Hoy es otro de los días en que se alimenta con facilidad mi pesimismo sociológico. He recibido abundantes raciones de noticias con exceso de conciencia social grasa, sobreabundancia de proteínas pepesolubres y escasez birriosa de vitaminas.
La que más me lastima el ánimo es, a la vez, la que más engorda mi asco: aquel flemático músico inglés que tuvo la valentía de declararse «alien» en New York, aquel consistente Sting de los ochenta, va a participar en un concierto -es lo suyo- que se desarrollará en pleno campo, en plena ZEPA (Zona de Especial Protección de Aves) en pleno LIC (Lugar de Interés Comunitario) en plena Sierra de Gredos, en plena Naturaleza,…
Aquel que se hizo dar la vuelta al mundo mientras se fotografiaba con el jefe de una tribu de indígenas amazónicos, y que lo hacía para mostrarnos el grado de animalidad que nuestra optimista sociedad consumidora usa para masticar y escupir culturas; aquel señor elegante en música y principios va a promover, permitir o incitar a diez mil personas a que vayan a escucharles en tan incondicionado paraje.
Quizá convenga que los cayucos dejen de llamarse pateras, que el NO permanente del PP signifique «Nueva Oposición», que al concierto se acuda en burros y tengamos problemas de cuadras o que de manera inmediata la junta castellana edifique una inmensa cochinera.
Goyo
26-may-06