Que cunda el ejemplo

 

Tenía el documento sin dobleces ni manchas, la foto mostraba un cabellera sin apenas   pelo blanco y el brillo y la rigidez plástica persistían, pero la fecha de caducidad lo empuja a la cesta de lo basurable. La renovación de mi DNI no ha sido como las precedentes, que terminaban con el regalo del trapito untado de gasolina para limpiarse las yemas de los dedos… quizá no os hayáis percatado aún, pero el dibujo de las huellas dactilares es un ejercicio sencillísimo y perfectísimo: todo el mundo -sin excepción- las dibuja sin equívoco y con rarísima habilidad.

Ahora es todo más digital, que significa lo mismo que dactilar, pero que suena mejor. La primera exigencia se cifra en que tienes que concertar con un autómata telefónico el día, la hora y el sitio. Llegado el momento, uno presenta sus excusas al señor policía por llegar dos minutos con retraso y el agente queda entonces disponible para lo que el ciudadano proponga. Que tengo cita a las diez y veinte y que me llamo tal y tal, y que resulta que allí no está ni mi nombre ni mi hora,…claro como yo ya había recibido el SMS de la citación, rápidamente se solventa el problema y paso a ser atendido. Se llama Gema y le comento que mi segunda sorpresa agradable se produce cuando observo la práctica de aquella demanda que hice en tiempo proponiendo que los ordenadores de los servicios públicos estuviesen dotados de dos pantallas: una para el funcionario, otra para el ciudadano. Allí lo he visto por vez primera. No sé si de debe a mi sugerencia, o al hecho de que el señor Subdelegado del Gobierno es personaje sagaz.

El ejemplo de las dos pantallas -o pantalla doble, como se quiera- por ordenador debiera extenderse también a toda la “res publicae”… y a las entidades bancarias; pues no es la primera vez que el personaje de la máquina te espeta con el radical “el ordenador dice que tururú” y tú tienes que mostrar la cerviz y salir dudando sin poder ver tan sustancioso mensaje. Todo ello sin perjuicio de que la persona que administra los datos siga gobernando información, claro está, sin menoscabo de la información mínima que a la par debe tener el ciudadano afectado.

La estancia me acomoda y al ratito me encuentro como en casa de amigos; Claudio se suma a compartir atención, espera y comentarios. Sale mi nuevo DNI electrónico, con su PIN, su microchip, más canas y demás futuribles posibilidades. Ya estoy preparado para votar a través de una máquina pero me queda una duda.

 

Hoy, catorce de abril, votaría República.

 

Goyo

14-abr-08

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