Si señor, a pagar la entrada.

Los verdes acaban de proponer que los visitantes que accedan a la capital del reino abonen una tasa de 6 euros por/para circular por el centro de la ciudad.

Creen los verdes que la anunciada medida del Ayuntamiento de Madrid de prohibir que automóviles viejetes, de más de quince años, visiten las plazuelas y transiten las calles castizas, no servirá de nada. Tendremos/tendréis prácticamente el mismo nivel de contaminación. Eso dicen.

Parece ser que las ciudades insostenibles han de ser sostenidas con dinero. Esta tarde iré a Madrid, llevaré las seis monedas para/por si acaso.

Después, cuando regrese, pensaré si es conveniente que los extremeños pongan/pongamos una tasa (preventiva-coercitiva) para después utilizarla en limpiar los campos que se ensucian.

Polvo de Madrid


Comenta nuestro amigo Manolo Saco que no puede evadirse de narrar su impresiones acerca del polvoriento Madrid, de cómo pican las gargantas y de como los capós de los coches reciben los mensajes apuntando consejos de limpieza. Ahora resulta que dicen que a los polvos de Madrid se añade un polvo sahariano, como si la culpa también fuese de mi amigo Mokhtar Atitar de la Fuente.

Vuelvo en contra del urbanismo de las ciudades insostenibles. Las masas de los ciudadanos que habitan en ciudades como Madrid deberían sentirse tan agraviadas como los musulmanes de Iraq, de Sumatra o de Pakistán: es una caritatura de ambiente lo que Madrid expone, es un atentado a los valores de salubridad que nos revelaron nuestras divinidades sociales. Claro que como en eso de las creencias sociales no tenemos fundamentalistas radicales extremos, aceptamos que lo «popular» invada todo impunemente.

No es verdad que los dirigentes de Madrid hagan cosa similar a esa que nos ha mostrado un vídeo con soldados ingleses haciendo de los árabes pingajos humanos; el trato que una ciudad insostenible impone a sus habitantes (plantas, pajarillos, mujeres, alimañas, edificios…) es infinitamente más educado y perverso.

No hace falta vídeo, pásese por Madrid cualquier día.

Un urbanismo imposible

He pasado tres jornadas muy intensas en esta semana, tres días completos repensando y abriendo espacios mentales a las muchas opiniones que nacen y crecen en el mundo rural. Las hemos convivido con personas de muy variada condición profesional y diversidad política, en un paraje ambiental de trabajo digno de los más beatos monjes (Conventual de San Francisco) y en ambiente urbano de la pequeña ciudad de Cáceres.

Ahora mismo tengo un diseño mental muy confuso de todo que he aprehendido para utilizarlo más tarde como elementos analíticos de aprendizajes llamados significativos. Tengo un hermoso lío en la cabeza. No es turbante. Sí turbador. Y lo mantengo con la seguridad que te dan las cosas que se presentan agolpadas para no irse. Da igual comenzar por cualquier dato. Puedo pasar al cuarto párrafo y volver al décimo sin haber leído el séptimo. Todo importa. Todo interesa.

Tenemos un tiempo que sólo sabe esperar a quien trabaja con ideas.

En el mundo rural se siguen guardando saberes sociales, esencias antropológicas, que perduran y conforman cohesión social sin necesidad de comunidades de vecinos o de viviendas adosadas. Tareas, oficios, herramientas, música, danza, fiestas, valores,… sistemas de organización humana que se resisten a desaparecer ¿Qué cultura tendrían las ciudades si antes no hubiesen existido los pueblos?

Luego me pusieron al lado de ambos oídos y entremedio, la desgraciada nota de la penuria de los sueldos de los alcaldes y concejales de los más de ocho mil pequeños pueblecitos españoles.

Luego , por lo que dijo y estaba diciendo un andaluz, me compuse la idea de que a mí me gustaría participar en hacer personas sabias, críticas y libres para que entre todos nos celebremos en una democracia más honda y más extensa.

Una cercana y prometedora Ley de Desarrollo Rural que no sólo ayude a conceder economía de justicia a la gente, sino que le devuelva la dignidad sin que medie la compasión. …a que luego todo el mundo va a querer ser rural?!

