Urbaniza, que algo queda.

A mí me ponen las dudas; sobre manera, la última y más resuelta que mostraba el pasado lunes una noticia sobre una conocida urbanización privada cercana a la ciudad de Cáceres: “cuando se estropeen los viales de la calzada ¿también los pagará la urbanización?», cuestión que más que indagadora se me antoja de tal forma, que no encuentro palabra oceánica que sirva.

¿Por qué confundimos con tanta frecuencia los ámbitos público y privado?. Es posible que en ocasiones aparezcan matices que difuminen dónde comienza lo público y dónde deja de serlo; pero ante un colectivo de gente que -aparentemente- tiene tiempo de reflexionar mientras practica paseos a empujones de bolas, debieran surgir planteamientos más cercanos a los que el uso racional y legal sigue apuntando como “normales”, que significa: conformes a la norma. Hablar de planteamientos que entren en esa cosa tan rara que se sigue llamando “sentido común”, es uno de los mayores problemas que seguimos presentando los humanos. Y como por ejemplo yo mismo; que cuando escucho a alguien decir “eskellopagomisimpuestos”, además de los órganos notables, se me desordenan las tripas.

Las personas que hacían estas declaraciones, son las mismas que afirman que: «vinimos aquí sabiendo que esto era una propiedad privada, pero con el paso del tiempo nos dimos cuenta de la posibilidad de que el ayuntamiento recibiera esta zona, porque muchas de las viviendas han pasado a ser primeras residencias». Se ofrece entonces que la distinción “segunda /primera residencia” es la clave para la consideración “propiedad privada/pública”. El desafuero argumental es de tal categoría, que uno no sabe si coger el palo número siete o sentir vergüenza privada.

Este enclave, fácilmente visitable a través de Google Earth, nos muestra sus claros límites, su extensión, su forma, su hoyo 16, sus casitas con sus piscinitas,… y detalla las actuaciones y edificaciones que existían antes de que se construyese la rotonda sobre la N-630 que da acceso a la urbanización… Claro que ahora, “saber-saber” las construcciones nuevas que se han ejecutado, no las conoce ni San Google.

Para mayor castigo en raciocinio, me sigue el dolor como vecino de un pueblecito que aún debe soportar la inclemencia de un cruce peligroso, para atravesar o incorporarse a la N-630; me duelo, porque “Ceres Golf” goza ya de una hermosa y segura rotonda que da acceso a lo que ellos mismos siguen considerando “propiedad privada”. La duda que me queda es si podré yo conocer a los vecinos que han soportado el coste de la rotonda que tan buenas muestras de seguridad ofrece y de la seguimos envidiosos algunos casareños y arroyanos. Por no decir más cosas más redondas.

Bande

Goyo
22-jun-09

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