Toda aquella información que haya de obtenerse alterando el campo de enfoque visual, provoca una pérdida de captación/asimilación directamente proporcional al campo visual modificado.
Digamos que esta sería la hipótesis de partida.
Parece poco discutible que todo lo que se presente ante un golpe visual único tiende a ser mejor y más fácilmente asimilado. Comodidad, comprensión y facilidad de memorización son las características ventajosas del formato info-comunicativo, con campo visual único, dirigido a los aprendizajes.
Luego, frente a una pantalla de ordenador, cuanto más debas mover las guías laterales de arriba a abajo y/o inferiores de izquierda a derecha, más difícilmente la información se traslada a tu cerebro. Y además, tiene menor calidad de aprehensión lo que tu cerebro retiene.
Percibo cada vez con mayor frecuencia el diseño de webs y blogs que a juicio y decisión de sus autores requieren ensanchar y/o alargar la información porque la pantalla se le queda chica. ¿Qué nueva condición de tratamiento de pantalla requeriría entonces esta teoría? Reflexionemos primero sobre la base.
De ordinario, en la pantalla de un ordenador tipo, se ha optado por un esquema de exposición definida por un rectángulo de proporciones aproximadas a la relación 3/2: tres unidades de ancho por dos unidades de alto. Incluso en los nuevos formatos de equipos televisivos, se acentúa aún más el predominio de lo horizontal sobre lo vertical. Es nos puede llevar a pensar que estamos gradualmente alterando las preferencias del formato en el que apetecemos adquirir información cuando no depende del movimiento de nuestras manos -cuando no cogemos, palpamos, agarramos,… el soporte expositivo- mientras que si tenemos opción de manipulación, persiste la preferencia del formato con mayor dimensión vertical que horizontal, aunque no se llegue a la proporción 3/2. Ahora lo voy a escribir un poquito más claro: si la fuente informativa se maneja con las manos, se prefiere el rectángulo con predominio vertical; por el contrario, si la fuente aparece estática frente a nosotros, nos parece más cómoda y atractiva la forma rectangular con predominio de la dimensión horizontal. Por eso seguiremos acariciando los papeles de los libros y de los diarios.
Admitiendo que no tenemos otra oferta diferente al rectángulo como elemento básico, y que es incómodo trasladarse lateralmente en búsqueda de la información complementaria, habilitemos parte del rectángulo para que nos facilite otro rectángulo -otra pantalla- con la información completa de lo que se incita o anuncia en la zona inferior de la pantalla. Esta zona inferior, la base del triángulo, debe constituir el nuevo “hábito buscador” para más información complementaria, aclaratoria o vinculante.
Así, ya sea la web de un diario, de una empresa o de un blog, deberíamos instalarnos en la costumbre de facilitar de un vistazo tanto la información básica, como la amplitud de opciones de seguimiento o de otras alternativas. Sin olvidar de que cada pantalla debe a su vez facilitar el retorno, el desvío o el vínculo que nos interese apuntar sin necesidad de “hacer correr” para cualquiera de los lados el conjunto informativo.
Debe quedar también claro que no se aboga con esta teoría por la desaparición de los controles laterales e inferiores de pantalla, sino que sugiere que nos esforcemos por facilitar “píldoras informativas” más que muros interminables de opciones.
Ya está dicho, ahora lo que hay que hacer es mejorarlo.
Goyo
13-nov-08