Luego estaban los urbanicidas, los que aterrorizan el territorio con palacetes postmodernos y la anomia ciudadana de los que pagando sus impuestos, callan vergonzosamente construcciones ilegales que inician para guardar el perro y agrandan cuando echan al perro y se meten ellos. Después de ese luego, pagamos entre todos lo que tardamos en pagar en esta España que heredamos de Franco: sin luz en los pueblos, sin agua limpia en los pueblos, sin alcantarillado en los pueblos.

Luego pensaba que la mujer o el hombre que lleva el control de la matanza del guarro, tiene un esquema mental y un “time-table” más exquisito que el cuadro de guardias de un hospital. ¿ Os habéis parado a pensar lo que se necesita antes, durante y después de una matanza reglada? Luego pienso en Arquitectura y Democracia y de cómo se restan valores de mensaje según y conforme el emisor y el receptor se condicionan por las paredes, el mobiliario y la disposición. Ya hablaré de esto otro día. Todo esto lo pensaba aunque no lo decían

Luego pienso en el Serprona, que podría utilizarse como el medio más eficaz para la protección del territorio y que los satélite artificiales podrás ser la policía urbanística. Un experto de la Sierra de Madrid dice que lo pensará. Llego a casa y me encuentro con la noticia de que Madrid va a tener su parque en la Sierra (¡?) …. hasta ahora no se han dado cuenta esos ruralicidas? No, perdón, no habrán sido ellos; habréis sido vosotros. Vosotros, los que entendéis que el urbanismo es también la manera cuidada de ser, presentar y conducir las cosas en sociedad. No de la manera tan zafia que hoy escribo.

Luego me entero que el jurado del World Press Photo 2005 ha otorgado al canadiense Finbarr O’Reilly el premio de mejor foto del año, por un instantánea que muestra las consecuencias de la hambruna en Níger.

Luego os contaré más cosas.

Goyo

10-feb-06

Extremadura dispuesta


Amigas y amigos:

Estoy junto a Carlos, alcalde del municipio cacereño de Montehermoso. (El nombre lo dice ya todo).

Acabo de escuchar a J.C. Rodríguez Ibarra ideas muy próximas a las que os he mandado en mis posts anteriores (Quatiduuem versus Tridum y Asfalto (4) Terruño(3)). Me alegro de tanta coincidencia.

Estamos utilizando un ordenador de los más de una docena que la Consejería de Desarrollo Local ha dispuesto para uso libre de los alcaldes, concejales y técnicos asistentes al II Foro de Desarrollo Rural y V Foro de Admón. Local.

Mi compadre alcalde flipa. Os mando la foto del jefe. Estoy haciendo como de corresponsal novato. No os riáis.

Capello


«… el calor y la creatividad latina, pero con un orden riguroso que dejó Franco» Esa frase es una de las notas con las que el entrenador de fútbol Fabio Capello hace repaso de su estancia por este país tan nuestro.

Lo del calor es verdad, lo descubrió ya Einstein en 1905 (E=mc2; España = mucho calor). Lo de la creatividad latina, bueno,… en eso estamos a pesar de los ocho años de gobierno de Aznar. Pero que este buen señor nos quiera ahora presentar este país como ordenado y riguroso a las maneras franquistas es algo que al menos para mí merece alguna aclaración.

Cuando el señor Capello pasó por aquí su temporadita, los futboleros y no futboleros ya sabían distinguirse de los tifossi, sin necesidad de que el dictador FF hubiese regulado la práctica del fútbol dentro de los Principios Nacionales del Movimiento.

No sé si la frase del señor Capello connota añoranza de orden, añoranza de Franco o manifestación de en qué manos queda su país después de los asesinatos de los jueces Falcone y Borsalino; lo que yo pienso es que Franco dejó muy poco ordenado salvo el terror a la libertad y el intento de encuadre ideológico bajo el marco de una iglesia que lo único que mostraba de las esencias evangélicas era la cruz.

Me parece bien que los futbolistas y entrenadores se dediquen a opinar sobre políticas y políticos. El caso es que no falte libertad de expresión y se sigan dando facilidades para aclarar más las cosas.

Otro día hablaré de fútbol.

