No parece aún creÃble y me sigue apeteciendo que asà sea; pero en Extremadura se está gestando la huida concienciada del vinaterÃo mercantilista. Un señor con pasta elegante y buen paladar, se ha dejado llevar por el dictado de los sentidos: cielo, aire, clima y suelo; es como si un trocito trujillano le hubiese bastado para confesarse creyente de la calidad agrÃcola ya reverenciada por los romanos y ha puesto todo su poderÃo crematÃstico en obtener un vino digno de palabra nueva, de concepto esencial, forzando a que todo sea sencillo. Superación tan revulsiva como creativa de las pautas tradicionales de pitarras agigantadas y del snobismo enológico.
Mucho hay que agradecer a la esmerada elaboración de la . Según sus registros, impresiones y experiencias han sido suficientes para iniciar una nueva y fresca forma de entender la cultura del vino.
Tal vez no consiga ser el mejor vino del mundo, pero apuesto a que se convierte en âel vinoâ.
âHablaâ, ese será su escueto y ancho nombre.
Felicidades por lo que me toca.
Goyo
29-nov-07                                  Todo me huele a medio ambiente     Â