Gregorías 20. Europa sobre vaca salvaje

Ultimado el rapto, iniciaremos con bravura el rescate.
  1. Si los generales pronunciasen sus arengas en la noble desnudez, no habría guerras.
  2. Una vez que entendemos eso del dinero blanco y del dinero negro, debemos dedicarnos a que todo el mundo sepa cómo hacer lo mismo con el humo.
  3. Debo ser un burdocibenético, desaparecerá el Google Reader y aún no se para qué coños les ha servido a los cardenales.
  4. Lo de los Reyes Magos sabemos que son tres; lo de los poderes democráticos no lo saben ni los Reyes Magos.
  5. Me gustan los japoneses porque saben hacer la reverencia; los católicos mostramos la sumisión.
  6. En esta bella Europa, secuestrada de nuevo por las vacas del norte, lanzas un hideputa y le cae bien a más de la mitad de los eurociudadanos.
  7. “Vive bajo el umbral de la pobreza”; qué hijos de putas somos, con lo que pesa un umbral.
  8. Llevo media hora ojeando noticias económicas y he tenido que mangar un protector de estómago de las medicinas de mi suegra.
  9. Tener los huevos como un chipriota.
  10. Empiezo a pensar que esto no tiene arreglo, ellos lo saben y por eso se lo llevan como si no hubiera mañana, porque saben que no hay Mario Tascón ‏@mtascon32s
  11. A noventa por hora; esa es la velocidad de crucero para ingresar en el paro. Hay que reconocer que La Reforma Laboral es prudente;)
  12. La puta verdad la esconden con tino los poderosos; y los periodistas no siempre hurgan en los secretos, les facilitan contenedores de basura.
  13. Este país es muy socialista; las sociedades anónimas son legales a todas luces pero los individuos anónimos no están bien vistos.
Goyo
26-marzo-13

Cerezo en flor

 

 

Para los valxeritenses, el año bien puede comenzar cuando las ramas verdigrises de los cerezos se engalanan de flores blancas; el ambiente del valle ilumina el paso del invierno a la primavera y la cultura resguardada vuelve a tomar brillo: autoridades, fiesta, bellos discursos, bailes, coplas serranas,… y casi nadie se acuerda de la desaparición de Asperilla, Oxalvo, Peñahorcada, Tabares y Vadillo . Eran pequeños pueblecitos del Valle del Jerte que no supimos conservar o que supieron destruir y enterrarlos sin cerezas.

En la cultura japonesa, el “Hanami” es la tradición que capacita e invita a observar y conocer las flores, especialmente las primeras que se muestran tras el invierno. Allí son los prunos y sobre todo, las flores del cerezo, que se llaman “Sakura”. El hábito social y familiar japonés se cifra en acercarse a los parques y jardines para observarlas, incluso de noche. Y lo que dicen los japoneses que se ha de aprender, es que el manto de pétalos blancos que se forma en el suelo, durará lo que el viento o el agua decidan. Y así de efímera y bella puede ser nuestra vida. 

Otro año más, otra bendición reiterada para que pronto madure la Burlat pese al riesgo de quebrarse si el agua se retiene en el hoyito del pedúnculo. La Burlat y otras compañeras son las cerezas tempranas que despiertan la economía de muchos pueblos serranos del norte de Cáceres, aunque siempre serán los del Valle del Jerte los que produzcan los mejores sabores. La moderna ingeniería agrícola ha conseguido dibujar un gradiente de colores y productos: se comienza por los terrenos vecinos del río y se acaba en las cumbres con las variedades tardías; en el medio se produce la explosión de las picotas, con la ambrunés como reina.

 

Vuelve la Fiesta del Cerezo en Flor a presentarse para remedio de los sufridos campesinos, que al mal decir de los envidiosos, siempre triunfan: cuando es mala la cosecha es elevado el precio de la cereza, y cuando está barata, la abundancia multiplica.

Así que el problema de la cereza también está en el proceso de recolección. Ha de notarse que la cereza es un fruto no climatérico; no dado a la alteración artificial de su madurez. Los frutos no climatéricos carecen de la capacidad de continuar su maduración después de ser separados de la planta, lo que quiere decir que tal cual sea el estado de madurez que la cereza tiene en el momento de la recogida, ese el el estado que mantiene, no cabe otra artificialidad.