También la perdiz en celo

Nos cuenta ahí al lado Manolo Seco sus impresiones acerca de la demostrada inclinación hispana por la tortura y la muerte animal gratuita. Me confieso que yo también he sido un salvaje; muy pocas veces, es verdad, pero me confieso haber matado sin necesidad vital que lo justificase (no lo necesitaba para sustento económico o soporte alimentario). Ya no lo soy.

Por eso quizá siempre he tenido claro mi rechazo hacia la «fiesta» de los toros (un toro, en nuestra cultura patria, no ha sido nunca objeto de caza como si de un búfalo se tratase). Los toros, además de aburrirme si no tengo a mi amigo Julio Martín al lado, me presentan una estudiada y programada muerte, regulada con tanta exquisitez, que cualquier desvío es motivo de pitos contra «el maestro». El «maestro» lo es porque alecciona y conduce todo el vigor instintivo animal hacia la domesticación de la misma muerte cuando el toro muestra la cerviz.

En este campo de muerte estructurada a resultas del instinto, existe otro tipo de proceso cinegético que quizá tenga próximo su fin: La caza de la perdiz con reclamo quedará prohibida en toda España si sale adelante la nueva normativa cuyo borrador ha dado a conocer el Ministerio de Medio Ambiente.

Según el texto del anteproyecto de Ley del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad, esta práctica cinegética dejaría de tener cobertura legal; pues el artículo 112 del borrador, en su apartado «b», dispone: «Queda igualmente prohibido con carácter general el ejercicio de la caza de aves durante la época de celo, reproducción y crianza”.

Hasta ahora, y según la Ley de Conservación de Espacios Naturales y de la Flora y Fauna Silvestres aprobada en 1989, esta práctica estaba permitida. De este modo, aunque también se prohibía la caza en época de celo, se contemplaba, en una disposición adicional, una excepción para la modalidad de perdiz con reclamo macho «en los lugares donde sea tradicional», como es el caso de nuestra Extremadura.

Pues bien, sobre este asunto, el señor secretario general de la Federación de Caza de Extremadura, manifestó que en este momento se está estudiando la norma propuesta para presentar las alegaciones o proponer los cambios que se crean oportunos cuando finalice el periodo de información pública. He aquí todo su argumentario según registra la prensa; de mantenerse la redacción actual del texto, «nos puede hacer mucho daño».

La modalidad de caza de la perdiz con reclamo ya ha sufrido otros intentos de prohibición, pero la movilización de los cazadores logró que se recogiera como excepción dentro de las prohibiciones en las normativas nacionales y regionales.

Para aquellos y aquellas que en algo ignoran la tendencia a sofocar el instintivo depredador humano conociendo los imperativos de conservación y sexo de la aves: tú coloca a una especie de boy el pleno territorio de mujeres guerreras y a la primera que acuda, descerrájale dos tiros mientras viene desfilando y mostrando sus encantos naturales escuchando el reclamo del perdigón.

Asfalto (4) – Terruño(3)

En nuestra España rural, en los más de ocho mil pueblos, observamos la tendencia declarada a que las jóvenes parejas tengan como aspiración vivir en una ciudad a la vez que intentan no despegarse de las esencias de los municipios de su procedencia. Paradójicamente, incluso se cultiva en las aspiraciones más valiosas de los jóvenes el ánimo de la visita, la vivencia y convivencia con gentes y cosas de pequeños pueblos.

Eso sí, lo último solo ocurre durante el tiempo del ocio “sociocultural”: los fines de semana mola encontrarse perdidos con el paisanaje, Incluso para adultos y no adultos nacidos y criados en las ciudades: lo pueblerino vende fácil el fin de semana.


Esta tendencia de apartarse del ámbito de trabajo y “huir” al campo durante el tiempo del ocio, incita a las personas a sentirse necesitadas de “una segunda opción de vivienda”; sobre todo a las personas que siguen guardando lazos familiares y una cierta posibilidad de remozar la casa de sus antepasados.


