Folio blanco

En tiempos de guerra, los inventos suelen ser tan abundantes como las falsedades, por eso no me acaba de cuajar la noticia que se ha podido escuchar en varios medios.

Una persona moscovita, para protestar en su ciudad contra la guerra que se está librando en Ucrania, ha tenido la ocurrencia de presentarse en la vía pública –no sé si calle, plaza o avenida- portando y mostrando un folio blanco en blanco. No había nada escrito en él. No sé por qué la gente ha entendido tan encendida protesta

Para el poder represor, el papel era insultantemente blanco y así, constituía un altercado de tan elevada protesta, que la policía no dudó en detenerlo y trasladarlo a dependencias policiales.

Aún no sé el cuerpo acusatorio de la policía rusa, la pena impuesta o el perdón concedido; lo que me interesa es reconocer la potencia comunicativa de un limpio folio blanco agarrado y mostrado como pancarta revolucionaria, y de cómo se agudiza la inteligencia del personal sometido a la falta de libertades.

Goyo

15-03-22

La curva

 

 

Yo tenía mi reciente y fresca Licenciatura en Filosofía y Letras, Rama Pedagogía, con el añadido de la  especialidad en Supervisión Educativa y además, tenía tiempo aseado para seguir indagando en las teorías y prácticas de la enseñanza. La Universidad belga de Sart Tilman (Lieja) me aceptó como estudiante de cursos de postgrado -así lo llamaban en la época- cursos por los que una vez superados según el criterio de la cátedra, se me reconocería la elevada condición de doctor. No se hablaba entonces de “masters” ni existía cosa parecida a la Universidad de Harvardaravaca.

 

Uno de los cursos dependiente de la cátedra de Gilbert de Landsheere, lo impartía el profesor Marcel Crahay y en él tratábamos de profundizar en los diferentes estudios y tesis existentes para detectar “cómo los maestros enseñan”; es decir, qué hacen las maestras y los profesores cuando dicen que enseñan, cómo se pueden analizar los procesos de enseñanza y aprendizaje, cuáles son los elementos sustanciales y cuáles no tienen significación en la transmisión de los conocimientos, cuáles son los más efectivos y exitosos,…

 

Las técnicas de observación, grabación y registro del comportamiento de enseñantes y alumnos durante las sesiones de las clases se producían tras un periodo de experiencias que asegurase que los comportamientos no fueran contaminados por la presencia de observador, cámaras y micrófonos. Hasta que la familiaridad de todos los elementos del proceso no estuviese asegurada, los registros no se consideraban válidos. Después se estudiaban. Después se elaboraban hipótesis. Después se contrastaban,…

 

La estructura científica de las universidades belgas era entonces reflejo fiel de los movimientos que los estudiosos estadounidenses impusieron a la Psicología del Aprendizaje, así que debíamos estudiar a fondo las propuestas de Flanders. El Sistema de Flanders de análisis de la interacción que ocurre en el aula, es un procedimiento de observación y registro que se puede utilizar para clasificar el comportamiento de los aprenden y del que enseña. Se grava la actividad y se disponen los registros en una especie de rejilla gráfica pero tiene el inconveniente de no presentar una visión conclusiva.

 

Pues bien, mi propuesta, valorada muy positivamente por el profesor Crahay superaba en claridad expositiva y conclusiva la tarea de la rejilla de Flanders y surgía de la matematización de las conductas de las acciones e interacciones que se producían en el aula.

 

Pero mi estancia en Bélgica toca a su fin sin que pudiera abordar mi avalada hipótesis. Vuelvo, regreso definitivamente a España y me presento ante la máxima autoridad universitaria regional en materia de educación; a tal señor –de cuyo nombre no quiero acordarme- le presento explicación y papeles y me dice que mi estudio tiene un marcado sesgo cuantitativo, que había muchas fórmulas y cálculos, que lo que aquí se imponían y triunfaban eran los estudios cualitativos. Que yo no tenía nada que hacer. Y sigo en stand by.

