Distancias y tiempos

 

 

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No he tenido más remedio que cortarlo. Era un pino que mostraba veintidós anillos concéntricos. Lo sembré con un piñón que seleccioné de los pinares de Serradilla, cuando Montfragüe empezaba a sonar. Lo sembré como a dos pasos de la pared de la caseta de aperos. Como a metro y medio. Tenía ya la red radicular enviada al jardincillo de saliente y agradecía el agua sobrante de las macetas. Era un árbol potente y sano, que incluso albergaba a finales de los inviernos algunos nidos de procesionarias.

 

No he tenido más remedio que cortarlo para evitar ver el suelo deforme por la invasión.

 

Otra vez las cosas humanas se anteponen a lo que los mismos humanos decidieron. Nunca tenemos los tiempos suficientes para aprender. A ver si alguien piensa mejor que yo cuando vuelva a sembrar. Tendré que sembrar al menos cuatro para intentar corregir.

 

Goyo

20-oct-08

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