Creo que una de las condiciones de sostenibilidad de nuestra especie, radica en el uso reiterado de la contradicción; con ello quiero decir que seguiremos siendo humanoides si seguimos repitiéndonos en mostrar conductas racionalmente contrarias a nuestros pronunciamientos. Para certificar mejor este marchamo de reconocimiento, la cultura de nuestros padres y abuelos nos hacía repetir que tres jueves hay en el año que relucen más que el sol: y debíamos conocer a qué tres días nobles se refería el dicho. Sigo sin descubrir resplandor especial, casi todos los días se presentan turbios.
Como si los cambios climáticos hubiesen nublado el resplandor, el Corpus Christi se resiste y ha sacado brillo este fin de semana: lucen los corpus humani trajes campsinos (No. Campesinos, no) comen con gula y derroche, cubren de regalos a los que catecúmenos y organizan la muestra señera de contradicción social dispuesta a competir con el articulado negocio del sacramento del matrimonio. No hay que asustarse, seguiremos siendo así pese al último resultado electoral. La celebración del Corpus incluye una procesión en la que el cura porta un ostensorio o custodia, que guarda la hostia para ser adorada por los fieles. La custodia suele tener forma de sol, lo que origina no pocas discrepancias.
El caso se ilumina con que un cura del pueblo barcelonés de Teià le ha negado, según la noticia, la comunión a una niña. La madre de la niña explica que el señor cura alega que la niña es “un ángel de Dios” y por lo tanto “no es una pecadora”. A tal conclusión se llega porque se parte del presupuesto que un determinado síndrome psicomédico arrastra como consecuencia la resolución de un misterio original. Si antes era también inexplicable el cómo el pan ázimo se hace cuerpo y el vino se transforma en sangre; ahora nos tendrán que explicar por qué a esta niña se le presume inocencia y al resto de la infancia se le presume culpabilidad. Quizá mejor nos sirva entender a los trileros de la moral.
El análisis sereno de la situación lo aconsejo como buen ejercicio espiritual, parece que una de las cosas ciertas es que la niña sufre Síndrome de Down; bueno… eso de que “sufre” lo decimos muy alegremente los que estamos acostumbrados a padecer las aberraciones racionales de la gente “normalita”.
No debemos darnos mucha preocupación por estos graves trastornos de entendimiento, los hay cada día blanco en que sale el sol y cada noche en la que el negro inunda a toda la humanidad.
Goyo
15-jun-09