 

A lo largo de treinta años llevo, guardando y observando el poquito caso que hace nuestra sociedad y sus dirigentes a los estudios avalados por las ciencias exactas (Matemáticas & Física) y el acuse efectivo y afectivo que provocan las artes cualitativas (Imágines y Palabras); o sea, lo cualitativo.

 

Como prueba -creo irrefutable- tenemos a toda una autoridad presidenta de la Comunidad de Madrid, inmutable y desafiante ante la rotundidad de datos, registros, tendencias conclusivas, expresiones gráficas cartesianas, estadísticos,… Nada. Toda información que no coincide con su planteamiento cualitativo, se defiende con una palabrería cada vez más insoportable, ilógica y rebosante de engreimiento.

 

 

 

Gregorio Tovar Barrantes,

30 de septiembre de 2020

Con las manos en los bolsillos

 

Siso dejó la escuela muy pronto, como era la regla de los pueblos en la época de los ancestros de Vox; sin embargo, las experiencias lo han convertido en docto. De todos los licenciados y doctores que conozco, nadie me ha sabido explicar el sustento ético y legal que explique aún que el melocotón selecto, en su grado justo de madurez, en su culmen de color y sabor se compre al agricultor a 17 céntimos el kilo y no lo encontremos en ninguna tienda de al lado porque ya ha sido reservado para la exportación. Lo nuestro es más barato porque no merecemos la calidad suprema.

 

La calidad superior se vende en nuestros comercios -por definición- a un precio diez veces superior. El resto de calidades dibuja un espectro que atosiga a los expertos economistas que ni anticipan, ni comprenden, ni saben regular los precios. Entenderéis entonces mi declarada apostasía de eso que dicen que se llama ciencia económica.

 

El amigo Siso dejó de ser pastor después de cuatro años cuidando las ovejas del amo de su padre. Las cuidaba y las guardaba con la obediencia purísima que el padre merecía, pero no por su entera convicción de que aquello fuese oficio digno según el salario que recibía, que debió ser tan escaso que ya no lo recuerda. Como a ello también se sumaba la posibilidad de caer en otra servidumbre similar a la paterna, afrontó la huída del campo y obtuvo asiento profesional en el almacén de piensos para el ganado, pesando kilos, repartiendo sacos, cobrando encargos,…

 

Descubrió no obstante que existían dos personas en aquel pueblo que ni llenaban sacos, ni empujaban carretillas, ni pesaban con esmero; sólo se ocupaban de trasladar demandas de compraventa bajo rudas y simples anotaciones en una libretita; es decir, ligar la demanda de piensos a la oferta del almacén y eso -decía Siso- les permitía vivir la mayor parte del tiempo en el bar, “con las manos en los bolsillos” y la cabeza ordenada sin necesidad de ordenador.

 

El ministro actual del sector primario propugna una ley por la que no podrá haber nadie que venda por debajo de los que cuesta producir, y que con controles se obligue al menos a pagar al agricultor lo que le ha costado producir sus productos. Y si no es así, podrá perseguirse. Mi duda está en saber si tal ley asegurará también que nadie comprará por debajo de lo que cuesta producir.

16-feb-20

Depender

 

Parece que somos modernos y cultos escudándonos en la opinión de aquel noble francés, Jean Batiste de Sécondat, que abrazó el desafío de pensar en el poder; de cómo perfeccionar el poder. Y en su análisis concluye que podemos y debemos distinguir tres formas esenciales de ejercer el poder y que, para bien ejecutarlas, no pueden descansar en una única persona. Esta suposición se enfrentó hace tres siglos a la teoría del poder absoluto, que era la posición de la época. Hay otras teorías, mas la usual proviene de la revoltosa Francia.

Aquel señor Montesquieu dijo que alguien debiera ocuparse de redactar las leyes, otras gentes se ocuparían de aplicarlas gobernando y otras, de juzgarlas cuando se produzcan desvaríos. Así se instituyó que el poder legislativo no debía mezclarse con el poder ejecutivo ni inmiscuirse en el poder judicial. Muchos pensaban que este entendimiento, alimenta el riesgo de gobernar mandatos rodeados de tensiones; aunque, a la postre, toda decisión de gobernanza requiere optar por una tensión y abandonar otra.

