Â
Hoy vamos de crÃtico cinematográfico, que en mi otra vida debà serlo y por ello no me repito, ni abundo, ni abuso de mis pasadas experiencias. Ser crÃtico de Cine no es exactamente lo mismo que ser crÃtico de Pintura o de Música; en el ejercicio de la crÃtica de estas dos últimas artes, el espectador contempla las obras rematadas con la misma situación que las contempla el autor, sin que se conozca de antemano el proceso y sus circunstancias. Sin embargo, en el Cine, el proceso de producción, dirección y construcción de las partes, se vive de forma radicalmente distinta a lo que se presenta en pantalla. Lo que el director ve cuando se sienta en la butaca de cine, esconde todo lo que el director veÃa durante el rodaje.
Yo no vi el rodaje pero sà la selección montada y ordenada de lo rodado de la pelÃcula «El orfanato» que está dando que hablar y escribir porque también se está reconociendo que una buena campaña publicitaria vale más que cualquier director, que cualquier actor, que cualquier guionista.
Yo me senté con mi mujer en la última fila, al final de la mano derecha según se entra, porque ya solo quedaban de las seis primeras filas o posiciones de extremos laterales. Ya se sabe que uno va a veces al cine por participar en eso de las competiciones. Y como ya te habÃan anunciado que era el miedo o el terror lo que iba a florecer, pues estabas a verlo venir.
Hay que decir que yo también soy un poco sordo, que tengo un discreto audÃfono que me facilita una enormidad la captación de detalles sonoros hasta el punto y coma que distingo aires y músicas que no todo el normal gentÃo percibe. Pues bueno, nada más empezar la obra uno se tiene que quitar el pinganillo y se da cuenta al poco tiempo que la esencia del miedo radica en el susto de la música rabiosamente violentada y desprovista de antecedentes. Es como si cuando vas a un funeral te ponen un petardo en los pies: pues claro que te asustas… si a eso le añades que las puertas aterrorizan cada vez que se mueven y asustan cada vez que se abren y cierran, basta una serie frecuente de tránsitos anodinos para que el suspense del pertardo se fabrique con reverenciada claridad.
No nos salimos por eso de que ya no devuelven lo pagado.
Asà que me puede quedar bien el resumen.
Goyo
16-oct-07