Contra todo lo que se da a sospechar, su propio nombre no indica nada claro. El primer impacto significativo se atreve a garantizarnos la simplicidad: son los cielos reservados al vuelo de aparatos; es como una veda para que los cazas no puedan cazar, ni los aviones vigilantes puedan vigilar.
Esta especie de coto etéreo puede definirse y controlarse ya desde tierra, incluso desde los rádares que estén montados en los barcos que navegan por el mar. O sea que incluso nosotros mismos con el Google Earth podemos definir la finca y los cielos que nos apetezcan; lo que pasa es que no nos hacen caso.
Supongamos el caso de Libia, que dicen ahora las naciones unidas por el petróleo que hay que proteger a los revolucionarios, a los rebeldes, a los que manejan armas contra el armado Muammar, -que antes no eran ni buenos ni malos, sino olvidados- … y como están con las de perder los rebeldes, y los unionistas no quieren que pierdan, hacen como los buenos árbitros infantiles:
Quiero parao.
Ha sido falta.
¿Qué falta?.
El árbitro soy yo.
El balón lo tenía yo.
O te callas o no juegas.
Ahora cojo el balón y me lo llevo, que es mío.
Zona de exclusión deportiva.
Íbamos ganando.
Nada.
Trampas y más trampas.
Los niños entienden estas situaciones sin necesidad de periódicos, ni de blogs, ni de tertulianos.
Pues volviendo a las cosas de los adultos, pregunto alrededor y lo único que consigo es que me pregunten sin que obtenga como contrapartida una primera respuesta. Según tanques y otras cosas no voladoras, a Gadafi le sobran fuerzas para derrotar a las tribus rebeldes sin utilizar espacio aéreo, que Gadafi puede seguir jugando a rastras y es entonces cuando ya no sé si debo preguntar qué opinarán las naciones sobre si para impedir la caza también convendría excluir mar y tierra, o si no permitir a las escopetas más de dos tiros, como se hace con los animales.
Goyo
21-mar-11
Primer día de Primavera.