Para el debate

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El colectivo del feminismo combativo -hay que añadir algo del masculismo- denuncia el burdo intento de llamar «violencia domiciliaria familiar» lo que es otro desgraciado ejemplo de «violencia de género». La protesta sigue en pie. El temor crece. Confusión. Rabia.

Este reciente episodio ideológico, semántico y comunicativo lo traigo a colación con otro que acabo de presenciar en Mérida, en la nueva sede regional del Psoe, en la escucha a Carmen Chacón, en la puesta en militancia abierta de lo mucho que hacer que tiene el partido socialista.

La estructura espacial del acto repite las condiciones clásicas de cómo se distribuye el poder y la información en nuestros días: un gran salón presidido por una tarima sobre la que hay una mesa elevada -ligeramente, pero elevada- dotada de micrófono en regla; al lado un atril donde el presentador -Rafa Pacheco- y la protagonista del acto -Carme Chacón- se turnan para verter las razones del Manifiesto así como dar ocasión al auditorio para practicar el debate que tanto decimos necesitar y del que tanto deberemos aprender.

La sala dispone de dos pantallas tv suficientemente grandes para no perder detalle de los protagonistas. Frente a ellos, mucho más de un centenar de militantes, dispuestos también de clásica forma: en las primeras filas, las primeras filas; al fondo, los gamberretes, tardones y curiosos. A los lados y en el centro, la diversidad.

Pues se inicia el debate con voluntariedad sobrada, se anima, se proclaman diferencias, se exponen preguntas,… que surgen de un público y que se reparte con cierta dificultad porque a veces el micrófono inalámbrico no funciona como debiera. Para corregir la desigualdad de medios, se invita a los intervinientes que suban a la tarima, y allí con el atril y el buen micro se lancen las ofertas de debate. Incluso, al poco tiempo, las cámaras también enfocan a la persona que interviene, no solo a los dos protagonistas del acto. Como podréis comprobar, a medida que el tiempo pasa, se corrigen las diferencias para acercarse cada vez más a la igual de trato expositivo, que es el primer requisito para fabricar debate. El segundo factor -el de la igualdad de tiempo acotado para el exponente- no se lleva a cabo por puras razones del clasicismo informativo que aprisiona al auditorio. Incluso, tras otra extensa respuesta a las primeras y diversas intervenciones, al abrir el segundo turno de palabras, se nos ruega brevedad -cosa igualmente clásica y habitual- que. obedientemente, ejecutamos.

Y lo que yo pienso es que para promocionar el hermoso conflicto del debate, hay que modificar la distribución espacial y temporal hacia planos de igualdad donde los asistentes se encuentren en niveles no distanciados:

1.- Intentar por todos los medios que el conjunto de asistentes se dispongan en círculo, no en clave panel de expertos versus público interesado.
2.- Controlar el tiempo de exposición limitado en un tiempo corto, pero suficiente, para exponer el análisis, la propuesta, la crítica,…
3.- Resumir y confirmar cada uno de los acuerdos, propuestas,… que han de componer el documento base en el que seguir trabajando.
4.- Enviar el resumen, al instante, a todos los asistentes, vía e-mail.

Esta sugerencia, no solamente las hago para cualquier proyecto de izquierda democrática, máxime para el debate en las casas del pueblo.
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Carmechacon
Pero además, propongo otra oferta a debatir: sobre el color. Dicen los expertos en imagen que es el azul el color que ahora nos conviene y yo digo que no, que la historia y la ideología cromática dicen que tiene que ser el rojo; eso sí, quizá Pablo Iglesias, si conociese el lamentable trato que ofrecemos al planeta, también se acordase del verde.

Mi mujer dice que el rojo y el verde pegan bien, se llevan bien, combinan.

Yo creo que no hay que explicar con más detalles las cosas, que la gente es muy inteligente.

Goyo
29-dic-11

Bellotas para Navidad

Bellotas maduras

Con los últimos días del año, las encinas dejan caer también sus últimas bellotas; herramientas cobrizas que intentan poblar de nuevo los campos con carrascas que algún día podrán convertirse en encinas centenarias, si es que antes algún animal no la ha aprovechado.

Pues les decía que llevo desde 1992 intentando remozar con nuevas encinitas los yermos que tan bien fabricó nuestra no lejana historia agrícola. Aquella historia no tenía mejor proyección de futuro que descuajar (arrancar de cuajo) montes y dehesas aunque sus tierras no sirviesen gran cosa para la producción de cereales. O sea, que antes de la locura de los montes tropicales y amazónicos, nosotros experimentamos bien a gusto la limpieza arbórea, quedando muchos de nuestros campos para que las ardillas pudiesen viajar en avión si querían atravesar la península desde Évora a Gerona, por ejemplo.

