Jesús y Manuel

Veiga

Murió Manuel Veiga. Se reía de mí con la amabilidad de un amigo protector «…no, no me cuentes ahora lo que vas a decir en el comité; prefiero escucharte allí«. No he podido estar en su entierro. Rebusco cosa fresca del día para componer un recuerdo pausado, abro al azar el libro gordo de Derecho Romano Privado y me sale el capítulo II. Interdictos y acciones.

En la fecha del óbito, se prepara también «el tema del día«; son las recetas para generar empleo en Extremadura. Un grupo de seleccionados personajes ofrecen su particular visión. Son siete conocedores de la sociedad y de la economía de nuestra región y se declaran conocedores y creyentes de que nuestra comunidad tiene potencialidades suficientes como para dar trabajado a buena parte de los casi ciento veinte mil desempleados. Los creyentes y conocedores son variados, por orden alfabético:

Juan Manuel Arribas, secretario general de la Confederación Regional Empresarial Extremeña (Creex).
José Luis Ascarza, presidente de la Confederación Empresarial de Turismo de Extremadura (Cetex).
Miguel Coque, sindicalista de CCOO.
Ignacio Huertas, secretario general de la organización agraria UPA-UCE.
José Antonio Pérez Rubio, sociólogo.
Julián Ramajo, catedrático de Economía de la Universidad de Extremadura.
Rosario Riñones, secretaria de Acción Sindical y Empleo de UGT en Extremadura.

Las recetas anunciadas, se las expongo a continuación; sin precisar qué persona la prescribe, están recogidas por orden de aparición, que quizá quiera decir que pudiera ser la posología que asegura el remedio:

1.- Facilitar la actividad empresarial.
2.- Potenciar las posibilidades que ofrecen sectores como el turismo y las energías renovables.
3.- Cambiar el modelo de política económica que haga circular el dinero y aumentar el consumo.
4.- Facilitar la actividad empresarial para que las empresas sean más competitivas.
5.- Poner en marcha la reforma laboral por parte del Gobierno.
6.- Hacer aquí en Extremadura una reforma fiscal para que, como está sucediendo, no se marchen empresas a otras comunidades donde no tienen tantas trabas financieras.
7.- Poner en marcha nuevos activos que generen empleos complementarios.
8.- Incentivar el consumo, invertir en infraestructuras.
9.- Llevar a cabo un cambio de modelo económico.
10.- Reformar el sistema financiero español.
11.- Desarrollar planes de rehabilitación urbana.
12.- La aplicación de la ley de dependencia.
13.- La potenciación de las energías renovables.
14.- Sin olvidar «la lucha contra el fraude», si eso se resolviera, «se acabaría el déficit de una tacada».
15.- Cambio de modelo económico.

Y otras muchas consideraciones y consejos que podrán recopilar mejor atendiendo a los expositores.

Se añaden también posibles contraindicaciones:

1.- El año 2011 tampoco va a ser demasiado alentador para la economía.
2.- El desempleo no es un problema que se pueda abordar solo desde Extremadura porque «traspasa fronteras».
3.- No hay propuestas políticas de envergadura para paliar el desempleo.
4.- Estos expertos consultados consideran que el año 2011 no va a paliar el paro.
5.- Hasta el primer semestre «no se va a levantar cabeza», pero aboga por «un mensaje favorable».

Mientras de nuevo repaso el recetario y contemplo las fotos de los siete magníficos, le comento a Jesús, que si ha visto las recetas contra el paro. Jesús arquea una ceja y me dice que la letra tan pequeña no la ve, y entonces comienzo a leerle por el mismo orden que ustedes han leído, y me manda callar a la segunda, y me recrimina por hacer caso a «esas cosas». Jesús es un yesista de cincuenta y muchos años que sigue soñando con techos y enlucidos aunque se rebelen las treinta vértebras. «…pero ya no volverá a ser como antes…».

El caso es que el día antes, en el Parlamente Extremeño, los líderes políticos tampoco firmaron ningún «despáchese»; discutieron de datos ciertos e inciertos, pero tampoco avanzaron remedio a la dolencia.

Y es entonces cuando recuerdo la luz de Manolo Veiga: el pretor, mediante los interdictos, protege determinadas situaciones de hecho (possessio ad interdicta) que se clasifican según el fin que persigan:

Retinendae possessionis: para retener la posesión, para impedir los actos de quien lesiona o dificulta el ejercicio de la posesión (de un empleo, por ejemplo).
Recuperandae possessionis: a favor de aquella persona que ha sido despojada de lo que poseías (un empleo, por ejemplo)
Adispicendae possessionis: para facilitar la obtención, para adquirirla por vez primera (un empleo, por ejemplo).

Jesús, el yesista, tampoco cogerá el aire de los interdictos ni las recomendaciones de los catedráticos, de los agentes sociales y demás conocedores de este agobiante panorama.

– ¿Por qué no puede repartirse el poco trabajo que hay, entre los que están dispuestos a trabajar ?,… naturalmente se trabajaría menos horas, se ganaría menos dinero, pero el trabajo total sería el mismo, ¿no?
– Pufff, eso no lo quiere nadie, nadie está dispuesto a que le quiten ni un céntimo.
-¿Estás seguro, Jesús?
– Yo creo que sí, nadie está dispuesto a sacrificarse por nadie.

Nos falta un pretor, Manolo.

Goyo
31-dic-10

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