Más de una vez he mostrado mi extrañeza ante la severa desobediencia de este principio en nuestro entorno y hábito, porque si se asume que la soberanía reside en el pueblo, debiéramos articular lo propio en el pueblo soberano para decidir sobre cada uno de los tres poderes por separado. Parece que no nos tienen en cuenta por entero y sólo nos permiten elegir a los representantes del poder legislativo. Nunca se nos ha ofrecido elegir a los miembros del poder ejecutivo, al gobierno. Tampoco se nos permite elegir a los miembros del poder judicial.

No nos tienen en cuenta por entero y sólo nos permiten elegir a los representantes del poder legislativo

A los representantes que nosotros elegimos -el legislativo- sí se le encomienda la elección de la cabeza del poder ejecutivo -al presidente del Gobierno- y la elección de los componentes del Poder Judicial obedece a una extraña mezcla endogámica aderezada por intereses partidistas. Dicen los defensores del sistema, que los ciudadanos no estamos preparados para elegir a los miembros del Poder Judicial; puede ser, lo extraño es que sí nos consideren aptos para elegir a los legisladores.

Algún profesional de la Justicia me reitera que los jueces son independientes de las querencias ciudadanas o de los partidos y eso es lo que dudo porque unos se apuntan a Jueces por la Democracia y otros se asocian al colectivo Francisco de Vitoria.

Goyo

21-12-19

Otra semana

 

Eso de no cambiar tiene sus fijas consecuencias. Hay personas que se asustan al llegar el lunes, otras lucen cuerpo los sábados, cuando llega el miércoles hay gente que piensa que el viernes está cerca y suele ocurrir que utilizamos los domingos para prometernos que el nuevo régimen culinario se aplicará al día siguiente. Así construimos una diversidad congelada en clave del número mágico, el siete. Desde los asirios hasta los frikys utilizamos el cómputo semanal para organizar trabajo y descanso.

Cuando contemplamos que España se vacía en los pueblos y se atora en la ciudades, conviene que se despierten ofertas para equilibrar vicios y virtudes. A mí me parece observar que estamos fabricando una tendencia a vaciar las ciudades durante viernes, sábado y domingo; lo que implica que algo de los pueblos se llena. Por eso, de nuevo surgen opiniones tendentes a certificar el cambio de la tradicional semana de siete días por otra menos cansina que suponga compartir la tradicional semana en dos trozos: uno de cuatro días y el otro de tres. Así, algunas actividades comerciales y de ocio bien pudiera que fuesen trasladada en parte a los pueblos ocasionando entonces otras opciones de trabajo y descanso.

El problema radica en que nuestra llamada «Sociedad del Bienestar» está habituada a que sus servicios estén disponibles las 24 horas a la vez que los usuarios tratamos de reducir tiempo de trabajo y aumentar los descansos.

Esta opción puede ser articulada tanto por las administraciones públicas como por las empresas privadas; los servicios estarían disponibles mayor número de horas sin necesidad de que el horario del trabajador coincida con la disponibilidad del servicio. Podemos así trabajar menos y dedicar más gente a trabajar.

Podríamos acordar trabajar y alternar periodos de descanso de tal forma que quien decida -o se le imponga- trabajar durante el periodo lunesmartesmiércolejueves, descansará todas las horas del periodo viernessábadodomingo. O viceversa. Con posibilidad de intercambio, alternancia y demás ajustes. O indagar en la jornada de seis horas, que también es múltiplo de veinticuatro para cumplir y facilitar los turnos.

Quizá de esta forma, todo el mundo estaría afectado por la duda de si es mejor trabajar el fin de semana o descansar de lunes a viernes.

La añagaza

 

Una añagaza es una trampa no muy astuta, pero efectiva si uno no revisa su propia inteligencia. 

