He vuelto a encontrar en la Red una de las imágenes que creía que ya sólo estaba en mis memorias de infancia; cuando la he recuperado, la he vuelto a repasar con ojos más escrutadores para percibir mejor las diferencias que fabrica la añoranza con las tozudeces que imponen las realidades.
Una niña niña vestida de rojo atractivo, con silueta grácil como para ser la primera novia deseada de toda la pandilla,…si eso lo miras con ojos de mil novecientos sesenta y poco, comprobarás que aún no nos expliquemos que la censura no hubiese llamado la atención ante tanta inocencia incitadora: esa falda a medio muslo y ese escote que aún prohibe el estado indonesio, se coló en los hogares que aprendían a remozar las ropas tintándolas de otros colores y dando así imagen nueva a lo que seguía siendo provechoso.
Y es que resulta que nuestro grupo armado de expansión positiva, ha encontrado el filón que nos une a nuestra Portugal (¿por qué estaré yo viciado y tendente en aplicarle el femenino a la nación hermana?). Ya tenemos blog lusitano, que lo mismo fabrica mensajes en castellano que lo hace en portugués, que tiene adeptos en ambas partes de la raya para que así se difumine y borre.
Y esa es la razón de mi recuerdo infante y de mi tendencia adulta: reunir los diferentes tintes con mano inocente a través de una figura imborrable.
Y es así también como se sigue haciendo que la vieja dama Europa se deje llevar otra vez por el toro.
Cualquier día de estos dejamos que Saramago nos siga contando sus esencias de infancia.
Goyo
24-abr-07
Por la bandera medioambiental