El puñetazo

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«Esto es un puñetazo en la mesa dado por la ciudadanía,… los ciudadanos están cansados de percibir a la clase política alejada de sus problemas reales,… la distancia entre dirigentes políticos y personas corrientes se acrecienta,…» (Puñetazo, no es golpe dado con la puñeta).

Estas son algunas de las frases al uso que César Calderón, Sebastián Lorenzo, Carlos Guadián, Antoni Manchado, César Ramos o Javier Linares aportan como mandobles para despertar a la clientela de curiosos, esperanzados o convencidos en tener un gobernante al lado, tangible, conversable, dialogante,…y allí también estaba sentado Guillermo. Tras ellos, un grandioso rincón definido por dos paredes vestidas con intensa hiedra. Y palomas.

Además de las esencias del libro «Open Government» el acto sirvió sin duda para agrandar los campos de la democracia participativa y achicar aquel de la democracia representativa, esa de los defensores y defensoras del «a mí plim, que me han elegido los ciudadanos». Viene próxima la época en la que los ciudadanos pueden elegir con garra de contrato; porque de no ser así, al personal les va a importar un huevo gordo la seriedad del compromiso de la persona o del partido en el que confiaron, y entonces, tendremos a Doña Abstención como reina de la democracia.

Para mayor facilidad de entendimiento, tenemos ahora la estructura ideal de la comunicación y del control de lo que se comunica; en nuestros días, queda mejor garantizada si el medio utilizado descansa sobre las actuales técnicas de intercambio de ideas y opiniones a través de esos aparatos que, poco a poco, nos están ordenando la mente. También es cierto que esta tendencia a la transparencia dejar ver bien claro quiénes forman la minoría insultante que sigue escondida tras el cobarde anonimato.

Ahora, a esperar que estos nuevos productos permanezcan con la garantía de la «Denominación de Origen» y no comiencen a ser alterados por los mejores cocineros sociales.

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Goyo
19-mayo-10