El respetado «profesor» fundó y lideró el Partido Socialista Popular hasta que se integró en el Partido Socialista Obrero Español; así, el término «popular» fue poco a poco empujado al olvido y forzado a desaparecer del vocabulario de la izquierda española de finales de siglo. Así lo quisimos y permitimos todas y todos. ( ¡ Vaya por dios ! )
Ya no sé si fue por Dios, por la Patria o por el Rey, el caso es que la astuta derecha, escondida en el principio de adaptación a las nuevas tendencias sociales, tuvo la feliz ocurrencia de restaurarse y darse brillo con tan bello y excluido término. La mayor burla que ha sufrido nuestra izquierda se ubica en el oportunismo de bautizarse la derecha en el nombre de «Partido Popular».
En ocasiones anteriores he expresado esta reflexión en mis inmediatos ámbitos: apenas causan efecto: se impone un adormecimiento silente y anodino.
En esta ocasión repito el intento en este novedoso ámbito de bitácoras, por si alguien se atreve a sumarse a la reconquista de una de las esencias notables del pensamiento de la izquierda: creer firmemente que entre las clases populares y sencillas se encuentran las mejores expresiones de valores y conductas humanas.
Perdón si no se hacerlo mejor, Don Enrique.
Goyo, 23 de enero de 2006