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El grado de ansiedad de un pasajero volátil es inversamente proporcional a la tranquilidad de su controlador; de forma recíproca, el grado de perturbación anímica de un controlador cualquiera, depende del número de ilusiones de cualquier pasajero.
Por favor, no nos ilusionemos con los proyectos de negocios, con las programadas vacaciones, ni en las agencias de viajes, ni en los mostradores de las compañías aéreas, ni en los aireados pasillos de los aeropuertos,… sed discretos, obedientes, tristes, penosos,… que en cualquier momento se puede despertar la bestia.
En el peor de los casos, no debemos olvidar que siempre habrá un tiempo para encontrar un turco descabezado.
Goyo
09-dic-10