La costumbre que usted puede asumir es muy simple, barata y larga de fiar: se trata de coger alguna que otra bellota, de esas que pronto ya no habrá, esconderla en algún hueco del campo y esperar taimadamente a que crezca. Aunque nunca pueda gozar de su sombra. Aunque nunca más el destino le permita volver a visitarla.

O bien, sembrarla junto con su hijita -o junto con su nieto- en una maceta, esperar a que germine, cuidarla durante un año, y volver a repetir la fiesta de la replantación en la próximas Navidades desprendiendo la planta de la maceta con mucho cuidado y pasarla a tierra. Incluso regalarla.

Otra cosa también emotiva y efectiva: regale como felicitación navideña una bellota a su jefe, a su empleado, a su vecino del cuarto, al vendedor de la Once, al Policía, a la Alcaldesa,… que seguro que lo toma en consideración y proporciona lo que será un hermoso marco de encina dentro de veinte años. Mejor aún: tenga el atrevimiento de enviar en esta fechas tan tiernas dos o tres bellotas a ese familiar que tiene en Móstoles, en Vitoria o en Castellón, cuéntele la historia feliz de que existen culturas en las que se reconoce a los viejos poderosos porque siembran árboles de los que quizá nunca se aprovechen de sus frutos.

Esa es la duda: ¿ saldrás a sembrar una bellota ?

Bandejpg

Una banderita para l@s animos@s.

Viajes

Bohemios

Mientras nos dicen que los científicos se acercan a la partícula de Higss, la otra protociencia nos apunta direcciones netas : «El juez ha recordado al expresidente valenciano que puede mentir dada su condición de acusado«; pero a mi me enseñaron que eso de mentir y aquello de robar eran cosas que un niño nunca debería hacer. Mi padre, bracero de pudiente, bien me lo hizo observar como cosa que fuese observable -en el sentido de ser captada por algunos de los sentidos que condiciona el grado del conocimiento objetivo-. Es decir, que mi padre, me persuadió intelectualmente que mentir y robar eran actos que convertían la fama honesta en chatarra social; no sé dónde encontró la prueba, quizá en mi endeble condición de hijo desobediente.

Lo peor de todo es que tanta obediencia me facilitó una fácil repulsión hacia la mentira y la falacia. A mí me gustaría no sufrir las inclemencias que me despiertan los cinismos estudiados, quizá viviese muy a gusto pensando que el expresidente valenciano -por ejemplo- es una persona honesta; pero las informaciones que me forman me arrojan al abandono de la conmiseración: ese mal ajeno no me incita a ninguna compasión.

Seguro que alguna vez he mentido y alguna vez he robado, así que puedo lanzar la primera chinita; otra cosa será el tamaño del bulo y el tesoro arrebatado.

En estos viajes a los perímetros de la condición humana, hoy he aprendido que un juez puede recordar que un acusado puede mentir; seguro que todas las leyes que nos hemos dado protegen esta condición, quizá con el mismo tesón que certifican que ciertas organizaciones carecen de afán de lucro; pero ya habrán oído otras más altas instancias que las rastreras opiniones de este insignificado comentarista.

Ya no sé si quedarme quietecito, si adentrarme en el laberinto de los muones, o perderme de una vez en el alegre campo de la Justicia.

Goyo
13ymartesdediciembre

Ah de los impuestos ! ( Ah!… ¿de los impuestos?)

Portazgo

En la foto, Portazgo de Aguilar de Campoo.

Portazgo era el impuesto que las ciudades notables y comerciales exigían a los forasteros que iban a vender sus productos a los diferentes mercados. Para mantener al clero, la décima parte de las cosechas debían entregarse a la iglesia, ese gravamen se llamaba diezmo. Alcabalas, tercias reales, primicias, excusados, sisas, millones, … y otros términos en desuso, eran los diversos nombres de impuestos que se aplicaban a las clases modestas para que la Corona, la Nobleza y el Clero ejecutasen sus poderes.Yantar y martiniega eran los utilizados para soporar los gastos locales y el funcionamiento concejil.

Llega la Revolución Francesa de hace doscientos años y todos estos impuestos indirectos desaparecen. El cambio más notable es que los nobles son obligados a pagar por primera vez a la Hacienda Pública; pero las clases menos acomodadas siguieron viendo el sistema fiscal injusto; pues a su criterio los poderosos pagaban poco de lo mucho que tenían, y los asalariados y pecheros seguían pagando mucho de lo poco que acumulaban. En la Iglesia no se establecen grandes cambios, salvo el decoro de la encíclica de la Doctrina Social, que nace justo cincuenta años después de las ideas de aquel barbudo Carlos Marx.

