonriente y dispuesta a apoyar el cartel de su quiosko, me aclara la duda de la prohibición: «Señó, estoy hajta los cojone de que la gente me venga a decí que la cosa stá mu má ! y yo sólo tengo recogía la alegría y el tirá palante venga lo venga.»

 

Alguno de ustedes lo mismo tiene el atrevimiento de verter sobre el asunto la simple condición de «mujer típica andaluza, graciosilla,… y ya está»

 

Siempre se arrima a leerme algún desarticulado social.

 

Goyo

26-jun-12

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