Quedan muy pocos. Y menos, con este aire de saber decidido. Pese a su edad ha optado ya por el oficio que llena de música viva las calles de los pueblos. Las notas escaladas de las flautas de los afiladores han vuelto a escucharse.
Me lo encontré esta mañana de sábado, en mi pueblo, y lo he recibido como una bendición de inolvidables recuerdos. Se llama Alejandro, vive en Cáceres, en una de las calles con nombre bello: Avenida de la Bondad.
¿No debiera subvencionarse este paisanaje?
Bueno, pues que sea Cáceres la capital europea en el 2.016.
Goyo
22-nov-08