Salvar los pueblos

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No soy capaz de evitar todos los peligros que acechan a mi condición de permanente duda; aunque vagabundear con la duda a cuestas facilita la vida de asaltantes oportunistas, revitaliza de tu ideario lo poco que tienes seguro.

Otra vez los pueblos -que son mucho más que las ciudades- otra vez los pueblos, las poblaciones que viven sabiendo quién de sus miembros se muere y qué familias aumentan su número; otra vez los pueblos recordados vuelven a intentar seguir siéndolo. Hay que animarlos a que den guerra santa contra las infieles ciudades muy a pesar de que escasean las iniciativas de apoyo decidido para las culturas y las gentes pervivan acompañadas de sabiduría y salud social. Hay que felicitarse por esas pocas que siguen creyendo en ellos y en las personasn que los animan. Hay que felicitarlas. Con el mismo tesón que hay que aumentar el desprestigio humaninsta de las megápolis. Hay que reconocer que la minoría de la población de este confundido planeta está en los pueblos y que la mayoría está inmensamente equivocada eligiendo el modelo asfáltico para ejercitarse en sociedad. También hay que ejercitarse en admitir que se acentúa el riesgo de desapación de la especie “pueblo” con ataques que parece que apuntan a otros lugares.

 

Aznar sigue en peligro de aparición.

 

Goyo

24-oct-08

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