Once poemas para una docena

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Hoy inicio una nueva categoría en mi blog. Algunas veces me atraca la tentación de juguetear con ritmos y palabras. La poesía me cultiva más que yo a ella.

Estos poemas surgieron tras disfrutar, hace pocas semanas,  de una actuación musical de la cantante portuguesa Dulce Pontes en el Gran Teatro de Cáceres; con estos versos quiero hacer un homenaje al agua, a Portugal y a la voz de Dulce.

Once poemas para una docena.( A Dulce Pontes)Â Â Â

Traigo un alma.                                                                      Traigo agua.

El agua que fluye                                                                      El alma que fluye

Tras os Montes                                                                             Tras os Montes

riega los cuerpos,                                                                          besa los valles,

baja en desorden,                                                                       limpia las hierbas

salta en espuma,…Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â

y engorda el campo.

y al llegar al prado                                                                      Â

Agua en el alma,

lava sudores.                                                                             Â

sed en el cuerpo,…

Lenta,…Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â

adormece a los gorriones.                                                     Â

     Â

Traigo un alma. Â

Las notas se despiertan

y acuden al pentagrama:

después de Re, siempre Mi;

primero tú, luego yo.Â

Traigo un alma en danza solemne;l

os brazos empujan el aire

y las piernas soportan lo erguido.

Me río

y respiro entrañas de amadas.

 La noche viene despacio,

una rutina repite el estar;

y el ser,

se vuelve meditabundo.Â

Así se traen las almas:

con música orquestada,

con voces sueltas,

con aguas cristalinas.Â

El agua que fluye. Â

Llueve sobre el monte verde y ocre.

Llueve encima de las hojas dulces.

Llueve sobre los cuerpos cansados.

Sobre las encinas llueve. Â

Llueve y moja el aire limpio.

Llueve para que el agua salpique.

Llueve y hay agua por los charcos,

sobre el agua turbia llueve. Â

Llueve sobre aquellos sueños,

sobre los largos silencios,

llueve allá de los cristales…

Sobre los cristales llueve. Â

Llueve encima de las hojas,

llueve dulcemente el agua.

Se me mojan las palabras:

sobre los papeles llueve

Llueve mientras moja el cielo,

el suelo dice que llueve,

llueve mojando la ropa…

Sobre mi conciencia llueve. Â

Llueve:plomo gris oscuro pintado sobre el azul.

         Â

  Â

Tras os Montes.  Â

Mujer de faldas negras,

pañuelo vigoroso,

estatua portuguesa,…

que llevas en cuadril

el cántaro repleto

de esencias de la fuente.

Acércate a los Montes

y enséñales los pasos

al hilillo de agua

que rompe en manantiales.Â

Mujer de faldas negras,

pañuelo vigoroso,

rómpete en sonrisas,…

que se alegre el campo !

que se alegre el campo !Â

  Riega los cuerpos.Â

(Nana al niño enfermo)Â

Por la boquita, mi niño,

que apague la calentura. Â

Ardiente tengo un tesoro

parece un hierro de fragua

la fiebre arropa con fuerza

haciendo sudar al frío.

No tiembles, cariño mío;

que no se tuerza

la medicina del agua

para el ser que más adoro. Â

Por la boquita, mi niño,

que apague la calentura.Â

 Parece un hierro de fragua;

la fiebre arropa con fuerza

haciendo sudar al frío.

No tirites niño mío.

Que no se tuerzal

a medicina del agua.

 Baja en desorden.  Â

Huye finamente,

bailando se cuela,

se esconde en la tierra

buscando la roca;

agua que equivoca

viejos manantiales

donde hunden raíces

los alcornocales.Â

Baja cuesta abajo

campestre y torcida

restaña la herida

de un viejo cantar:

agua de la sierra

que lava las piedras

antes de ir al mar.   Â

 Salta en espuma.   Â

Jubilosa, limpia y dulce

el agua traza la orilla.

Sombra vívida de peces

asusta a la mariposa;

para parecer hermosa

las alas bate dos veces,

luego vuela: maravilla. Â

A borbotones padece. Â

La brisa contorna al junco,Â

 ladran los perros al viento,

el arroyo muerde el cuarzo

y el agua moja mi frente.

Baja el agua de la fuente

hasta finales de marzo

y hasta octubre no la siento.Â

 A borbotones padece. Â

Revoltosa juega en ella

el chorro, llanto de piedra.

Los sonidos se acompañan

de burbujas que navegan.

Medias esferas cabalgan,

al son del agua de sierra

por no durar en el tiempo

con magia desaparecen.Â

 A borbotones padece.

  Â

Y al llegar al campo. (Fado)Â Â

Después de mover la noria,

cansada, se despereza;

a espaldas deja maleza

y al frente cuenta otra historia.Â

Se abren los campos al viento,

el valle se hace llanura,

el monte pierde en altura

y el agua baja en silencio.Â

Agua mansa de rivera,

cinta azul entre lo verde,

color que en otoño pierde

y renace en primavera.Â

Agua que atraviesa el puente

que a las huertas alimenta,

a todo el mundo contenta

y hace manar a la fuente.Â

Agua en remanso,

 agua en pozo,

agua abundante alimento,

agua,… vigor y sustento

de la esperanza y del gozo.   Â

Lava sudores. Â

Huele a hombre la camisa,

huele a sudor polvoriento,

huele a mujer,

huele a niño,…Â

y el agua huele a remedio.Â

La espuma arrastra lo negro

el agua no es ya cristal verde,

se tiñe prestando el blanco

a las sábanas que tiende.Â

Ropa limpia.

Ropa al aire,

ropa que hace de bandera;

colada que viste al campo

las tardes de primavera  Â

 Â

 Lenta. Â

El agua de la laguna

suena a tambor flojo

con las gotas de la lluvia.Â

Cuando escampa,

honda y ancha,

sabe a pienso de bestia de establo

de vaca grande con ubres

de yegua sudorosa,

de gallina inquieta

y perro guardián.Â

El agua de la laguna.

Agua remansada de vapores limpios

que vuelan y se posan de nuevo.Â

Es lenta y se riza al viento.

Y se arruga con la brisa.Â

 Adormece a los gorriones Â

Pinturero y pajarillo,                                           Â

 bola de plumas saltando,

ni tiene colores vivos,

ni tiene cante afinado. Â

En la pequeña chabarca,

a la orilla del regato

que hace el hoyo del camino,

se bañan los gorriatos.

Baten vibrantes las alas,

sacudiendo el agua al aire

dudan y juegan en el charco

alborotando el plumaje.Â

Escondido, bajo teja

vigila inquieto el paisaje

canta al agua de los cielos

y al primer ruido se aleja.Â

Canta al agua, pajarillo

sin procura ni temor

no es tu canto ruiseñor

ni tu color amarillo.     Â

                                                                                        Â

Y todo ello ha sido revuelto y animado cuando he sabido que nuestro crack Jacinto también se enternece con versos. Así pues, espero que ambos -Dulce y Jacinto- disfruten.

Goyo

06-ene-08

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