 

 

No conozco a ninguna antropóloga que diga que la ciudad es un invento que sirve para vaciar a los pueblos; tampoco a ningún antropólogo. El mundo de la Sociología y de la Politicología tiene bellísimas definiciones del concepto de ciudad, pero ninguna es acusatoria. El descompuesto mundo del periodismo, envenenado por su reciente descubrimiento de las “fake news”, sólo sabe referenciar la cosa del vaciado para intentar mostrar su ética informativa y protectora del problema: manda corresponsales a los pueblos más repletos de jubilados como antes se enviaban a las guerras a los fotógrafos. Indagan en las penurias de las prospectivas, pero tan sólo refuerzan lo que ya no es noticia aumentando con ello el efecto de apartheit que fabrica el falso progreso urbanita.

Tampoco conozco la razón por la que el Parlamento Europeo me incluyó en la lista que yo llamo de los cuarenta lusitanos (20 extremeños + 20 portugueses) que en junio de 2011 fuimos invitados para conocer en aquel templo la nueva PAC. Y allí, dos franceses, dos ingleses, un alemán, dos italianos y una española nos sacudieron las entendederas para que transmitiésemos la buena nueva europea, que se basaba en asegurar que se aseguraba y fijaba la población rural en los pueblos dotándola de protección y ayuda.

Y fue entonces cuando mi inocente duda expuse ante el octeto parlamentario inquiriendo por si alguno del grupo habría propuesto solventar la crisis rural a base de inyectar dineros procedentes de nuevos impuestos a los habitantes y empresas ubicadas en las ciudades.

¡Ah! Conocí desde entonces lo mismito que imperan en las mentes dirigentes de la Economía del FMI y que se implanta en las neuronas cansadas y rivereñas: que hay que bajar los impuestos, que aquí todos somos nobles aunque las personas sigan siendo plebeyos. Desde entonces sigo contemplando la casi unánime defensa de que debemos confiar esperando los efectos de una especie de trance taíno porque la tecnología social del chamán economicista ha suplantado al tradicional púlpito y la pobreza se sigue repartiendo con generosidad.

Seguirán regándonos los oídos para que entendamos nuestro voto como una ofrenda que lanzada  hacia la oscuridad, una confianza social más que un interés personal. ¡Idiotas! en una sociedad justa, la bajada de impuestos es una canallada.

 

Goyo

07-may-19

 

Ahora la estación

 

 

Hubo un tiempo en el que nuestros temerosos gobernantes decidieron caminos de hierro con anchura diferente a las medidas que imperaban en la Europa que estaba al norte de los Pirineos. La razón que se dio a conocer, se justificaba porque así se impediría la invasión de ejércitos extranjeros a través del ferrocarril. Casi la totalidad de nuestra red ferroviaria es de “vía ancha”. La marca hispana era distinguirse del francés gabacho y demás transpirenaicos.

He vivido seis años en plena Europa Central, entre Bélgica, Alemania y Holanda y me ha tocado conocer la cultura del tren de por allí. Cuando el invierno invadía con su nieve las carreteras, casi todo el mundo optaba por viajar en tren; es más cómodo que el automóvil, te despreocupabas del aparcamiento, no era caro y te dejaba puntual en el centro. Sí, en el centro de la ciudad. La Estación Central de Bruselas está cerca de la Grand Place, la Estación Central de Colonia está justo al lado de su conocida catedral, la estación más importante de Maastrich se encuentra al lado de su famoso mercado,… y así ocurre con una aplastante mayoría de ciudades europeas grandes, medianas y pequeñas.

Nosotros, no. Ubicamos las estaciones en las afueras, aunque el paso de los años las rodea de barrios que hacen crecer la ciudad, y las engullen. Por tanto, las estaciones ibéricas requieren de un coche que te acerque o te recoja; nuestro sistema ferroviario sigue tardando muchos años en acomodar trenes, autobuses, tranvías, metro y automóviles, y sólo esta confluencia se intenta organizar en algunas grandes urbes españolas.

