Como si me lo hubiese olido, antes de ayer espeté a uno de mis alumnos de quinto de primaria con el sorpresivo consejo: “¡A ver cuándo te traes el portátil! “; me acababa de preguntar el muchacho que cuántos millones de personas habitan Europa … -yo tenía el portátil encendido-.
Rememorando la broma seria, hoy les he puesto en actualidad anunciándole la intención del Gobierno de España de facilitar un ordenador portátil a cada infante de su estado y condición; claro está, no sin antes arengarle del peligro habitual que suelen tener esos trastos.
Yo les apuntaba el lujo de tener la información a golpe de tecla, la ligereza de la mochila desprovista de libros y la torpeza de que los aparatos se presentasen atiborrados de juegos.
Tras un periodo de trabajo serio, he interrumpido la quietud de la clase para conocer su disposición a tal efecto y les he pedido su opinión acerca de si tales ordenadores escolares -u otros- deberían venir provistos de juegos; este es el resultado de 18 personitas de once años.
- a.- Los ordenadores no deben tener juegos. 12 votos
- b.- Los ordenadores deben tener juegos. 5 votos
- c.- Me abstengo, no lo tengo claro. 1 voto
Para que conste, surga efectos y afecte oportunamente.
Goyo