Una segunda vivienda parece imponerse como equilibrio mental, necesidad social y aspiración de muchos ciudadanos. Para aquellos ciudadanos de pueblo que desean invertir sus ahorros en una vivienda en la ciudad y para aquellos ciudadanos de la ciudad que desean invertir sus ahorros en una vivienda en el pueblo. Esta segunda tendencia se ve en buena parte frustrada porque, en la mayoría de las ocasiones, el ahorro capitalino se ha dirigido hacia el apartamento en la costa y no se han esforzado los poderes públicos por promocionar la recuperación de las viviendas de los pequeños pueblos. Hasta ahora, las modernas administraciones no han sabido, o no han podido, hacer frente a estas nuevas presiones y requerimientos.


Para colmatar la “necesidad” de la segunda vivienda, en algunos casos, se ha conseguido tras un desafío descarado a las normas urbanísticas, a las leyes de ordenación del territorio y a los principios elementales de salubridad y medio ambiente: numerosos episodios de construcciones ilegales de segundas residencias abundan sobre todo en los alrededores de las grandes ciudades.


No existe Ayuntamiento ajeno a esta problemática y, aunque son muchos los argumentos que pueden presentarse para demostrar que una construcción ilegal altera a la larga la carga impositiva del resto de los vecinos para favorecer al único que ha transgredido la norma: La generalidad del vecindario sigue creyendo que en su tierra, en su finca, en su cerca, “cada uno puede hacer lo que quiera”. Así, las consecuencias urbanísticas, medioambientales, de ordenación del territorio y de salubridad del ejercicio público empujan el actual sistema de control, al desprecio, cuando no al ridículo y a la mofa de las autoridades municipales.


Si sigue siendo considerado como valor el regresar en el tiempo del ocio a los orígenes del pueblo; tratemos de regular ayudas para recuperar y rehabilitar viviendas en los pueblos, incluso a favor de habitantes que ya tienen –incluso su VPO- en la ciudad donde trabajan. ¿Por qué no potenciar el derecho a una segunda vivienda , en algo subvencionada, si así se protege la pervivencia de las casas, de las calles y de los pueblos? ¿ No incitaría esta opción a una revitalización inmediata de los pequeños núcleos rurales? ¿ No pueden diseñarse medidas de ayuda en función inversamente proporcional al número de habitantes del municipio? ¿ No cabe imaginar que es muy posible que en un futuro cercano habrá mucha gente viviendo del negocio del ocio rural? ¿ Es demasiado atrevido pensar que estamos entrando en una sociedad con ritmo ¾, o 4/3, me es lo mismo ?


La idea crucial sería lanzar un globo de opinión de que tal gobierno regional estudia la posibilidad de fomentar la revitalización de los pequeños núcleos rurales a través de ayudas a los ciudadanos que deseen invertir en rehabilitación de viviendas ya de propiedad de sus familias, ya de adquisición propia.


El mercado de la construcción vuelve a aumentar sin sospechas de burbujas artificiales, los precios de la vivienda en las ciudades bajarían y los pueblos verían luz de futuro.

Oye, esto desde la blogosfera, ¿cómo se ve?.


Goyo
05-feb-06

Triduum versus Quatriduum

Cinco décadas atrás, toda nuestra cultura de ocio/negocio, -o de trabajo/descanso si se prefiere-, se asentaba sobre una concepción organizativa del tiempo marcada por un ritmo que era imitación del proceso creador narrado en el Génesis: se ha de trabajar durante seis días y dedicar el séptimo a oficios religiosos y al descanso.

Sin apenas darnos cuenta, la sociedad ha ido consintiendo y protegiendo significativas reducciones del tiempo destinado al trabajo remunerado según normativa laboral. Y no solo en referencia a los días de la semana, también a la reducción de horas de trabajo al día. Nótese que la capacidad de tiempo de ocio aumenta debido también a la ampliación del número de días que al año se dotan de vacación remunerada.

Las consecuencias de estos cambios tienen para mí un alcance social de extraordinaria relevancia tanto en las personas consideradas individualmente, como en los colectivos que de manera natural se conforman, en las administraciones públicas que regulan los servicios ciudadanos y en la economía nueva que comienza a despertar. Yo tengo una amiga que sólo trabaja viernes, sábados y domingos; ya es habitual el establecimiento de la turnicidad en las producciones fabriles o en la obras públicas que requieren definida urgencia, cada vez son más los servicios que se exigen con un funcionamiento más extenso de las clásicas “ocho horas”,… así encontramos numerosos ejemplos que establecen y apuntan hacia una nueva concepción del horario del trabajo y del horario del ocio y de cómo organizar ambos.