Ahora, lo moderno es pensar que la protección sanitaria, el cuidado de las personas dependientes o los servicios englobados en la oferta educativa parecen más atractivos que conservar a los duques o a los obispos y vicarios. Pensamos también que el alumbrado público, el agua potable tratada y servida a presión a domicilio, los accesos a pueblos y ciudades, las refrescantes piscinas en verano, las instalaciones deportivas, … requieren una ingente suma de dinero público -proveniente del público- destinado a mantener instalaciones y pagar salarios a los responsables que las gestionan y a los trabajadores que las mantienen.

Esta moderna idea de disfrutar socialmente lo que soportan los impuestos, está honestamente arraigada en los ciudadanos de los países de Europa central, la duda que tengo se solventaría si alguien me apuntase cuál es la pócima preventiva que nos impide el contagio.

Goyo
12-12-11

La Europa que debe edificarse.

Europa

Puede parecer asustadizo o vano el titular de estas líneas; puede también incluirse en el grupo de los titulares espasmódicos, engreídos, biensonantes,… suceden estas posibilidades porque la opinión etérea de un ciudadano aislado y sin representación acumulada merece otro titular más humilde. No obstante, demostrada la torpeza de la excelsa clase dirigente europea, otra tontá más -que surja de un ciudadano dirigido- debe ser soportable.

Pues la resulta es que nos dicen que nos han/hemos puesto en el abismo de la elección «susto o muerte» y se instala un sentimiento general educado para soportar más sustos que -en forma de recortes contables y sociales- rebanan, reducen y maldicen lo que se bautizó como «bienestar social». Por ejemplo, los señalados por la poda del gobierno portugués para su ciudadanía, los anunciados por la Presidenta de Castilla Manchada, los que ya están sufriendo los catalanes, los italianos, los belgas,…

El abuso cometido se denomina déficit, que antiguamente se llamaba empeño y que a la sabiduría de la contabilidad casera, le asienta mejor el término «trampa«. En el arreglo de trampa común, se ha impuesto la lógica de gastar mucho menos para remediar la diferencia negativa; lo que a mí me sigue alimentando dudas es por qué no podemos diseñar decisiones que aumenten los ingresos, que recojan superavits paradisiacos,… en fin, que amputen tirasavias, que corten mamones -utilizando la nomenclatura de la poda y el aclareo-.

Naturalmente, esto último conlleva aparejado un aumento de impuestos que se defina diverso y no se haga al modo que se están ejecutando los recortes: los impuestos han de ser proporcionales a las riquezas, con tasas diferenciadas en varios tramos donde el porcentaje del gravamen crezca a medida que se ascienda de tramo. Aprovechemos que también los recortes funcionen de manera similar pues hay ya economías tan recortadas, que a ellas no debiera acercarse más desprotección. ¿Qué Justicia se cultiva eliminando gratuidad de libros a los hijos de un matrimonio de parados ?. ¿ Por qué hay que rebajar un 3% el salario de un funcionario del grupo D y también el mismo porcentaje de rebaja para el sueldo del funcionario del grupo A? ¿No debiera, al menos, cada grupo o nivel someterse a diferentes gravámenes? ¿Qué pecado contable han cometido las personas que percibe una pensión mínima?

Si deseamos una Europa funcional y funcionando, eso de la «soberanía nacional» hay que guardarlo y esconderlo para recuerdo del pasado de aquel Mercado Común de naciones inconexas, y creer que ahora deben articularse los espíritus hacia una soberanía europea. No nos ha bastado con la eliminación de fronteras y aduanas, recorrer Europa con euros en mano es una comodidad ficticia: las esencias de las «economías nacionales» siguen perturbando el paisaje que debiera.

No basta con una moneda única, que para lo único que nos ha servido es para demostrarmos que ello exige una fiscalidad europea común y única.

Y esta fiscalidad rigurosa se lleva ejecutando en algunos países europeos desde finales de los años 70 -Holanda, Dinamarca, Alemania, Luxemburgo- que bastante han aguantado soportando las burlas y hábitos huidizos de nuestra cultura evasiva y de nuestra burda concepción que creer que el Ministerio de Hacienda está compuesto por un atajo de perseguidores del dinero ajeno.

¿Cómo se van a creer las mentes habituadas a esta Europa industriosa y fabril, que la media de las declaraciones de los asalariados españoles es superior a la media de las declaraciones de los empresarios?

Goyo
05-dic-11