Muchos “cacereños de toda la vida” conocieron dónde estaba enclavada la estación que fue desmantelada para trasladarse al sitio actual. Estaba en lo que hoy es la barriada de Moztezuma; si así no hubiese sido, hoy tendríamos la estación no muy alejada del centro y muy cerca de la estación de autobuses.

En Bélgica, por ejemplo, la ciudadanía no teme a que sus propiedades puedan ser expropiadas para ampliar un hospital, construir un centro educativo o agrandar instalaciones ferroviarias; saben que el estado responde generosamente ante cualquiera de estas tres situaciones concediendo compensaciones ágiles y dignas.

Salvo rarezas, la duda de dónde reajustar la estación cacereña parece que no tiene averías, lo que me produce perplejidad.

Pobreza

(Foto tomada de http://diario16.com/no-es-crisis-es-saqueo/)

Los diez vergonzosos datos que definen la pobreza en España se resumen en dos: salarios bajísimos y brutal desigualdad. Las cifras de la gente experta indican que los extremos no se tocan: aumenta la riqueza de los más ricos con las mismas ganas que aumenta la pobreza de los más pobres. Los números son cansinos: el 1% más pudiente acapara la cuarta parte de la riqueza nacional, aunque me parece más doloroso que estemos a punto de alcanzar los dos millones y medio de niños tapados por el umbral de la pobreza. Y casi la mitad de los extremeños somos considerados pobres. Ni los remedios caritativos ni las teorías economicistas son capaces de frenar los dislates. Y el señor Casado augura otra recesión si el SMI sube un poquito. ¿Dónde habrá estudiado este hombre?

Quizá una de las vías resolutorias sea descubrir ciencia que agrande el humanismo; ya lo previó Alfred Nobel. Cuando el sueco plasmó su herencia en noviembre de 1895, se sintió culpable por su responsabilidad como empresario enriquecido a través de una industria productora de dinamita, cuyo principal mercado dejó de ser la minería para trasladarse a la guerra. Esta puede haber sido la motivación principal de su afamado testamento para dejar fuera a la ciencia económica. A partir de 1968, es el Banco de Suecia quien otorga el Nobel de Economía, premio no instituido por Alfred Nobel ni aceptado por su familia porque desde hace muchos años, los supuestos avances sobre verdades de la Economía, lo único que siguen asegurando es mayor beneficio para los ya beneficiados.

Contemplando el panorama económico a cualquier nivel, no parece asumible que debamos reverencia a modelos o sistemas remediadores de la pobreza; los descubrimientos se aplican provocando mayores daños a los ya perjudicados. Incluso se han concedido premios Nobel de Economía a teorías contrapuestas, quizá prueba evidente de tan débil y falaz conjunto de principios científicos.

El Nobel de Economía de 2018 ha recaído en William D. Nordhouse y Paul Romer por integrar el cambio climático y la innovación tecnológica en el análisis macroeconómico. “Sus hallazgos han ampliado significativamente el alcance del análisis económico al construir modelos que explican cómo la economía de mercado interactúa con la naturaleza y el conocimiento”, dicen los nobelistas.

Sigue creciendo mi duda.

Goyo, 22-oct-18

 

Sáhara

 

Cuando no estás inmerso en un problema, todo aquello que lo define y acompaña te parecerán detalles pero no esencias. Y cuando te infecta un problema en tu amplio interior, todo lo exterior se te presenta como sucedáneo de cosa boba y con poca chicha. Por eso es tan atractivo ser espectador; presenciar un espectáculo te libera de esencias propias y te esclaviza con detalles ajenos. Reflexione sobre el fútbol, que a nivel mundial nos está ofreciendo en estas fechas una millonada de atractivas pinceladas.