La manzana, el tomate, el plátano, el melocotón,… son frutos climatéricos, frutos que puede ser recolectados  en verde y sometidos a procesos de maduración, donde se aplica acetileno (un análogo del etileno natural que desprenden los frutos y que desempeña la misma función de fitohormona) a fin de uniformar la maduración del lote. En la cereza no cabe esta trampa.

Otra curiosidad a tener en cuenta: la pepita del hueso contiene cianuro de hidrógeno, por lo que su semilla es altamente tóxica. O sea, no se trague el hueso 😉

Mientras esperamos a probar las primeras cerezas, conviene ejercitarse en nuestro particular hanami.

 

Goyo

23-mar-13

 

Una Banderita para el Valle del Jerte

 

El descuelgue

 

 

 

 

Estoy asombrado, que significa en Honduras «quedarse papo«, que en nuestra tierra se dice de una persona queda sin capacidad de reacción o de movimiento,… pasmada, desconcertada por algo extraño e inesperado que le sorprende, aturde y confunde.

Entonces, debéis tener en primera consideración que el pasmo me anula, la sorpresa me desorienta y la confusión puede que provoque que las ideas y las líneas que siguen sean y compongan una puta mierda y no haya que hacerle caso y así entonces acabe mi angustia. (Ya ven ustedes que no me ando con protocolos de academia universitaria y trato de allanar el terreno del entendimiento.)

Acabo de conversar con un obrero, con un trabajador,… con un ejemplar de esa gente rara y sencilla que aún subsiste porque pueden seguir cambiando su poderío de acción y dedicación por una cantidad de euros cada vez más incierta.

El buen amigo me comenta -yo indago siempre en las cosas que me parecen esenciales- que ve crudo su presente laboral y que no percibe ilusión de futuro. La empresa le dice ahora que, para viabilidad empresarial, debe firmar el descuelgue.

¿Y qué significa esto? Pues que yo, como trabajador que he participado en la firma de un convenio colectivo, recibo de mi empresa la noticia de que su viabilidad depende de «reajustar» condiciones laborales de salarios, vacaciones, horarios,… y entonces «conviene» que yo firme «el descuelgue» para que la empresa no presente ningún Expediente de Regulación de Empleo o cosa de peor nombre y conclusión. Así no me sorprenderá que mis vacaciones se reduzcan, mi salario se retrase o mi estabilidad pase al equilibrio indiferente. Naturalmente, debo renunciar «libremente» a percibir algunos euros menos por igual tiempo de trabajo.

Todo eso y más escandalosas incitaciones me ha contado.

Y yo les pido a ustedes que borren estas líneas, que a lo mejor es una mala parida de las cosas que ocurren en limbo de los pobres de Francisco, que este invento del descuelgue no es otra cosa que un nuevo ataque lingüístico, que no debe ser verdad que lo firmado debe ser desfirmado, que más me parece una ladina forma de colgar que de descolgar,…

Denunciadme si esto es falso; pero denunciadme al Tribunal de Estrasburgo que pareciendo que está lejos, se nos muestra comprensible.

 

Goyo

21-mar-13

Día de la Primavera y de la Poesía.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Otra vez el agua

 

 

 

Si, según los libros sabios, somos el 80% agua, no debiera extrañarles que el porcentaje de mis cuitas y titubeos sobre los diversos temas, se vaya acercando a tal número, que tal quórum vaya siendo el requisito que me exige el éxito del cónclave.

 

Ha vuelto a llover sobre esta tierra seca como para recordarnos que cerca del 80% de la superficie del planeta está cubierta por el agua, como para lustrar los recuerdos de aquella infancia de inviernos lluviosos. Quizá de ahí que tomen éxito ahora los vulgares prodigios de gente guapa que se arroja al agua desde la arriesgada altura de tres metros.

 

Cuando el cielo vierte el agua, no solo la gravedad la obliga a tomar el camino más recto para caer; es que cuando ha caído, la misma fuerza gravitatoria la dirige, por el camino más corto –a veces curvo- hacia zonas más bajas. La inmensa red de regueros, arroyuelos y ríos vacían la tierra casi a la misma velocidad que las aguas la cubrieron.

