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Alumnas y alumnos que pasaron ratos diversos conmigo, padecen como mal recuerdo los dolores propios de una columna vertebral habituada a los excesos posturales del sistema educativo. Me explico: desde los tres años hasta casi los treinta, «sentamos» al personal para que escuchen y reproduzcan lo que decimos saber; con el agravante de que nos sigue pareciendo arriesgado dejar sus cerebros a la aventura creativa. Así obtenemos viejas generaciones con piel tersa, tabletas ventrales y pieles amelocotonadas en las nalgas.
Sin embargo, quizá de manejar tanta razón de peso, se presente temprana la dúplex dolencia que tan magistralmente nos presenta hoy El Roto.
Lo peor de todo este síndrome anatómico es que ya se ha infiltrado en las circunvoluciones y se mal-retuercen.
Goyo
15-nov-10