Contemporáneo del fresquito ruso está la caló del Sáhara que tiene tanta tierra como la helada Siberia y no nos cae tan lejos. Una mancha de agua baña y suaviza las tierras del norte y sirve de separación de otras tierras. Ahora el Sáhara endurece el agobio veraniego, que para algunos asentados se regula con el mando a distancia del aparato de aire acondicionado. En parte de aquel Sáhara olvidado por el régimen franquista, por el régimen transicionalista y por el régimen democraticista, residen familias apegadas a la crianza de la prole y a su anhelo de vivir en la tierra que los vio nacer. Digamos que esas son sus esencias.

No obstante, en otras partes del descomunal arenal y porque le cuentan otros detalles nuestros, no se amedrantan en invertir todos sus ahorros para pagar mafias dedicadas al tránsito impreciso, en huir del espanto de la guerra y del odio amigo, en tratar de libar algo de la vida floral de los europeos. Se lanzan ciegos y desvalidos al charco inclemente. Quizá sigan flotando. Quizá un barco de nobles humanos los recoja y alimente hasta que lleguen a buen puerto. Mas los buenos puertos nunca se distinguieron por dar acogida a los que huyen de la pobreza, más bien por la excelsa hospitalidad a lo que aporte riqueza.

Vienen tras los peligros del desierto y sus alacranes, los peligros del charco y sus monstruos y los peligros de la tierra prometida y sus egoísmos. Vienen repletos de inteligencia y valentía, de ganas de trabajar… normal que despierten recelos en los torpes, los cobardes y los vagos.

Acaban de llegar a mi pueblo 38 niños y niñas saharauis; se repartirán por pueblos de la provincia, cuatro de ellos quedan en Casar, todos con ojos vivos y ganas de piscina; esos son sus detalles, dudo si podrán contemplar nuestras perdidas esencias.

 

Goyo

04-jul-18

¿Para cuándo los impuestos?

 

 

Ahora parece que se abre la puerta al disfrute ético, quizá cansados que estamos de la estética empapelada de sobres. La tendencia anterior era así de clara y potente: para ser de la casta, necesitas pasta,… reconozco que es un burdo pareado; pero la gente astuta y taimada pasa de metáforas lorquianas y purezas métricas. En la inmensidad profunda de Federico no puede flotar, por ejemplo, ninguno de los argumentarios de la señora Cospedal.

Ahora, cualquier análisis somero nos puede llevar a un resultado tal que nos fuerza a rebuscar y obtenemos así un nuevo valor, contrario al inicial pero mucho más satisfactorio. Prueben a contrastar las opiniones de los gobernantes italianos respecto a las personas del barco Aquarius con las opiniones de los gobernantes de aquí; ambas se presentan como razonables pero solo una solventa la duda. El fenómeno es muy similar al conocido como “caso de las colinas antigravedad” explicado ya por los científicos. Los investigadores descubrieron que la falsa conclusión se obtiene porque carecemos de un horizonte visible y así nos parece que en una carretera empinada cuesta abajo se tiene la sensación de que existe un leve descenso cuesta arriba.

Es la falta de un horizonte ético lo que explica que tiene que llegar ese joven para mostrarnos cómo pueden convivir excelencia con equidad. Sin distribución de la riqueza no hay Justicia. Si los estados no garantizan las atenciones básicas, los instintos básicos infectan a la sociedad resultando que el robo y los latrocinios surgen como conclusiones a esa falta de horizonte: tanto el menesteroso como el rico huyen de la virtud.

Por Justicia -eso que ahora se lleva tanto- todo tributo, por ser obligación fiscal, debe estar previsto en la Ley. Por el principio lógico de la Economía, lo que se recauda debe estar contemplado en los presupuestos. Por seguridad, se debe dar a los ciudadanos tiempo y maneras para que puedan pagar y por claridad, los impuestos deben ser sencillos y no confusos.

Lo más difícil del complejo mundo impositivo no es la recaudación sino la redistribución; es en el reparto donde se distinguen a los diferentes gobernantes y administradores. Mi duda es si vamos camino de considerar que los impuestos no son castigos sino reajustes para no dejar a la deriva a los que huyen de la pobreza.

 

Goyo

21-jun-18