La calle no es solamente lo que se forma con las casas que están al lado de mi casa; también han de añadirse las casas que están frente a las nuestras; la gente da en decir que cuanto más larga y ancha sea la disposición, será mucha más calle. Y mucho más, modernamente, hay que contar también las casas que se colocan encima o debajo de nuestras casas: la calle es un galimatías. En nuestro país lo es de tal condición, que quizá por eso nos gusta estar en la calle más que en casa, y no solamente por aquello que dicen del clima; es más, yo pienso que el clima es otra condición que inventamos los ibéricos para estar más tiempo en la calle. Y mucho más modernamente, la calle es
Desde allí, aplicando la ingeniería cognitiva de las relaciones metafóricas entre conceptos –así lo expresa mi admirado Punset- copio, corto, pego y recompongo una especie de revoltijo neuronal al ajillo: Si el señor Monago se dedica «a patearse» los pueblos extremeños y los expertos de la calle afirman que ésta te vuelve arisco,
Las otras cuentas las dejo para ustedes.
La extensión del periplo la dejo para los geógrafos y tácticos en guerras de guerrillas.
Las palabras de “A tomar la calle” tal como lo sigue cantando Pablo Guerrero, hay que tomarlas como aconsejaba Neruda: como beben las palomas: un sorbito y levantar la mirada al cielo.
(La foto es mía, ¿eh?)
Goyo
24-nov-08