Ahora, un leve riachuelo dice lo que antes era río bajo el Puente del Cardenal; la sequía hace esas cosas, hermano. Es incluso capaz de hacer relucir de nuevo un puente que hace más de 30 años escondía todo su alrededor cercano bajo las aguas. Está en las proximidades de Villa Real de San Carlos, en el centro del Parque Nacional de Montfragüe.
La sequía también sirve para azuzar la memoria; allí también, bajo ese puente retratado más abajo, persisten erguidas las pizarras que apuntan su filo al cielo. Cuenta que arriba, en el puente, era uno de los sitios donde llevaban a los rojos a fusilaarlos. Junto al petril situado a la izquierda de la fota. Justo debajo, se ven ahora una sobresalientes y aguzadas navajas de piedra. No era azarosa la elección del sitio: si el condenado quedaba malherido de bala, caia o su cuerpop era empujado para aue la Naturalezxa rematase la faena. ¡ Qué injustas hacemos los hombres a la inocentes piedras!.
En este largo puente constitucional, puede verse al descubierto toda la estructura del puente y su pérfido acompañamiento.
Y este es el Puente del Cardenal, que ahora puede verse completamente al descubierto y fotografiar los «dientes de perro» más agrestes que los de la foto la foto ssuperior y que el agua oculta en esta imagen.
Goyo