Menos mal que ya estamos más locos (un chupito de petróleo)

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Hace ya un montoncito de meses, propuse una cabellada idea para que los reunidos nos sintiéramos más cerca de la cordura anticonsumista. Yo soy un miembro del Consejo Rector del Colegio Mayor Universitario «Francisco de Sande«, institución dependiente de la Diputación Provincial de Cáceres. La propuesta que lancé nacía de la observación que me merece la vista de la mesa de reuniones: si estamos nueve, hay una docena de botellitas de plástico sobre la mesa, unas llenas, otras a medias, otras vacías,… La propuesta era tan fácil como arriesgada: que por qué no tomamos agüita fresca de la red, que bastante rica y sana se nos presenta. El caso es que por agradable unanimidad acordamos eliminar el uso del agua embotellada por hacer también honor a tan desestimado servicio público.

Lo decía porque el Ayuntamiento de Cáceres -como otros muchísimos ayuntamientos más- se esmera diariamente en servir agua potable y recién tratada a través de la red, cosa que parece que no ha sido suficientemente observada, conocida o reconocida; y que cuesta un pastón asegurar el suministro salubre y abundante, muy a pesar de las averías o deficiencias que les son dadas a cualquier ayuntamiento en este delicado servicio. El caso es que cualquier municipio de nuestro país elabora, facilita y distribuye agua potable para el vecindario. Y el vecindario responde comprando agua embotellada a un precio cientos o miles de veces superior. Y eso me venía dando la vara hacía mucho tiempo.

Para mi loca suerte, me entero recientemente que un pueblecito australiano, Bundanoon, tiene unos representantes municipales que han acordado, por unanimidad, prohibir en su pueblo la venta de las aguas de sus manantiales en botellitas de plástico. Las razones que articulan no son despreciables: extracción, embotellamiento, montaje, etiquetado, transporte, residuos y desperdicios para beber carísima el agua que de allí mismo sale. Que si nos fijamos mejor, resulta que cada litro de agua ha requerido también un bumboncito de petróleo para elaborar el recipiente de un solo uso.

A ver qué pueblo se apunta otro tanto, qué casa se aplica el cuento y que otro locate se arrima.

Goyo
24-ago-09

Le vamos a regalar a Bundenoon una buena Bandera Medioambiental.

Bande

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