Esta brevísima descripción expresada en los tres párrafos anteriores hubiese requerido un análisis más pausado, extenso y argumentado; pero a lo que nos debe servir, amigos de la blogosfera, debe ser suficiente para iniciar un campo reflexivo de avanzadilla. Los ciudadanos de la Europa Occidental, casi sin darnos cuenta, hemos ido construyendo un tiempo radicalmente distinto a las concepciones de las culturas monoteístas de Oriente Próximo.

Existe ya una marcada tendencia a dividir la semana en dos porciones diferenciadas: cuatro días para el trabajo remunerado y tres días para el ocio profuso. Y además, para que este nuevo ritmo no atosigue en exceso, conviene romperlo de vez en cuando con festividades no necesariamente ligadas al ámbito religioso a la vez que conviene el mantenimiento de aquellas celebraciones religiosas que añaden también arritmia laboral: los “puentes” se constituyen entonces como elemento sustantivo, una especie de extrasístole benigna para el descanso de unos y el trabajo de otros.

Si a esta breve presentación de lo que considero que son nuevas tendencias sociolaborales, le sumamos las nuevas tendencias demográficas, podemos tener elementos suficientes y atractivos como para iniciar un debate de lo que parecen indicar los deseos colectivos.

Eso no podrá ser bien iniciado hasta que en el próximo post haya presentado mis hipótesis demográficas.

Juguemos al futuro para merecerlo.

Cacicones

Como fueron o son los afamados «cacicones» extremeños, o son y fueron esos «señoritos» andaluces -vergüenzas del sur-, así han irrumpido en la siempre agitada ágora política algunos sobresalientes dirigentes del Partido Popular. No se encuentran satisfechos porque no se encuentran. No desean en reencuentro con sentimientos hondos de otros políticos. No encuentran la salida elegante a su respetable deseo de cómo podrían ser la cosas.

Las cosas, hoy, preparan una inusitada y novedosa obediencia constitucional de los diferentes gobiernos autónomos; pero el «statut» se presenta ante sus asentadas comprensiones como si catalanes y no catalanes hubiesen acordado herir sentimientos ajenos. Los políticos que se dicen populares, no asimilan que esta nueva tendencia se ha solicitado por una gruesa ciudadanía, dirigida y representada por la práctica totalidad de los diferentes y numerosos grupos políticos.

Su caciconada, como si eso fuese defensa plausible, la han expuesto en partida doble, por duplicado: en la Tacita de Plata pidiendo firmas como si los gaditanos fueran míseros en iniciativas y motivos para las murgas de Carnaval, y lo han hecho vía «fashion tecnology» abriendo una encuesta en la web del PP.

La zotería de la encuesta es de tal magnitud, que siento vergüenza de que esos mismos responsables hayan tenido a todo nuestro país en sus manos y en sus mentes durante ocho años. Y el trabajo de simple indagación de César Calderón es de tal claridad y explosión de raciocinio, que huyen las dudas espantadas de tanta evidencia.
Ya no solo quedan las risas de los primerizos estudiantes de Derecho Constitucional; las mofas que sobre el referéndum se edifican, tienen el peligro de erosionar tan elevado concepto con vilezas solo imaginables por quienes aceptan la democracia a regañadientes. ¿ Por qué dar tanta materia prima a los humoristas? ¿Qué puede entender un señor por «referéndum» si tuvo una pistola en la mano y el coño en la boca para imponer silencio? ? Pero,… cómo es posible que algunos dirigentes de la derecha autodenominada democrática cometan tan burdos errores?

Los famosos cacicones de la restauración y de la postguerra manejaban los puñados de votos con sistema pucheriles; pero intentar repetir el cocido y el gazpacho con herramientos basadas en el riguroso sistema binario, es la demostración de la ignorancia supina de los actuales, es la transparencia de su concepto primario de la información, de lo democrático y del respeto.

(Por cierto, por ser más cierto, «cacique» es una palabra que reservo para ser utilizada en su sentido originario precolombino)

Goyo
01-feb-06