 

Los campos escurren las demasías por los cauces requeteconocidos por los hombres y sus historias. Por eso, es tan lógica la Ley de Aguas como la Ley de Costas. Pero ya saben, son las leyes más vergonzosas que nos acucian; jueces, alcaldes, pensadores, estudiantes y gente humanoide coinciden en reconocer la burla permanente mostrada cuando se construye sobre cauces, se distorsionan los cursos con la extracción abusiva de áridos, con explanaciones y movimientos de tierras, con decisiones de mostrenca chulería y burla hacia los principios básicos de la experiencia más cruda o de la ciencia más exquisita. Todo el capricho sobre la tierra, vendrá bendecido o maldito por el agua de más tarde.

 

¿Qué tiene esto que ver con que el pantano del Guadiloba ha debido evacuar durante cuatro días la misma cantidad de agua que gastamos los cacereños durante todo un año? Pues, en mi duda, que aún no hemos aprendido a controlar el uso del agua y que se cobra mucho más barata que los daños ambientales que provoca su uso desmedido y descontrolado.

 

De nuevo las aguas recuperan su cauce atormentando creencias y rompiendo argumentos. No han necesitado abogado de oficio, ni registrador que defina propiedad, ni juez que interponga interdicto: los regatos siempre llevan la escritura bajo el brazo. ¿Cuándo nos vamos a enterar?

 

Goyo

19-mar-13

Una banderita para los que respetan las aguas

 

Julián

 

 

Ayer murió un poeta,

cosa que debe ocurrir para que las palabras se embellezcan.

 

Ayer, un campesino ilustrado se extinguió en el ataúd.

 

Los andares viejos y pesados

servían -días atrás- para pasear alma y cuerpo

por la plaza ajardinada de naranjos y palmeras.

 

Pudiera haber llorado

por ser esclavo de la parsimonia

y de la valiosa duda

sobre su inválida esperanza;

pero en los finales,

sólo se atrevía a hacer cestecillos

para colmar al vecindario de presentes.

 

Tomó el vivir como trabajo de cautivo;

así que lo mismo fue cautivado

por los ritmos de las labores del campo,

como sujeto y preso a las penurias de la comprensión.

 

El morir llama de manera silenciosamente salvaje,

violentamente educada.

Nadie lo oye;

luego, todos dicen: “era un buen hombre”.

 

El morir es una sementera.

 

 

Goyo

16-mar-13

La duda de materile

 

 

 

Después de muchos años de estudio y de transitar agreste por libros raros y escasos, sigo sin llegar a saber quién fuese la persona que tan afamada duda propuso: se trata de localizar el lugar del fondo marino allí donde están las llaves que todo abren. Al parecer, el origen revolucionario de la pregunta, es una canción infantil francesa que se sustenta en el juego interminable de dos corros concéntricos que giraban de manera opuesta y que, al ir aceptando regalos cualquiera de los miembros del corro de fuera, de uno de los miembros del corro del interior, se equilibraban las fuerzas. Cuando una de las niñas del corro grande decía:”Nous en voulons bien” (esto sí que lo queremos) pasaba a engrosar el grupo del corro pequeño. Y así hasta que se invertía el número de los componentes de cada corro, provocando de nuevo el inicio del juego.

 

O sea, que era como que si uno cualquiera del raquítico conjunto de los pobrecitos ofreciese un regalo a uno cualquiera de los del numeroso grupo de los ricos y, en aceptando el rico el agasajo, pasaba a formar parte del grupo de los indigentes. Y así hasta que el número de pobres fuese tan grande como para que todo el mundo tuviese como necesidad de reiniciar el juego… (que ahora se dice resetear la democracia.)

 

Atendiendo a la concienzuda esencia del juego -la infancia siempre guarda mágicas soluciones a las preguntas de los adultos- es que ya estamos en la situación límite como para que sean los ricos minoritarios los que comiencen a agasajar a los pobrecitos; que sean ellos -los adinerados- los que vayan ampliando el corro, que comiencen a ofrecer a tanto menesteroso desazonado que rodea al reducido y exquisito grupo de los que saben dónde están las llaves, y las tienen.

 

Nunca se nos contó que alguna vez hubiera un grupo inmenso de desprendidos y generosos como para los que del interior sintiesen protección y seguridad frente a la intemperie. Hubo un tiempo, después de más de doscientos años de Revolución Francesa, en el que la cosa se acercó a un equilibrio que denominaron “Estado del Bienestar”, algo que provocó tanto malestar en los poderosos, que consideraron necesario reajustar las reglas del juego sin necesidad de los clásicos intercambios.

 

Ya sabemos dónde están las llaves, ¿cuál es la duda?

 

Goyo

04-mar-13